Martes Santo en San Esteban: la melodía del buen viaje
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A José Marí Olano se le asoman las lágrimas a los ojos cuando recuerda lo ocurrido en tierras valencianas el 29 de octubre del año pasado. No le hace falta mencionar la palabra dana para aludir a una de las mayores catástrofes naturales de España en lo que llevamos del siglo XXI. Este concejal del Ayuntamiento de la capital del Turia (pongámonos pedantes) es una Trinidad por la bendición civil. Acumula tres responsabilidades en el gobierno municipal de PP y Vox, uno y trino: delegado de Grandes Proyectos, de Contratación y de Control Administrativo. Nombres que evidencian una enorme carga burocrática, la cruz de toda administración pública. Está invitado por la Hermandad de San Esteban este Martes Santo a ocupar un lugar destacado en la cofradía, delante de la Virgen de los Desamparados, advocación que la ciudad de las Fallas comparte con la corporación de la Puerta de Carmona. Un vínculo iniciado décadas atrás.
No es la primera vez que está en la Semana Santa de Sevilla. Ya lo hizo en sus años mozos, cuando estudiaba Derecho en la Universidad de Navarra. Allí tuvo de compañero a un sevillano muy cofrade que lo trajo a estas tierras en la fiesta mayor de la ciudad. Luego, pasadas unas décadas, volvió a orillas del Guadalquivir –expresión cursi donde las haya– por dos años consecutivos: 2017 y 2018. Lo hizo ya con familia propia, mujer e hijos. De esta segunda etapa, se quedó prendado con “el encuentro” entre la Esperanza de Triana y el Baratillo la mañana del Viernes Santo. “Aquello me dejó maravillado como devoción popular”, subraya el edil trino y uno.
Del largo vínculo que el Ayuntamiento valenciano mantiene con San Esteban, iniciado en la segunda mitad del pasado siglo, la ocasión más especial es la de este año. La tragedia de la dana está aún muy reciente. “Es nuestro deber expresar la gratitud por la ayuda recibida en momentos tan difíciles”, refiere este concejal, al que la emoción le complica el hablar. “Todos los sevillanos hicieron algo por nosotros”, abunda Olano, a quien le han comentado en varias ocasiones la dificultad de la salida del palio de la Virgen de los Desamparados por la ojiva del templo. Una expectación frustrada por la lluvia inoportuna caída a primera hora de la tarde. Otro año será.
Tour político
Las visitas matutinas de políticos a las cofradías estos días santos se multiplican como el milagro de los panes y peces. A la Candelaria acuden la consejera de Cultura, Patricia del Pozo, y su homóloga en Fomento, Rocío Díaz. Lo hacen a una hora temprana. Al Cerro asiste el presidente de la Diputación, Javier Fernández, secretario general de los socialistas sevillanos. No debe olvidarse que el Cristo de los Desamparados es propiedad de la institución provincial (estuvo en la iglesia de San Luis), cedido en los 80 a la corporación más tempranera del Martes Santo.
En Santa Cruz puede verse al concejal de Fiestas Mayores, Manuel Alés, al que esta Semana Santa no deja de darle quebraderos de cabeza entre las ramas de la Plaza del Duque y las colgaduras retiradas de la Esperanza de Triana. Días horribilis, por ponernos finos con el latín.
A San Esteban siguen llegando políticos. Allí acude el consejero de Turismo de la Junta de Andalucía, Arturo Bernal, quien, con suma naturalidad, se detiene a hablar con los periodistas, en la diminuta acera de la calle Águilas, una de las de más difícil travesía por la angostura y el tráfico permanente que registra. Colma la paciencia de cualquier peatón.
Un sector demonizado
Bernal, malagueño de nacimiento y crianza, le ha cogido el gusto a la Semana Santa sevillana. Lo reconoce. Sin complejo alguno. Su cofradía en la capital de la Costa del Sol es la del Amor y Caridad, que sale el Viernes Santo tarde. Allí fue hombre de trono del Cristo. El año pasado lo invitaron a tocar la campana. Si a Santa Marta acudió el Lunes pidiendo la protección de la santa de Betania para la hostelería, ahora, en San Esteban, lo hace por quienes se dedican a gestionar viajes. La advocación del Señor de la ventana viene como anillo al dedo.
Un sector demonizado por buena parte de la sociedad. “Creo que nos falta labor pedagógica”, reconoce el consejero, quien defiende que esta actividad ha ayudado a “democratizar” el país. Confesiones a pie de una calle por donde no dejan de pasar maletas con ruedas. La melodía constante de una ciudad entregada en cuerpo y alma al buen viaje (sin mayúscula).
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