El Palquillo

Orgullo cofrade: ¡Dolores guapa!

  • El grito de unos jóvenes del Cerro que terminó dando nombre a un documental sobre cofradías y mariquitas

¡Dolores Guapa!

"Hay dos religiones: la de Roma y la de Sevilla", afirma uno de los protagonistas de ¡Dolores guapa!, la película de tipo documental dirigida por el alcalareño Jesús Pascual y producida por Antonio Bonilla, estrenada en cines el pasado 20 de mayo y proyectada en noviembre de 2021 en el Festival de Cine Europeo.

Cartel de la película ¡Dolores guapa! Cartel de la película ¡Dolores guapa!

Cartel de la película ¡Dolores guapa! / M. G.

No es una película sobre la Semana Santa de Sevilla, ni un documental sobre la homosexualidad dentro de las cofradías. Es algo más concreto. En el cartel de la película puede leerse: "historias de maricas en la Semana Santa de Sevilla". Hombres afeminados, peyorativamente llamados mariquitas, y también mujeres que fueron bautizadas con nombres de hombres, expresan con su testimonio su particular visión sobre las cofradías y su entorno. La Virgen María, figura materna y símbolo de la feminidad, se sitúa en el centro de sus miradas.

Cuenta Jesús Pascual que el famoso vídeo viral grabado en la salida de la Virgen de los Dolores del Cerro, el Martes Santo de 2019, y los comentarios que éste suscitó, le llevaron a platearse la grabación de esta cinta. En ella se tratar de explicar, mediante historias reales, los motivos por los que aquellos jóvenes gritaban piropos a su Virgen con lágrimas en los ojos.

La devoción llevada al fanatismo. "Ves como los gays se dirigen a los travestis y hay algo muy parecido en la calle Parras o en Triana el Viernes Santo por la mañana", explica Jesús Pascual. "Las comparan unas con otras" y en cierta manera, salvando las distancias, se dirigen a la Virgen "como si fuese su diva o ídolo". añade.

Si las folclóricas del siglo pasado tenían una cohorte a su alrededor, que las preparaban, las ponían guapas, les componían canciones y les hacían trajes y joyas, la Virgen María en Sevilla también la tiene. "Ha existido siempre, con grandes personalidades como Juan Manuel Rodríguez Ojeda -quien nunca escondió su homosexualidad-, que fue inventor de la Semana Santa en ese sentido". Ojeda fue creador de un estilo, introduciendo el color y los volúmenes en unas estampas que hasta el momento eran en blanco y negro. "La Virgen es una figura femenina de poder con toda una serie de detalles y un barroquismo creado por los mariquitas", explica Pascual.

El testimonio de Antonio, el más veterano de cuantos aparecen en el documental, vecino del barrio de la Macarena y conocido como 'palomita de San Gil', hace de hilo conductor y ayuda a entender el proceso de aceptación de la homosexualidad en nuestra sociedad, desde mediados del siglo pasado hasta nuestros días. En su época "el mariquita no era considerado un hombre del todo" y se asociaba siempre a un perfil amanerado o afeminado.

Una imagen del documental '¡Dolores, guapa!'. Una imagen del documental '¡Dolores, guapa!'.

Una imagen del documental '¡Dolores, guapa!'.

"No nos interesaba un antropólogo, nos interesaba tener diferentes voces que aportasen una visión coral", explica el director. Creyentes y no creyentes, cofrades y no cofrades, pero todos ellos vinculados de alguna manera a la religiosidad popular. Homosexuales de diversas edades y de dispares personalidades que aportan una lectura singular de una fiesta tan del pueblo como la Semana Santa sevillana.

Las cofradías consiguen que personas no aceptadas por la Iglesia, en cuanto a su condición sexual, convivan dentro de la misma y trabajen en ella codo con codo. "La contradicción es un elemento propio del barroco", apunta Jesús. "Las hermandades funcionan como pequeños universos dentro de la Iglesia, que es una institución homófoba. El hecho de que personas del colectivo hagan ruido y reivindiquen su presencia legítima dentro de las hermandades me parece muy importante; ese espacio también es suyo", añade.

Conviven aunque sin igualdad de derechos, y en ocasiones ocultando o disimulando su identidad sexual. "Es triste la actitud de pasar la mano o tolerar algo, porque no hay nada de tolerar: puedo existir sin que tengas que aceptarme o tolerarme. La igualdad no pasa por eso. Existimos y punto, y todos los matices que quieras poner a eso es una forma de violencia", concluye Jesús Pascual.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios