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Elena Muñiz Grijalvo | Profesora de Historia Antigua de la UPO

“La procesión es una de las cosas de la Antigüedad que mejor han pervivido”

  • Es experta en las antiguas religiones que habitaron el Imperio Romano y en el paso del paganismo al cristianismo

  • Actualmente investiga las procesiones en el mundo antiguo

Elena Muñiz Grijalvo, en la Olavide.

Elena Muñiz Grijalvo, en la Olavide. / Antonio Pizarro

Elena Muñiz Grijalvo (Sevilla, 1972) pertenece al tipo “entrevistada metralleta”. Es decir, el plumilla le lanza una pregunta y ella le responde con una alegre ráfaga de palabras, intentando condensar décadas de investigaciones y sabidurías acumuladas, sin apenas tomarse un segundo para respirar. En algún lugar, esta profesora de Historia Antigua de la Universidad Pablo de Olavide ha dicho que disfruta con lo que hace. No nos cabe la menor duda, porque sus palabras y sus gestos delatan uno de los mayores placeres del sapiens, el del conocimiento. Formada en algunas de las mejores universidades del mundo (Cambridge, Harvard, La Escuela Normal de París, Roma...) decidió volver a Sevilla para incorporarse en 2001 a le entonces bisoña Pablo de Olavide, en la que desde entonces enseña. Sus áreas de investigación son fundamentalmente dos: las religiones en el Imperio Romano, especialmente las mistéricas y el legado intelectual clásico en época moderna y contemporánea. Actualmente está inmersa en un proyecto de investigación sobre las procesiones en la Antigüedad, gracias al cual está descubriendo las raíces de muchos de los ritos y pompas que aún perduran en el sur de Europa, especialmente en Andalucía y el antiguo reino de las Dos Sicilias.

–Es un lugar común decir que la devoción mariana de los andaluces es herencia de esos cultos orientales a diosas femeninas que se dieron en la antigüedad. ¿Qué opina?

–Es cierto que en el sur de Europa y el norte de África abundaron los cultos a figuras femeninas. Es un fenómeno casi endémico, espectacular… Ahora estoy estudiando las procesiones en la antigüedad y es llamativa la relación tan estrecha que se establecía entre las personas y la imagen que procesionaba. Eran tan íntimas que era corriente que los ajuares nupciales de las niñas que se morían antes de casarse se donasen a estas divinidades. Así se dejaban collares, pendientes, diademas, etcétera para vestir a la diosa cuando salía en procesión. Este fenómeno se daba muy particularmente en la Bética y el sur de Italia

–Me suena de algo, ¿cuáles eran estas divinidades?

–Isis, Cibeles, Astarté… diosas mediterráneas que venían de oriente.

–Ha dicho que está estudiando las procesiones. Nuestras patronas, Justa y Rufina, alcanzaron el martirio al boicotear una.

–Efectivamente, durante la celebración de las Adonías, llamadas así porque estaban destinadas a Adonis. Se sacaban imágenes en procesión. Como indica el Pasionario Hispánico (colección anónima de noticias y leyendas sobre mártires), las dos santas sevillanas lanzaron los cacharros de su negocio de cerámica a las imágenes que procesionaban.

–¿Se puede hablar de una continuidad entre esas procesiones de la antigüedad y las actuales?

–En el proyecto en el que trabajamos ahora, Las procesiones y la construcción de la comunidad imperial, mantenemos la hipótesis de que la procesión fue evolucionando como rito en el tiempo. Las más antiguas, en Oriente y Roma, consistían en un acompañamiento a la víctima sacrificial (un buey, por ejemplo) al altar del sacrificio. De esa escolta viene la palabra pompa que da como resultado la de procesión. Pero en torno al cambio de Era comienzan a proliferar en estos actos las imágenes, especialmente vinculadas al culto de los emperadores. En estas procesiones, muchas veces, estaban representados de forma ordenada los diferentes estamentos de la sociedad…

El cristianismo primitivo rechazaba las procesiones. En la Roma imperial fueron muy importantes

–Como el Corpus hoy en día, ¿no?, que es algo aproximado a la foto fija de la Sevilla de los Montpensier…

–Efectivamente, a mis alumnos siempre les pongo el ejemplo del Corpus. Cada uno sabe cuál es el sitio que le corresponde.

–Perdone por el inciso, continúe, por favor.

