El truco definitivo para elegir la sandía perfecta en el supermercado: "Las que nunca te llevarías por feas son las más buenas"
Una influencer indica en qué aspectos del exterior de la fruta debes fijarte a la hora de seleccionar el ejemplar más dulce y sabroso

La sandía es una de las frutas del verano por excelencia. Su elevado porcentaje de agua, su bajo índice calórico y sus propiedades antioxidantes la convierten en una alternativa hidrantante, refrescante y sana a otros postres azucarados. No obstante, con su llegada a los lineales de fruterías y supermercados se repite cada año la misma escena: golpes y vueltas a los ejemplares antes de seleccionar cuál es el que queremos comprar.
Los usuarios, dispuestos a llevarnos la mejor sandía, tendemos a fijarnos en el aspecto exterior. Lo cierto es que algunas de las sandías más 'feas' pueden resultar también las más sabrosas.
La creadora de contenido de recetas Sabrina Prieto desvela en uno de sus últimos vídeos en Instagram (@lavidaconsabrina, con más de 300.000 seguidores) un truco para elegir la sandía perfecta. En primer lugar, debes fijarte en que la piel presente una mancha amarillenta y que no sea blanquecina, lo cual determina su grado de madurez. "Eso significa que ha estado más tiempo en el suelo y que le ha dado el sol", indica la influencer.
Por otro lado, tendemos a descartar los ejemplares que presentan puntos o grietas en la piel. Sin embargo, este es un signo de su dulzor: "Es muy buena señal, porque quiere decir que las abejas han querido picarla y polinizarla", afirma Prieto. "En resumen, las sandías que nunca te llevarías por feas son las más buenas".
El riesgo de comprar sandías por mitades
Otro error histórico a la hora de comprar sandías es elegir aquellas con poco peso. Sin embargo, las más pesadas son sinónimo de "una mayor cantidad de líquido y, por tanto, son más jugosas", asegura Sabrina. No obstante, en los últimos tiempos se ha popularizado la venta por cuartos o mitades con el fin de evitar el desperdicio alimentario, lo cual también nos permite fijarnos en la pulpa.
Si es blanca en lugar de roja o tiene vetas, significa que le falta maduración, ya que cuanto más roja, más azúcares tiene. No obstante, estos trozos se exponen normalmente a temperatura ambiente y sin refrigerar, lo que aumenta el riesgo de contaminación. La propia manipulación de la fruta, por la higiene del cuchillo o la tabla donde se ha cortado, y la exposición de la pulpa, desprotegida sin la piel, presentan otros factores de riesgo.
Un estudio de la Agencia Española de Seguridad Alimentaria (AESAN) revela que las frutas por mitad tienen una menor vida útil y presentan un mayor riesgo de crecimiento de bacterias como la salmonela, la listeria o la E. coli. Las sandías no pueden permanecer más de 3 horas en el punto de venta sin que exista riesgo de deterioro y contaminación, que será mayor cuando más madura y ácida esté la pieza.
Por esta razón, las sandías deben conservarse a una temperatura ambiente inferior a 25 grados y preferiblemente en un lugar ventilado y protegido de la luz solar. Asimismo, si eres de los que prefiere comprar sandías por trozos, se recomienda guardarla en la nevera una vez llegues a casa, ya sea envuelta en film o en un táper hermético para evitar la contaminación cruzada. En cualquier caso, no demores demasiado su consumo.
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