Patrimonio

Así luce la Virgen de la Merced tras su restauración

  • José Manuel García y Álvaro Robles han devuelto a la anónima talla de la calle Alfonso XIII su esplendor

Comparación del después y el antes de la Virgen de la Merced.

Comparación del después y el antes de la Virgen de la Merced. / José Manuel García Rodríguez

La Comunidad de Padres Mercedarios del convento de San Gregorio y la Fraternidad Seglar Mercedaria aprobaron hace casi un año la restauración de la Virgen de la Merced. La talla, anónima y perteneciente a la escuela sevillana de finales del siglo XVII o principios del XVIII, es a la que rinden culto estas dos instituciones en la céntrica iglesia de la calle Alfonso XII y ya luce esplendorosa en su altar de Guzman Bejarano. La intervención realizada por los técnicos José Manuel García y Álvaro Robles. Ha podido llevarse a cabo gracias al esfuerzo de los frailes y los seglares, así como por las donaciones de numerosos fieles y varias hermandades mercedarias de Sevilla, y ha permitido recopilar interesantes datos de esta imagen de la que poco se sabía. Procedente de Marchena, a donde parece ser que llegó a su vez desde el Convento Casa Grande de la Merced de Sevilla, la efigie obra en poder de los mercedarios desde 1940 gracias a la generosa donación de la familia Ternero, fecha en la que se restauró la rama masculina de esta congregación en la capital hispalense. Desde entonces ha recibido culto ininterrumpido, llegando a presidir durante varias décadas el Altar Mayor de su iglesia junto con el Cristo Yacente de la Hermandad del Santo Entierro. 

La imagen, tallada en madera de pino, policromada al óleo y con ojos de vidrio pintado, ha sufrido a lo largo de la historia varias modificaciones, siendo una de las más significativas la adición en fecha indeterminada de la cabellera de estopa y telas encoladas que cubre toda la zona craneal de la imagen. Esta intervención oculta gran parte del modelado de la cabeza, incluso velando gran parte de las orejas, que están completamente anatomizadas según se ha podido observar gracias a los estudios llevados a cabo con rayos X. Igualmente, los análisis realizados con microscopio han podido confirmar que la imagen cuenta con tres capas de policromías en el busto. Estas, como ya expusieron Carlos Rivero Gracia y José Manuel García Rodríguez en su artículo publicado en el número del pasado mes de agosto del Boletín de las Cofradías, podrían relacionarse con los estratos que conforman la original, otra realizada en 1955 por un fraile del convento y por último la más externa y que muestra actualmente, ejecutada en la década de 1960  por el escultor Antonio Eslava Rubio, quien además labró nuevas manos y sustituyó el cuerpo de la imagen por uno de nueva factura.

Nuevo aspecto de la Virgen de la Merced tras la intervención. Nuevo aspecto de la Virgen de la Merced tras la intervención.

Nuevo aspecto de la Virgen de la Merced tras la intervención. / José Manuel García Rodríguez

La intervención se ha realizado de manera integral, actuándose en todos los estratos de la escultura atendiendo a los principios básicos de la restauración como son: respeto por el original, mínima intervención, discernibilidad y reversibilidad. En primer lugar, se ha procedido al cambio del cuerpo y el candelero por uno nuevo realizado en madera de pino y de mejor manufactura para garantizar la estabilidad de la efigie debido al lamentable estado en el que se encontraba el anterior, que además como ya se ha apuntado no resultaba ser el original. Este proceso se ha completado con la realización de un nuevo juego de brazos de madera de cedro para garantizar la correcta consolidación de la imagen de vestir a nivel estructural. Por otro lado, se han tratado tanto el busto al completo como las manos, consolidando distintas partes que se encontraban en peligro de desprendimiento y separación, o con agresivas intervenciones anteriores. También se han fijado las capas de preparación y polícroma. Esta última se ha limpiado de manera mecánica y química sin eliminar ninguna de las tres carnaciones que posee la talla. Tras su limpieza, al retirarse la suciedad acumulada, ha quedado al descubierto de nuevo la belleza de la encarnadura que realizara el artista carmonense y que se relacionan con las que lucen las demás tallas realizadas por el mismo. También se ha reintegrado volumétrica y cromáticamente las distintas lagunas existentes en las zonas de las manos, el cabello y el cuello.

Por último, se ha protegido toda la talla con un barniz final y se le han colocado un nuevo juego de pestañas por el escultor Santiago Delgado Carrera siguiendo en todo momento las indicaciones oportunas para evitar diferencias significativas con las anteriores y cambios en la expresión de la imagen. Se ha de apuntar como dato de interés que el Jesús Niño que llevaba en brazos ha sido retirado. Era una obra seriada de mediados del siglo XX, de escaso mérito, que restaba calidad a la imagen de la Virgen. Además, esto ha permitido recuperar lo que sería la iconografía primitiva de la talla como "Virgen de la Merced" en solitario, una de las representaciones de la Patrona y protectora de los mercedarios más extendidas por el orbe católico.

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