Jesús con Caifás ante Anás

Genética de arte en la calle goles· El imaginero y bisnieto de Castillo Lastrucci va cada Martes Santo a ver la salida de la Bofetá en la plaza de San Lorenzo · Prepara un ambicioso proyecto para Memphis: un grupo escultórico con imágenes de la vida de Elvis Presley, del que ya hizo un busto · Descartó el proyecto de un libro sobre su bisabuelo y lo hará sobre Antonio Susillo, de quien fue su más joven discípulo

Jesús Méndez Lastrucci retoca un Caifás en su estudio de Goles.
Jesús Méndez Lastrucci retoca un Caifás en su estudio de Goles.
Francisco Correal

30 de marzo 2010 - 01:00

UNA moto en el centro de su taller del corralón de la calle Goles. Ese signo de modernidad y Sabina, que suena por la radio, son apuntes rockeros de quien le habla con las manos a Caifás o a Nicodemo. Antonio Castillo Lastrucci murió en 1967. Casi cuatro años después, en enero de 1971, nacía su bisnieto Jesús, que hoy, como procura hacer cada Martes Santo, verá con la discrección que garantiza el gentío la salida de los dos pasos de la Bofetá, la obra cumbre de su bisabuelo.

"Luchó media vida por triunfar en la escultura profana y el destino le había reservado la fama en la imaginería. Y la Bofetá, su primer paso de misterio, es la que le abre las puertas". Cuatro generaciones les separan, pero en ambos casos la genética se convirtió en precocidad.

Jesús Méndez Lastrucci -ha adelantado cinco puestos el segundo apellido de su bisabuelo para reforzar los vínculos- es nieto de Amalia Castillo, hija del imaginero. Y el aprendizaje fue un recorrido por la familia. "Mi abuelo tuvo ocho hijos con su primera mujer, Teresa, y una hija de su segunda, Amparo, que era parisina o al menos la conoció en París, donde disfrutó de una beca". Jesús trabajó sucesivamente con Manuel y Adolfo Castillo, dos de los hijos del maestro. "Adolfo era dorador y atendía a la clientela en el taller; Manuel estaba más pendiente de las manos".

Las obras de Castillo Lastrucci se cruzarán en el Duque con producciones de su bisnieto. Jesús expone en el escaparate cofrade de El Corte Inglés. Allí están sendos bocetos de las imágenes del Gran Poder que procesionan por las calles de Ibiza y de Valencia y la maqueta que presentó al concurso de Juan de Mesa, dueño y señor de la plaza de San Lorenzo que evoca a su bisabuelo. Fue emocionante restaurar las figuras secundarias de la Bofetá.

Jesús Méndez siguió la estela viajera de su antecesor. "Estando con la beca de París, cuando se iba a Italia estalla la guerra civil". No hizo las Américas, aunque en la catedral de San Patricio, en Texas, hay una réplica de su Cristo de San Benito. El bisnieto tiene obra en Miami, Manhattan, Ohio, Buenos Aires, incluso en Honduras. Por ahí le llegó uno de los encargos más gratificantes: el busto de su admirado Elvis Presley.

De Castillo Lastrucci a Elvis hay un viaje equinoccial con las advocaciones marianas de Silvio en su disco Fantasía Occidental. La crisis frenó uno de sus proyectos más ambiciosos: un grupo escultórico con imágenes de la vida del rey del rock muerto el 16 de agosto de 1977. Ya ha colgado en la pared de su taller una foto de Elvis con dos años fotografiado con sus padres, Gladys y Vernon, en Tupelo.

Le cuento que asistí a una cena de cofrades en la que se produjo una viva discusión sobre qué Castillo Lastrucci era mejor, el de San Benito o el de los Panaderos. "El mundo de mi bisabuelo era muy distinto al de ahora. Y Sevilla también. Vivió una guerra civil, dos guerras mundiales. Yo creo que su estilo más puro es el de sus comienzos". Y la mayor ligazón sentimental de su bisnieto, los diez años que salió de nazareno, como bocina de Cristo, junto a la imagen de Castillo Lastrucci para la Hiniesta. "Me gustaba cuando entraba en la Alfalfa".

Primero, la crisis; después, la muerte de su padre. No ha sido un buen año para el imaginero. Descartó el proyecto de un libro sobre su bisabuelo. Lo compensará de la mejor manera. "Preparo un libro sobre su maestro, Antonio Susillo, de quien fue su discípulo más joven". Paradojas del destino. El padre de Castillo Lastrucci tenía una fábrica de sombreros en la que tuvo su primer taller. La fábrica estaba en la calle Quesos, que hoy se denomina Antonio Susillo. "La vida de Susillo es una novela. Era un romántico".

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