La puerta ojival de la Parroquia de San Julián se vestía con flores este domingo, para la salida procesional de la Santísima Virgen del Rosario. Este año ya son 75 en su actual sede canónica, tras haber residido anteriormente en San Marcos y San Luis de los Franceses.

La Banda del Sol abría el cortejo, con su uniforme de gala y su correspondiente casco con plumas blancas; la del Maestro Dueñas, del Puerto de Santa María, acompañaba a la Virgen tras su paso. Flores de colores variados en los voluminosos bordes de la canastilla, donde se aprecian varios ángeles sujetando rosarios haciendo alusión a la advocación de esta imagen.

Se repitieron imágenes de costaleros con mascarillas, eso sí, las bullas y el ambiente alrededor de los pasos comienzan a ofrecer imágenes que recuerdan a los tiempos previos a la pandemia.

La talla de la Virgen del Rosario es obra del escultor José Antonio Rodríguez Fernández -Andés en 1937, siguiendo unas líneas fisonómicas que se asemejan a las de la Venus de Médici. En su procesión vestía con manto y saya blanca, con corona de oro y ráfaga de plata.

Un recorrido repleto de calles estrechas como Sorda, Macasta, Enladrillada, Lira o Duque Cornejo. Balcones engalanados y lluvia de pétalos desde algunas casas de la feligresía. La Santísima Virgen entró de nuevo en su templo minutos antes de las once de la noche.