El proyecto de explotación y la viabilidad económica y financiera son lo que más puntúan

En las bases que se publicaron para este concurso sobre la mina de Anzalcóllar se deja claro que en ningún caso el diseño del complejo podrá incluir un depósito de lodos, ni acumulación de residuos líquidos tóxicos, que puedan producir un vertido contaminante, como el de 2008. También recoge que no se aceptarían en el mismo a empresas con deudas con la Junta, la fórmula con la que se ha vetado a la multinacional Boliden, que explotaba la mina cuando el desastre y no ha pagado los 89,5 millones que costaron las tareas de limpieza y restauración. La reclamación, por las dudas en los propios tribunales sobre cuál es la jurisdicción competente, está hoy casi 17 años después en el mismo punto de inicio.

Pero en el pliego están recogidos, además, los criterios de valoración que se aplicarán para elegir a la empresa. Por el plan de investigación de cara a la explotación, cada compañía puede obtener hasta diez puntos: 2,5 por el presupuesto que invierta por cuadrícula de terreno y otros tantos por la calidad técnica del proyecto, por el plazo de investigación y por el presupuesto total de la investigación, respectivamente.

Lo que más contará sin embargo es el proyecto de explotación, en el que las empresas pueden sumar hasta 60 puntos: 15 por la solución que se adopte; otros tantos por los anteproyectos de las escombreras, vertederos y stocks de materiales previstos, anteproyecto de las balsas de estériles, balsas de agua de contacto, balsas de filtraciones y de regulación. Doce más -otra puntuación importante- se darán por el plan de restauración para cuando la mina se agote; diez por el plazo para la puesta en explotación y otros ocho puntos por la planta de tratamiento.

La viabilidad económico-financiera puede puntuarse con hasta un 20; y otras mejoras con hasta 10: cinco por compromisos sociales en la zona en la que se desarrolla el proyecto y otros tantos por otras "garantías adicionales" que presente la empresa.