'La muerte de Ase': un clásico fúnebre que cumple 150 años en la Semana Santa
Música
La marcha es una adaptación del segundo movimiento de un drama escrito por Henrik Ibsen
Se interpretó a finales del siglo XIX y durante algunos años antes de la eclosión en Los Servitas
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La reiteración de su grave y honda melodía significa, y con razón, una banda sonora propia de los compases definitivos de la Semana Santa de Sevilla. Aunque se asocia a una emblemática cofradía del Sábado Santo hispalense, La muerte de Ase es una pieza clave en cualquier repertorio de corte fúnebre, muy especialmente para cofradías de corte serio y que representen pasajes dramáticos de la Pasión de Cristo, así como a diversos pasos de palio. Esta marcha cumple, ni más ni menos, que 150 años.
Se trata, como ocurría con frecuencia en aquella época de finales del XIX, de una adaptación de una partitura de un género diferente al de la música procesional para banda de música. En concreto, hablamos del 2º movimiento de la Suite nº 1 (op. 46) de la obra Peer Gynt, de Edvar Grieg. Se trata de un drama escrito por el noruego Henrik Ibsen, estrenada en Oslo allá por 1875 y con música del citado Grieg, también noruego. Escrita en verso, originalmente se concibió para ser leído, no para su interpretación en teatro, y narra la historia de Gynt, un adolescente avarioso, arrojado y osado con delirios de grandeza y pasión por el arte. Su madre, Aase -y aquí ya intuimos el por qué del nombre del movimiento y, por ende, de la marcha- mantiene un disgusto continuo por el comportamiento de su hijo.
Aunque, como hemos comentado, la memoria contemporánea la asocia a la hermandad de los Servitas, habiéndose convertido prácticamente en un himno para la misma, lo cierto es que su interpretación en la Semana Santa se remonta, incluso, a los propios orígenes de su adaptación. Según el investigador José Manuel Castroviejo, consta su interpretación en las Semanas Santas de finales del siglo XIX. A partir de entonces, se oyó, por ejemplo, gracias a la propia Banda Municipal de Sevilla dirigida por Font, allá por 1901, así como con la Banda del Hospicio a finales de la década de los veinte o, incluso, por la banda de la Aviación en los años sesenta, hasta que felizmente la hermandad de San Marcos la establece de manera invariable y continuada en sus repertorios, con especial presencia en el paso de misterio del Cristo de la Providencia y la Virgen de los Dolores. Ha sido grabada en dos ocasiones, y ambas en el mismo año de 2004: por la banda de Alcalá de Guadaíra y la del Arrabal de Carmona, en los discos Solemne y Entre lirio y azahar respectivamente.
Una reliquia musical de nuestra fiesta que comparte longevidad y admiración con otros clásicos operísticos como Ione o Tosca, esta última interpretada también de manera reciente por la banda de música de Las Cigarreras. 150 años de aquella madre, Aase, que, transida de dolor y de desesperación, se entrega también a la muerte en brazos de su hijo.
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