NOTAS AL MARGEN
David Fernández
Los profesores recuperan el control de las aulas
HABRÁ cometido una irresponsabilidad que le invalidaría para más altos designios, lo que siempre ha ambicionado y además ha tenido la valentía de reconocer en público.
La rumorología apunta a esa dimisión porque se siente desautorizado ante la posibilidad de que el Gobierno aparque definitivamente su proyecto de ley del aborto, pero por encima de los sentimientos personales un político de relevancia, y Gallardón lo es, no puede abandonar el barco cuando se inicia un proceso independentista que obliga a una respuesta jurídica contundente. Alberto Ruiz-Gallardón, por tanto, cometería una insensatez si abandonase su despacho de ministro de Justicia cuando hay que poner en marcha la respuesta a la consulta soberanista de Artur Mas.
Mañana el presidente de la Generalitat, que se encuentra contra las cuerdas, va a convocar el referéndum y, tal como ha dicho siempre Rajoy, todo está listo para hacer frente al desafío: reunión extraordinaria del Consejo de Ministro para pedir dictamen al Consejo de Estado -más o menos listo- y el lunes, impugnación del referéndum ante el Tribunal Constitucional, que aceptará la impugnación y detendrá el proceso de forma cautelar por cinco meses prorrogables, mientras prepara el dictamen correspondiente. Por otra parte, el Fiscal General del Estado analizará con los jefes fiscales de Cataluña las responsabilidades penales -sí, penales- de quien pone en marcha un proceso ilegal, algo que posiblemente Artur Mas no había previsto, y que podría llevarle a una condena de varios años de cárcel porque la ilegalidad no es una cuestión semántica, sino delictiva.
En ese escenario empiezan a advertirse las brechas. Y las angustias. Junqueras, que percibe la angustia de Mas, finalmente ha ofrecido entrar en el gobierno para impulsar así el proceso, temeroso de que Artur Mas se eche atrás en el último momento. Mas no ha aceptado su ofrecimiento, y el socialista Miquel Iceta ha ofrecido su apoyo al gobierno catalán para que se mantenga sin necesidad de la ayuda de ERC. Muy bien. Sorprende que no hubiera tenido esa reacción Sánchez Camacho, se habría apuntado un tanto al ayudar a Mas para que no siguiera adelante, como ha hecho Iceta.
El proceso se ha iniciado, pero no es irreversible, porque como se anunciaba desde el gobierno, Rajoy tenía todas las decisiones amarradas desde mucho antes de que Mas diera los pasos previos a la consulta.
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