El Betis se ha convertido en un motor que genera ilusión y ambición a medida que avanza la competición, tanto en la Liga como en la competición europea. Y lo hace porque se ha acostumbrado a ganar para disfrute de una hinchada que, pese al sufrimiento final ante el Rayo Vallecano, explotó de alegría tras el pitido final de De Burgos Bengoetxea. Una afición entregada a su equipo y a su entrenador, como se pudo comprobar en el minuto 80 de partido con los cánticos de "¡Manuel, Manuel, Manuel Pellegrini...!", el gran referente de este Betis.

Sobre todo, a nivel de mentalidad, como se reflejó posteriormente en la sala de prensa. "Desde que estoy aquí yo nunca ha habido ansiedad por pensar en grande. Hay que tener la ambición, pero no a futuro, sino ambición presente", dijo el Ingeniero. Palabras de un hombre de fútbol que sigue exprimiendo al máximo los mimbres que tiene en una plantilla que cree en él, que sabe sufrir y, lo más importante, que se ha habituado a ganar, porque el rival que quiera batir a este Betis de Pellegrini tiene que hacer muchas cosas bien en el campo.

Tiene el Betis errores, pero más aciertos, fruto también de esa dinámica ganadora en la que se encuentra inmerso. Y tiene cosas que mejorar, como leer mejor y finalizar los contragolpes, y erradicar definitivamente las desconexiones que sufre en determinadas fases de los partidos, como ayer en el 2-1 con el choque controlado tras una primera media hora de juego extraordinaria.

Sin embargo, esa mala cesión de Álex Moreno metió a los de Vallecas en el choque hasta que el lateral verdiblanco, que había marcado un muy buen gol en el 1-0, se desquitó provocando el penalti que a la postre le dio a los verdiblancos tres puntos de gran valor. Tres puntos de oro para dar un zarpazo en la tabla en pos de mirar muy de cerca los puestos que dan derecho a jugar la Liga de Campeones. Éste es el presente del Betis, entre los mejores equipos del campeonato, fruto de sus excelentes números y de su atractivo fútbol, porque este Betis de Pellegrini engancha y mucho.

Eso se refleja en una hinchada que ayer registró una asistencia extraordinaria, superando los cuarenta y cinco mil espectadores, para ver a su equipo lograr un triunfo sufrido pero de muchísimo valor. Tan valioso como su entrenador, que ha conformado un sensacional bloque en un Betis que empieza a hacer soñar a sus aficionados con una temporada que puede ser muy bonita. El futuro ya lo irán escribiendo el chileno y sus pupilos a base de resultados, pero el presente es un conjunto heliopolitano que se ha convertido en un motor de generar ilusión y ambición por el buen camino que lleva en la competición europea y en un campeonato liguero donde ha conseguido entrar con mucha fuerza en la zona europea. Y todo en base a la humildad, a una ambición máxima dentro de una realidad que pasa por un discurso inamovible y clásico en el fútbol como el de ir partido a partido, paso a paso, pero siempre mirando hacia arriba.

En definitiva, una mentalidad competitiva y ganadora que ha conseguido Pellegrini inculcar en un grupo de futbolistas muy comprometido que está respondiendo en el campo a un nivel bastante alto, provocando que el Betis sea un motor de ilusión y ambición para su gente.