–Sobre todo se paseaban bustos de emperadores en metales preciosos hasta el lugar del acto. De esta forma, la imagen empezó a tener una importancia que antes no tenía en los cultos grecorromanos más antiguos… La pregunta es, ¿este tipo de procesión es un antecedente directo de las actuales? Ahora estoy centrada en la Antigüedad, pero mi intención es reconstruir una línea temporal hasta hoy. El problema, evidentemente, será la Alta Edad Media, en la que se detecta un agujero y parece que se pierden las procesiones, que se retoman en la Baja Edad Media con las dedicadas a la Vera Cruz, el inicio de las de penitencia… Luego todo esto sufrirá una evolución que se intensificará en el XVIII, y especialmente en el XIX, que es de donde provienen las procesiones tal como hoy las conocemos. La procesión es una de las cosas de la antigüedad que ha pervivido con más fuerza en el mundo actual.

–Es algo difícil de comprender fuera del sur de Europa.

–Sí, me han pasado cosas divertidísimas con colegas alemanes, holandeses, ingleses a los que les cuesta comprender el fenómeno. Ellos no entienden la procesión y la relación con la imagen, hasta que la ven. La religión protestante no es tan social como la católica, es más personal, por lo menos en la relación con la divinidad. No entienden la pompa ni el jolgorio. Insisto, hasta que la ven.

–¿Alguna anécdota?

–Un colega holandés muy sabio que se dedica a la religión griega me escribió recientemente para preguntarme si era cierta una cosa que no se podía creer: que en Sevilla había una Virgen a la que las gentes llamaban “guapa”.

–Pero como veíamos con las santas Justa y Rufina, el cristianismo primitivo no fue muy aficionado a las procesiones.

–El cristianismo primitivo rechazaba las procesiones, ya que mantuvo una relación de amor-odio con el politeísmo antiguo. Hay cosas que se rechazan de plano, cosas que se adaptan y cosas que se integran directamente sin proceso de adaptación. El primer cristianismo es iconoclasta, no tiene imágenes. Ni siquiera, hasta el siglo V, adora a la cruz.

Los protestantes no comprenden la relación entre las imágenes y las personas; no entienden la pompa ni el jolgorio

–Hablemos del culto a la divinidad egipcia Isis, que usted ha estudiado mucho y que tuvo una gran importancia en Roma, como se puede comprobar con solo visitar Itálica.

–Isis y su esposo Osiris son cultos que se documentan en el Egipto antiguo desde el 3000 a. C, en los Textos de las Pirámides, siempre vinculados al poder político, las crecidas del Nilo, la fertilidad… Lo que pasa es que desde el siglo V a. C., cuando ya eran milenarios, el culto a Isis salió al Mediterráneo y se integró en el mundo griego, donde interpretaron a la diosa según sus parámetros, identificándola con Deméter o Cibeles, que eran cultos mistéricos, es decir que prometían la salvación y la felicidad del creyente.

–Dicen que la religión de Isis llegó a tener mucho poder y que pugnó con el cristianismo por convertirse en la religión hegemónica en la Roma imperial.

–Es muy habitual, pero un error, hablar de competencia entre las religiones mistéricas, como la de Isis, el cristianismo o la de Mitra, otra de las grandes del momento. Ernest Renan decía que si el Mitraísmo hubiese aceptado mujeres (cosa que nunca hizo) le habría ganado al cristianismo. Pero esta visión competitiva es propia de finales del siglo XIX principios del XX.

–Perdón por mi visión decimonónica, pero ¿cuál fue la ventaja comparativa del cristianismo?

–El triunfo lo traía ya puesto desde el siglo primero, cuando gracias a Pablo de Tarso y el concilio de Jerusalén se hizo una religión universalista, lo que le dio una gran potencia.

–También, imagino, este éxito se debió a su capacidad sincrética, a su habilidad para incorporar elementos de otras religiones. Muchos dicen que la Virgen María es el resultado de la absorción de Isis. ¿Está usted de acuerdo?

–Sí, siempre que no se entienda este proceso como una mera copia. En sus inicios, el cristianismo fue una religión contracultural, pero hubo muchas cosas de otras religiones que se adoptaron. Hay imágenes preciosas de Isis alimentando a su hijo Orus que son muy parecidas a las de la Virgen con el Niño, que luego se usaría tanto en la imaginería barroca. Hay formas que se difunden de forma natural y que todas las religiones acaban adoptando.

–Antes de la llegada de los romanos, en la baja Andalucía tuvo mucha importancia Astarté, una de las divinidades fenicias a la que se dedicó el templo del Carambolo.

