Villarreal-Betis

El fútbol son 90 minutos (5-1)

  • El Betis encaja una dolorosa goleada tras comparecer sólo una hora ante un Villarreal que mejoró con Samu Chukwueze

  • El penalti de VAR que dio lugar al 2-1 inicia el descalabro

Loren intenta dar un pase frente a Raúl Albiol

Loren intenta dar un pase frente a Raúl Albiol / Efe

Cualquier aficionado que sólo comprobase el resultado final al filo de las once de la noche pensaría que el Betis no compareció en el Estadio de la Cerámica, tras esa nueva manita encajada en su tercera salida como visitante, pero el partido tuvo varias historias y con el Betis como protagonista principal durante una hora del mismo, aunque el fútbol tiene 90 minutos como tiempo reglamentario y se necesita disputarlo desde el principio hasta el final.

Hasta ese minuto 60, cuando Asenjo desbarató la enésima ocasión del Betis para evitar la remontada, los verdiblancos gobernaban el duelo con su desborde por las alas; pero otro partido arrancó entre el minuto 65 y el 68, los que tardó Estrada Fernández en señalar como penalti un leve contacto, que sólo se percibió a cámara lenta, entre Bartra y Samu Chukwueze, después del aviso del VAR.

Mucha tinta correrá sobre esa controvertida decisión del árbitro catalán que tanto molestó a los jugadores béticos, pero también Rubi y los suyos deberán reflexionar sobre todo lo que sucedió a partir de ese momento. Los verdiblancos acusaron el golpe y se convirtieron en un pelele en manos del Villarreal, que lo machacó al contragolpe hasta endosarle otros cinco goles, un castigo demasiado severo pero que también apunta a esa debilidad defensiva de los verdiblancos en este inicio de Liga.

Aunque ese penalti señalado por Estrada Fernández inclinase de nuevo el marcador hacia los locales, el Betis no se puede permitir esos últimos 20 minutos del encuentro, en los que los cambios de Rubi no sirvieron para inyectarle al equipo esa dosis de energía que ya faltaba en algunos jugadores béticos, y en los que el Villarreal, lanzado por Samu y Ontiveros, acabó divirtiendo a su parroquia.

Nada hizo presagiar en el inicio del duelo el desenlace final.El Betis, dentro de ese nuevo estilo que viene buscando Rubi, con una mayor importancia para el juego por las alas, compareció con empaque en Villarreal. Con las líneas juntas para evitar esos espacios en la medular y con las bandas desplegándose una y otra vez, los verdiblancos empezaron a adueñarse del partido tras ese susto que significó la ocasión errada por Rubén Peña tras un magistral pase de Cazorla. Desbaratada por Joel esa oportunidad de gol, los verdiblancos exhibieron control del juego y llegadas por fuera, aunque sin encontrar a su pareja de delanteros. Albiol y Pau Torres demostraron su buen momento de forma para secar tanto a Loren como a Borja Iglesias, lo que provocó que ese dominio bético fuera estéril.

Cuando con más intensidad se acercaba el Betis al área amarilla, sobre todo con un activo Álex Moreno, llegó el tanto local. Ni Canales, que estaba en la marca de Ekambi, ni William Carvalho saltaron con el camerunés, que cabeceó a la red un gran lanzamiento de Cazorla desde la esquina. E incluso el propio Ekambi pudo hacer el segundo poco después, tras un contragolpe en el que acabó disparando desviado.

No acusaron los verdiblancos ese golpe inmerecido en los instantes finales del primer tiempo y a la salida de vestuarios incluso los de Rubi le metieron una marcha más a su dominio para ahora sí incomodar a Asenjo. El tanto del empate, tras un potente remate de Emerson que se envenenó tras rozar en Pau Torres, fue el toque de corneta para un vendaval bético en el que Borja Iglesias, Pedraza, Joaquín o William Carvalho pudieron batir al meta local, que multiplicó su actividad para mantener a su equipo en el encuentro.

No tenía mordiente el Villarreal, lo que animaba al Betis a lanzarse al ataque, pero todo cambió con la entrada de Samu Chukwueze, al que Javi Calleja había mantenido 57 minutos en el banquillo. La entrada del nigeriano le dio una velocidad extra al ataque amarillo y en una conducción suya llegaría esa polémica acción en la que el VAR adquirió protagonismo.

El Betis sí acusó ya este golpe, quizá hasta de una manera excesiva. El cansancio ya se notaba en jugadores como Álex Moreno –Rubi decidió sustituir a Pedraza–, William Carvalho o Joaquín y el Villarreal empezó a sentirse cómodo con esos espacios que dejaban los heliopolitanos en campo propio. Precisamente, en otra arrancada de Samu Chukwueze llegaría el tercer tanto local, que casi finiquitaba el partido. El balance defensivo verdiblanco fue un desastre y el nigeriano combinó con Gerard Moreno para que éste cediera a la llegada por la izquierda de Ekambi, que sólo tuvo que superar a Joel Robles con su remate cruzado.

Ahí se despidió el Betis del partido, aunque el sonrojo llegaría en los minutos finales, ya con todos los cambios realizados por Rubi, y con Ontiveros, otro puñal que Calleja se había guardado en el banco, sobre el césped. El malagueño lo intentó hasta en tres ocasiones para encontrarse con las intervenciones de Joel, quien ya no podría hacer nada ante las cabalgadas de Gerard Moreno y de Samu en la prolongación y que colocaron ese doloroso 5-1.

Fue un castigo excesivo para lo visto en La Cerámica, pero el fútbol dura 90 minutos y, por más que el VAR fuera demasiado puntilloso con ese contacto entre Bartra y Chukwueze, el Betis desapareció antes de tiempo para llevarse la segunda goleada de la temporada en apenas seis jornadas.

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