Editorial
Proteger a los gobernados y no a los gobernantes
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El pico de contagios de la última ola de Covid ha comenzado a descender. Aunque los fallecidos diarios seguirán siendo demasiados hasta la semana próximas, las medidas restrictivas aplicadas en toda España han comenzado a arrojar datos positivos. Entendemos que esto no debe servir para acometer una nueva desescalada que nos llevaría a una cuarta ola que sería aún peor. Tal como está haciendo Alemania, que sigue a su vez la indicación de la Comisión Europea, las restricciones deben mantenerse hasta que la tasa de incidencia de nuevos casos baje de los 50 en los últimos 14 días. Las cifras actuales son muy peligrosas, más de 700 en Andalucía y más de 600 de media en España, y lo son porque cualquier relajamiento hará que los contagios se disparen. Esto es lo que ocurrió durante las fiestas de Navidad. De modo alegre, y temerario, con un índice que rozaba los 200, se levantaron las principales restricciones. El resultado es la peor ola de ingresos de pacientes. Sólo en Andalucía, y en los últimos siete días, han muerto 260 personas. 1.580 en toda España durante la última semana. Al menos durante el mes de febrero habrá que mantener las restricciones a la movilidad, así como las limitaciones horarias impuestas a muchos sectores. Es muy duro, pero dos semanas de insensatez llevarán a una cuarta ola y a nuevas restricciones que terminarán por arruinar a muchas pequeñas empresas. El Gobierno central, así como la Junta, debe fijarse en ese objetivo de 50; en todo caso, puede recuperarse la actividad no esencial en aquellos municipios que han debido cerrar casi todo, pero poco más. Si se lograse llegar a una tasa aceptable y, a la vez, la vacunación toma velocidad, es más que posible que la pandemia haya sido controlada por mucho tiempo, tanto que podrían comenzar a planificarse nuevas temporadas turísticas. Pero para eso es necesario que la Comisión Europea desatasque los problemas de producción de las vacunas y que lleguemos a una meseta de escasa altura. En la medida que los sectores de mayor riesgo de la población vayan siendo vacunados, bajarán de modo considerable los índices de mortalidad de Covid.
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