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Alberto y Ascen, en la última novela de Javier Marías

  • Recreación. Los atentados de Eta en Hipercor de Barcelona y la casa-cuartel de Zaragoza y el asesinato de Miguel Ángel Blanco, doble decorado histórico de una historia de espionaje

Alberto y Ascen,  en la última novela de Javier Marías

Alberto y Ascen, en la última novela de Javier Marías

En tres ocasiones se refiere Javier Marías en su última novela, Tomás Nevinson (Alfaguara) al asesinato del concejal Alberto Jiménez-Becerril y el de su esposa, Ascensión García Ortiz. El hecho que precipita todo el desenlace de la historia ocurrió medio año antes, la aparición de un moribundo Miguel Ángel Blanco previamente secuestrado y ejecutado por un comando etarra. El año que viene se cumplen 25 años de un crimen que conmovió a todo el país y esta novela quedará como un serio tributo a su memoria. La muerte del concejal de Ermua impulsa al protagonista de la novela a cumplir con su tarea, desenmascarar a una colaboradora de los etarras en dos atentados cometidos una década antes, el de Hipercor en Barcelona y el de la casa-cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza, cometidos el 19 de junio y el 11 de diciembre de 1987, respectivamente.

Tomás Nevinson es el marido de Berta Isla, que dio nombre a la novela precedente. En ambos casos el protagonista sigue ejerciendo de "intérprete de vidas, traductor de personas o anticipador de historias", como el propio Marías llamó al oficio de su protagonista cuando hace casi dos décadas presentó ante un grupo de estudiantes de la Universidad de Sevilla el primer volumen de su trilogía Tu rostro mañana, la saga de este falso espía curtido en la Universidad de Oxford.

La portada del libro es una fotografía de Gerard Philippe (1922-1959), el actor francés con cuyo físico establece cierto parecido. Se permite algunas licencias autobiográficas: su personaje, como él, nació en 1951; es madrileño de Chamberí y, como le confiesa a una de sus posibles víctimas, es madridista. Después de reparar en el acento galés de Richard Burton o el irlandés de Peter O'Toole (las referencias cinematográficas son continuas), habla de los problemas que los futbolistas extranjeros tienen para pronunciar bien el español, con la excepción de los eslavos. "¿Te has fijado en lo bien y rápido que aprenden los futbolistas croatas, serbios, búlgaros y demás, Suker, Mijatovic, los que juegan aquí?".

La muerte de Miguel Ángel Blanco desencadena la huida de su presa, una de las tres mujeres que viven en una ciudad del noroeste español con río, catedral, Universidad y periódico. Se inventa el nombre de la ciudad y también el del río Lesmes, que seguro que le debe más al apellido del futbolista del Madrid de Di Stéfano, Zárraga y Molowny que al del presidente del Consejo General del Poder Judicial.

Es mordaz con el entorno del terrorismo etarra, el silencio de la Iglesia vasca, la complicidad de esa sociedad, las mentiras basadas en "prehistorias de fábula y mitologías de cómic", muy crítico con periódicos como New York Times o Washington Post que nunca hablaron de los etarras como "terroristas". Marías predice el acercamiento de presos, los homenajes a los asesinos y el blanqueo de sus macabros actos.

Las tres mujeres de su baraja de objetivos sobreviven. No corrieron la suerte de Juana de Arco, Ana Bolena o María Antonieta. Es un genio en esa urdimbre entre la realidad y la ficción. Convierte la historia en material novelable: desde la batalla de Lepanto al motín de Esquilache, sobre el que su padre, el filósofo y académico Julián Marías, escribió un libro riguroso y ameno.

Tomás Nevinson vuelve a las andadas después de una mañana de patatas bravas y libro de Chateaubriand el día de Reyes de 1997 con su jefe británico. Como ya hiciera en Así empieza lo malo, en esta ocasión vuelve a aparecer el periodista sevillano Manuel Chaves Nogales. En aquella ocasión, citaba a Leslie Charteris, un tipo nacido en Singapur que escribió las novelas que dieron pie a la serie televisiva El Santo (Roger Moore como Simon Templar) y que en 1937 tradujo al inglés el libro Juan Belmonte, matador de toros. En su última novela, una compañera de su departamento, Patricia Pérez Nuix, hija de español e inglesa, era nieta "de un oscuro exiliado de nuestra Guerra que había coincidido en Inglaterra con otros más célebres, Barea y Chaves Nogales y quizá Cernuda". Barea y Cernuda aparecen en la etapa londinense de Sira, la falsa periodista que acompañó a Evita Perón en su visita a España en la novela de María Dueñas. La manchega incluye en ese retrato colectivo a Deric Pearson, propietario de Atlantic-Pacific Press, la agencia de noticias para la que trabajó Chaves Nogales. Marías está en deuda con una idea de John le Carré, que murió dos meses después de acabar la novela.

Después del asesinato de Miguel Ángel Blanco, cuando el alcalde de Ermua recorrió España para recibir el calor del pueblo, en el aeropuerto de Sevilla representó al Ayuntamiento Alberto Jiménez-Becerril, que acudió acompañado de su esposa. Unos meses después los mataron a los dos en la calle Don Remondo.

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