Esta semana se ha conmemorado el Día Mundial de la Meningitis, una enfermedad que se caracteriza por la inflamación de las membranas (meninges) que rodean el sistema nervioso central y cuyo retraso a la hora de diagnosticarla y tratarla puede conllevar una alta tasa de complicaciones neurológicas, discapacidad y mortalidad. Cada año se diagnostican mil casos de meningitis en España con un índice de mortalidad del 10% y dejando secuelas en más del 20% de los supervivientes. 

Hay que tener en cuenta que, a diferencia de otro tipo de meningitis, los síntomas de la meningitis bacteriana se presentan como máximo a la semana de haber estado y puede hacerlo en forma de fiebre, dolor de cabeza o rigidez de cuello. Pero no son los únicos motivos para ponernos en alerta: Las náuseas, sentir mayor sensibilidad a la luz o especialmente alterado pueden también ser indicadores de que algo no va bien en nuestro cuerpo y puede esta relacionado con la meningitis bacteriana.

Especialmente delicada es la meningitis bacteriana en los niños y bebes, en los que los síntomas se extienden

Especialmente delicada es la meningitis bacteriana en los niños y bebes, en los que los síntomas se extienden. Se muestran más lentos y perezosos, están más irritables, no comen bien, le fallan los reflejos y, en el caso de los bebés, sus fontanelas aumentan de volumen. Y es que la meningitis bacteriana es una de las enfermedades más peligrosas en la infancia. 

Si las complicaciones en las personas con meningitis van desde tener convulsiones hasta entrar en coma y morir, en los menores, especialmente, pueden darse complicaciones tardías como cuadros de hidrocefalia, sordera, problemas motores, alteraciones del lenguaje e incluso retraso mental.

Consejos para prevenir la meningitis

Pero mejor no tener que estar pendientes de estos aspectos y acudir, principalmente a la vacunación, que se presenta como la mejor protección frente a infecciones letales. También es recomendable seguir a rajatabla los consejos de los expertos para prevenir la meningitis, que pasan desde adoptar hábitos de vida saludable, como dormir bien, hacer ejericicio o seguir una dieta saludable, a tener una buena higiene de manos, mantener la casa ventilada, huir de los espacios muy concurridos y no compartir alimentos ni bebidas.

Por supuesto es obligatorio controlar el calendario de vacunas de los menores y no saltarnos ninguna de la imprescindibles, así como actuar ante los primeros síntomas y que te vea un facultativo si has estado expuesto a la enfermedad.