Anotaciones en una servilleta de papel

calle rioja

Enciclopedia. Curioso viaje en el tiempo por San Juan de la Cruz, Magallanes, Blanco White, Cernuda, Silvio, la reina de Inglaterra y Marilyn Monroe

Exposición de fotografía en la Sala Atín Aya.
Exposición de fotografía en la Sala Atín Aya. / Juan Carlos Muñoz

Es 11 de mayo de 2022. Cambiamos el lugar de la cita. En principio habíamos quedado en el Altozano, pero le venía mejor quedar en la calle Laraña porque mi interlocutor tenía una cita con alguien de la Sala Turina, lo que antes había sido el teatro Álvarez Quintero. Se llama Mikel Mesanza, vasco de Bilbao, y no nos habíamos visto en la vida. Este vizcaíno en realidad era tres, como los mosqueteros de Dumas. Nos había puesto en contacto un amigo común, Pedro Ontoso, periodista de El Correo Español-El Pueblo Vasco, natural de Galdácano. Mikel recorre España buscando escenarios para que suene la música de Gontzal Mendíbil, el tercer vizcaíno, que le ha puesto voz a los versos de San Juan de la Cruz, que los canta en español y en euskera. Un filón el del poeta y místico al que le cantaron Amancio Prada o el rockero Silvio con el olfato rítmico de Pive Amador.

El día de la cita yo venía del Tanatorio de despedir al periodista José María Gómez. Me bajé en la parada del 10 en Ponce de León y fui caminando por Imagen hasta que en la Encarnación cambia de nombre a Laraña, donde estuvo la primera sede de la Universidad de Sevilla. Mikel estaba sentado en las escaleras de la Sala Turina. Nunca nos habíamos visto pero nos reconocimos al instante. Olfato de periodista, somos profesionales en hablar con desconocidos, desoyendo el consejo que le damos a nuestros hijos.

Mikel Mesanza busca escenario para que Gontzal Mendíbil cante a San Juan de la Cruz

Me traía un obsequio, un cd titulado Lágrimas al viento, diez temas compuestos por Gontzal Mendíbil en memoria de las 192 víctimas mortales de los atentados del 11 de marzo de 2004 en las inmediaciones de la estación de Atocha. Nos sentamos en una mesa de la bodega El Picadero. Pedimos una copa de Palo Cortado, ese vino que tanto le gustaba a Caballero Bonald. Un poeta nacido en 1926, igual que José María Gómez, el periodista al que acabábamos de despedir, igual que Gloria, la madre de Mikel Mesanza. Ese año me lo tengo muy bien estudiado. Le cuento a Mikel que cuando Manuel Clavero Arévalo cumplió 90 años le hice una entrevista sazonada con nombres de ilustres nacidos ese año: Miles Davis, Chuck Berry, John Coltrane, vaya trío para un concierto, Alfredo DiStéfano, la duquesa de Alba, Leopoldo Calvo-Sotelo, José María Valverde, el extremeño que tradujo el Ulises de Joyce, Marilyn Monroe, que en un descanso del rodaje de Vidas rebeldes aparecía leyendo la novela del irlandés, actriz fetiche de una generación, rubia capicúa (nació en el 26, murió en el 62). En 2021 murieron tres grandes de esa quinta: Caballero Bonald, Clavero Arévalo y Alfonso Sastre, nacido el mismo año que Alfonso Paso, su contrapunto ideológico. Sobreviven de ese año la reina de Inglaterra y el cineasta Mariano Ozores. Sigo descubriendo a gentes del 26: el más reciente, el ex gobernador civil de Sevilla (y de Ciudad Real y Burgos) y ex ministro José Utrera Molina. Son tantos y tan cualificados que Mikel Mesanza, en nombre de su madre, me dice que hay que reivindicar a la generación del 26, mucho menos publicitada que la del 27 por aquella fotografía que los poetas convocados por el torero Ignacio Sánchez Mejías se hicieron en Sevilla en diciembre de 1927. Por cuestión de días no se habla en los manuales de Literatura de la generación del 28.

Nos pedimos una segunda copa. Estábamos en la calle Arguijo que termina en José Gestoso. La calle del colegio Itálica de las Teresianas por el que pasaron María Galiana, Pilar del Río y Lola Pons, hija predilecta de Sevilla la primera, medallas de oro de la ciudad las otras dos. Junto a nosotros, un cartel de Pérez Cuadrado, la histórica firma de lencería y ropa interior que cumple 75 años. El cambio climático del cuerpo y las estaciones.

Mikel Mesanza, que ya estuvo en Sevilla buscando exteriores para una serie sobre pícaros e inquisidores, coge una servilleta de papel y empieza a apuntar temas que salen en la conversación: el libro Ocnos de Cernuda, las Cartas de España, de Blanco White, el disco Fantasía Oriental de Silvio, los pintores de la Máquina Española (Federico Guzmán exponía en la Sala Atín Aya, nombre del que también toma nota), o La forma del mundo, libro en el que Tato Cabal noveló la primera vuelta al mundo contada por el esclavo malayo de Magallanes. Anota Palabras para Julia, los versos de José Agustín Goytisolo a los que dio voz Paco Ibáñez. Entra en el Picadero Ramón López de Tejada. Le digo a Mikel que en su próxima visita debe pasarse por La Abacería de San Lorenzo. En la servilleta de papel, entre discos, poemas y novelas, apunta este santuario gastronómico situado en Teodosio esquina con Marqués de la Mina, la calle donde vivía Atín Aya y despachaba Rafita. Otro día hablamos de Gontzal Mendíbil. Cojo el guante de la generación del 26. Marilyn es mucha Norma Jean. Hay rubias y rubias, dice Philip Marlowe en El largo adiós. La mañana es rubia en Sevilla y la tarde morena. Mikel Mesanza sigue promocionando a este santo bajito que tocaba el cielo con las manos de las que salían sus versos. A la caza dio alcance. Con arrimo y sin arrimo.

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