Absueltos los cuatro policías acusados de agredir a dos manteros en Nervión
tribunales | los agentes se enfrentaban a un año de cárcel, multas e inhabilitación
La Audiencia no ve delito contra la integridad moral ni de lesiones en la intervención de tres agentes de la Policía Nacional y uno de la Local en un servicio contra la venta ambulante.
La Audiencia de Sevilla ha absuelto a cuatro policías que fueron acusados de agredir a dos manteros africanos en las inmediaciones del centro comercial Nervión Plaza. Los agentes, tres miembros del Cuerpo Nacional de Policía y uno de la Policía Local de Sevilla, se enfrentaban a penas de hasta un año de prisión, multas e inhabilitaciones bajo la acusación de un delito contra la integridad moral y una falta de lesiones. El tribunal ha considerado que los policías, representados por el abogado Nicomedes Rodríguez Gutiérrez, no incurrieron en ninguna conducta irregular ni constitutiva de delito.
En la sentencia de la Sección Primera de la Audiencia de Sevilla, a la que ha tenido acceso este periódico, los jueces manifiestan que "la versión sostenida por las acusaciones adolece de una mínima corroboración objetiva, en cuanto que, de haberse producido en los términos que se dice, de forma necesaria hubiera provocado unas lesiones importantes" en los manteros detenidos, que "desde luego no hubieran podido pasar desapercibidas al día siguiente", cuando fueron presentados ante el juzgado de Guardia.
Los hechos ocurrieron sobre las ocho de la tarde del día 8 de septiembre de 2010 junto al centro comercial Nervión Plaza, donde la Policía Local realizó una intervención contra la venta ambulante ilegal. Al llegar uno de los patrulleros, "observaron la presencia de vendedores que, después de recoger sus pertenencias de forma apresurada, emprendieron la huida por calles adyacentes". Uno de los manteros, cuya identidad responde a las iniciales M. S., se demoró porque estaba vendiendo varios DVD a una persona.
Esto motivó que un agente de la Policía Local se aproximara al vendedor, que se dio en ese momento a la fuga, "cruzando en dos ocasiones la calle y corriendo alrededor de un vehículo que estaba detenido en la calzada". El policía logró darle alcance "y sujetarle por la mochila que llevaba colgada a la espalda, lo que provocó que ambos cayeran al suelo". Al quedar tendido boca arriba el mantero, el agente inició una maniobra de inmovilización, "dándole la vuelta, quedando su cuerpo contra el suelo colocándose seguidamente a horcajadas sobre su espalda, al tiempo que procuraba que sacara los brazos y poder coger las manos, que M. S. tenía resguardadas debajo del pecho, para girar aquellos a su espalda y poder sujetar las manos con los grilletes, lo que tan sólo consiguió con una de ellas" hasta que acudió en su ayuda otro policía local.
El agente sufrió policontusiones leves y contusión abdominal, mientras que el vendedor no requierió ser atendido en ningún centro médico. Como consecuencia de esta intervención, al quedar M. S. esposado contra el suelo y el policía local encima, trató de aproximarse a ellos otro vendedor amigo del primero, identificado como B. M. Este hombre se dirigió a los policías "en tono airado, gritándoles, al tiempo que exhibía un móvil, que eran unos racistas y que dejaran a M. S. pues no había hecho nada". Otras personas se unieron a sus quejas pidiendo a los policías que dejaran al mantero detenido.
En ese momento llegó una dotación de la Policía Nacional, que había sido requerida con carácter urgente. Los policías nacionales encontraron al amigo del mantero detenido "muy alterado" y le pidieron que "dejara de manotear y aproximarse al lugar" donde permanecía su compañero esposado. "Al no ser posible abordarlo de frente dada su corpulencia (...), uno de los agentes lo aborda por detrás, cayendo ambos al suelo". Ante la oposición del segundo mantero, el policía hizo una maniobra de inmovilización contra el suelo y el vendedor quedó tendido boca abajo, si bien mantenía las manos debajo de su pecho para que no le colocaran los grilletes. "Entre todos lograron girarle los brazos y colocárselos en ambas manos". Como consecuencia de esta intervención, el mantero y los tres policías que participaron en ella sufrieron erosiones superficiales.
Los jueces consideran que la intervención se produjo a una hora y en un lugar "concurrido por numerosas personas, circunstancias que ya de por sí parecen poco propicias a que se lleven a efectos conductas denigratorias". La sentencia apunta también que ambas intervenciones vinieron precedidas de "una reiterada conducta obstruccionista a los requerimientos, tácitos y expresos, que les fueron efectuados" a ambos manteros. Por ello, el tribunal considera que es lógico que el interés de los funcionarios fuera "el control de la venta ambulante no autorizada" y "que su trabajo se desarrolle sin especiales incidencias, esto es, sin necesidad de salir de forma apresurada detrás del primero logrando sin oposición su identificación y la incautación de la mercancía que portaba, o consiguiendo que el segundo, con sus simples indicaciones, no entrara en el perímetro de seguridad que se consideraba adecuado". El tribunal recuerda además que uno de los dos manteros provocó una situación de riesgo "al cruzar la calzada transitada por vehículos".
La Policía interviene artículos de telefonía valorados en 35.000 euros
La Policía Local realizó 88 inspecciones el sábado 24, que se saldaron con dos denuncias y un atestado. Se realizaron 14 inspecciones a establecimientos por la mañana, además de a 25 locales con veladores en el entorno de la Encarnación. Únicamente se registró una denuncia a un local por no respetar el horario de cierre. Asimismo, se levantó un acta de suspensión de las actividades de un local comercial, en el que se intervinieron 12 bultos con 2.000 artículos de telefonía móvil valorados en 35.000 euros. Igualmente instruyó un atestado y una persona fue puesta a disposición judicial. Por la tarde se revisaron 13 establecimientos, con sólo una denuncia, y se volvieron a inspeccionar los 25 locales de la Encarnación. Por la noche, se atendió una llamada por una fiesta en la vía pública en el Polígono Parsi, se controló el cierre de actividades según la norma y horarios en nueve establecimientos del Paseo de Colón y se realizó una intervención por denuncia de particulares.
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