El Santo Ángel de Sevilla, un motor de la restauración sacra
El museo conventual incorpora seis piezas, entre ellas un cuadro de la escuela de Alonso Cano
Seis talleres trabajan para poner a punto las obras de arte de la comunidad carmelita
El museo del Santo Ángel se consolida como la gran muestra de arte sacro de Sevilla
El museo de la iglesia conventual del Sánto Ángel, en pleno centro de Sevilla, se ha convertido en un motor de la restauración sacra. La comunidad carmelita que lo gestiona trabaja actualmente con seis talleres que ponen a punto las numerosas piezas que se exhiben en esta muestra permanente, que acaba de recibir seis donaciones más. Entre estas novedades, destaca un cuadro mariano de Pedro Atanasio Bocanegra, discípulo de Alonso Cano.
Es de las pocas piezas que no han pasado por un taller de restauración para formar parte de este museo conventual. En ella se representa a la Virgen sentada sobre unas gradas, con las piernas cruzadas, donde el pintor capta el momento en que el Niño Jesús acaricia la barbilla de su Madre. "En la obra aparecen rasgos de la escuela de Cano, como los ojos achinados de la Virgen, propios de la pintura granadina en esa época", detalla fray Juan Dobado, prior del Santo Ángel e impulsor de este espacio expositivo. "El cuadro se encuentra en muy buen estado, de ahí que no sea necesario restaurarlo. El marco es del siglo XVII", añade. Procede de una colección particular de Granada.
Tampoco ha habido que restaurar, por su excelente conservación, el San Pablo Ermitaño, firmado por José María Rodríguez de Losada, un sevillano afincado en Jerez y que tuvo una de las producciones más extensas del siglo XIX en Andalucía. Su pintura, según Dobado, entra dentro del estilo historicista, aunque en ella ya se observa un apego a las nuevas corrientes artísticas, "con pinceladas de gran tamaño, valientes". Ha sido una donación de Carmen Iglesias del Pueyo. En su reverso aparece una leyenda: "El pordiosero al natural. Jerez, 1883". Todo hace pensar que el autor tomó de modelo para el San Pablo Ermitaño a un mendigo, algo habitual del realismo decimonónico. La obra podría hacer pareja con otro cuadro que representara a Santa María Magdalena.
Entre las nuevas donaciones, cabe destacar dos cobres. Uno, de la escuela castellana manierista, el Descanso en la Huida a Egipto, que tiene como protagonista a la Sagrada Familia, cuyas figuras aparecen alargadas, característica propia del mencionado estilo artístico. En este caso, la restauración ha corrido a cargo de Carmen Bahima, especialista en patrimonio sacro. El otro cobre, de menor tamaño, es el de una Virgen con velo y el Niño Jesús. La figura mariana aparece envuelta en un resplandor que otorga un sello particular a la obra. Se trata de una donación familiar, puesta a punto por Cales Salafranca, quien ya ha realizado tal cometido con otras piezas que han sido entregadas al museo de la calle Rioja.
Este profesional ha realizado idéntica labor con un grupo de tres angelitos del siglo XVII, tallados en madera y policromados. "Este tipo de imágenes de pequeño tamaño se colocaban en las peanas de santos, recuerdan a los de Pedro de Mena y se encontraban muy deteriorados", refiere el prior del Santo Ángel.
Otra restauración interesante es la llevada a cabo en uno de los relicarios que se han recibido, el del Santo Rostro. Cuenta con una filigrana de plata cordobesa, cuya restauración ha corrido a cargo de la joyería jerezana El Oribe, una de las firmas más acreditadas en dicho arte y que ya hizo lo propio en 2024 con varios pecherines de la Virgen de los Reyes. La restauración de la pintura la ha acometido Antonio Díaz Arnido. Un segundo relicario es el de la aparición de la patrona de Sevilla a San Fernando. Este convento carmelita cuenta ya con una colección de 100 medallones relicarios, piezas que suelen lucir las distintas imágenes expuestas al culto en la concurrida iglesia del Santo Ángel.
"Actualmente tenemos a seis profesionales trabajando para el museo", explica Juan Dobado, quien, además de los artistas mencionados, incluye a Alfonso Verde y Carlos Peñuela. A las piezas ya descritas se añade la resturación que actualmente se acomete en cuatro ángeles lampadarios, otras cuatro pinturas y un coro de ángeles cantores (integrado por diez figuras) perteneciente a un belén en terracota.
El prior no se olvida en este recuento de los 20 libros antiguos que se restauran las Carmelitas Descalzas de Sanlúcar la Mayor y que forman parten de la importante biblioteca que atesora el monasterio de la calle Rioja.
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