–Isis tiene también mucho de Astarté, una diosa protectora de la navegación, como también terminó siéndolo la diosa egipcia cuando salió al Mediterráneo. Ambas protegen de las tormentas, de los naufragios…

–“Estrella de los mares….”

–Claro que sí.

Estaría bien que se reanudasen las excavaciones del templo de Isis en Itálica, que es muy importante

–Uno no puede evitar pensar en las vírgenes trianeras, con tantas resonancias marineras.

–Exacto. En tiempos de Roma, cada 5 de marzo, se celebraba el Navigium Isidis, con el que se inauguraba la temporada de navegación. Se botaba una barca adornada con imaginería egipcia. En Baelo Claudia, donde hay un templo importante de Isis, seguro que se harían.

–Hablando de templos de Isis, usted ha estudiado el que había en Itálica.

–Era un templo importantísimo, que estaba en el centro de la ciudad, en el pórtico trasero del Teatro, uno de los edificios cívicos más importantes, como si hoy estuviese en la Plaza de San Francisco. Muchas veces se piensa en los cultos mistéricos como algo propio del extrarradio, de comunidades extranjeras… ¡qué va! Incluso el culto a Isis llegó a ser propio de los emperadores, que sacaron mucho partido (al igual que luego lo harían con el cristianismo) de las posibilidades teológicas de esos dioses omnipotentes. Tenga en cuenta que Isis, Mitra o Cibeles, las grandes divinidades mistéricas, vencen al destino, a lo que está escrito, lo que ningún dios de la mitología grecolatina, ni siquiera Zeus, había logrado. En esta estela de poder se colocan los emperadores y tras ellos las élites romanas.

–De los templos de Isis me llaman la atención esos petroglifos que suele haber con dibujos de plantas de pies.

–Son exvotos, un elemento que aún vemos en muchas iglesias cristianas. En la antigüedad eran muy comunes los exvotos anatómicos (miniaturas en terracota o metal de piernas, orejas, ojos, estómagos, úteros…) que estaban relacionados con alguna enfermedad en esa parte del cuerpo. Pero las llamadas plantas de pedum a las que usted ha hecho referencia son otra cosa. Suelen ir acompañadas de un texto muy formulario con el que una determinada persona se las ofrece a Isis.

–Pero, ¿qué significan esos pies?

–Esa es la madre del cordero. Parece que estos pies están relacionados con la identidad del propio oferente o que están marcando la presencia de la divinidad. Hay todo tipo de teorías. La última, surgida del estudio del templo de Isis de Itálica, es que las plantas de pedum, que suelen estar en el umbral del templo, subrayan el límite entre el espacio profano y el sagrado.

Nunca nadie se fue de la lengua sobre lo que ocurría en el interior de las criptas mistéricas

–¿El templo de Itálica está ya totalmente excavado?

-No, y estaría muy bien que se excavase más. Todavía no ha habido presupuesto. Es un pena, porque hay mucho que sacar de ahí.

–¿Por qué todos estos cultos mistéricos fascinan tanto, incluso hoy en día?

–Sus posibilidades son infinitas. Cuando yo empecé a estudiarlos era muy incrédula al leer que no se había conservado ninguna fuente escrita sobre los ritos de iniciación. Pero así es. Nunca nadie se fue de la lengua sobre lo que ocurría en el interior de las criptas mistéricas. La mejor fuente que existe para estudiar el culto de Isis es La metamorfosis (también conocida como El asno de oro), de Apuleyo, en el que hay un párrafo muy divertido que más o menos dice: “tal vez, lector estudioso, querrás saber qué se dijo, qué pasó en la cripta del misterio, te lo diría si fuese lícito decirlo, pero cometerían igual pecado tus oídos y mi lengua, impía indiscreción….”. Es decir, siempre se respetó esta prohibición. Además de Apuleyo, está Aristóteles, que cuando escribe sobre los ritos eleusinos decía: “Hay cosas que se dicen, cosas que se hacen y cosas que se enseñan”, tres participios muy misteriosos que no aclaran mucho.

–También se ha especulado mucho con el uso de sustancias psicotrópicas, como en tantas otras religiones.

–Como bien observa Antonio Escohotado en su Historia general de las drogas, la ciudad de Eleusis (donde se generó el culto mistérico más famoso de toda la antigüedad, el de Deméter y Perséfone) se encuentra en la llanura del Ática, en la que abundaba el cereal y por tanto el hongo del cornezuelo, con efectos alucinógenos. En el norte de África sigue existiendo el kifi, droga muy vinculada al culto de Isis… Sin duda tomaban algo, porque veían el sol en mitad de la noche y cosas así…

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