Recrean la emblemática fotografía de la Virgen de las Angustias con mantilla en la película de Los Gitanos
Carlos Valera y Enrique Casellas han dirigido y guionizado este documental que verá la luz al completo el día 30 de noviembre
En dicho audiovisual se ha recreado la fotografía de Haretón de la Virgen con la mantilla
Reeditado "Cómo sonríe Sevilla...", el Pregón de las Glorias del padre Ramón Cué

Del blanco y negro al color. Convertir en movimiento un fotograma, un instante, una estampa eterna. Devolver a la vida lo que se pensaba irrepetible. El próximo jueves, 30 de noviembre, se presenta en el Cine Cervantes el film-documental La Hermandad de Los Gitanos, un trabajo audiovisual dirigido y realizado por Carlos Valera y con el guion y producción de Enrique Casellas, hermano de la cofradía de la Madrugada. Se trata de un proyecto audiovisual impulsado a raíz del Congreso Nacional de Hermandades de Los Gitanos y que contiene numerosas sorpresas: una de ellas ya se ha desvelado y ha causado impacto y admiración entre todos los cofrades.
En esta película-documental se ha recreado la fotografía que Haretón realizó a la Virgen de las Angustias con la mantilla, una de las estampas más emblemáticas e icónicas de la Semana Santa de Sevilla. Pero la recreación no se detiene exclusivamente en aquel perfil fotografiado, sino que aporta otros planos diferentes y nuevas perspectivas de la dolorosa de Fernández-Andes tal y como la contempló y capturó Juan Velasco padre, Haretón, autor de aquella fotografía, junto a otros hermanos en San Román. Valera ahonda más en los planos y la retrata incluso de espaldas, desde su perfil izquierdo.
La primitiva estampa, que mereció la aprobación del Cardenal Segura a pesar de su atrevida composición (si nos atenemos al contexto de la época), fue tomada en 1953, y se trata de la primera instantánea de una Virgen vestida con una mantilla. Aquella pieza fue regalada por la marquesa de Peñablanca y estaba a punto de convertirse en un icono de la fiesta mayor de la ciudad. Hoy, setenta años después de aquella noche en que Haretón dispuso sus focos y una sábana blanca, los cofrades de nuestro tiempo -gracias a Valera y Casellas- podrán admirar con color y viveza lo que, a fin de cuentas, se mantiene invariable: la belleza inmarcesible de la Virgen de Los Gitanos, que aquí llamamos de las Angustias.
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