Plaza Nueva: Sebastián Vázquez Risueño

"Clavero y Soledad Becerril vinieron a la Velá a ficharme"

  • Nació en 1927 y sus hijas lo hicieron poeta de esa generación. La banca le trajo a Sevilla. Era el concejal de más edad en la corporación de 1979, la que preside Uruñuela y donde la UCD con más votos fue oposición

Sebastián Vázquez Risueño, en su domicilio de Pío XII

Sebastián Vázquez Risueño, en su domicilio de Pío XII / Juan Carlos Muñoz

FORMÓ con Lolo Cervera la mesa de edad del primer Ayuntamiento democrático de Sevilla. Sebastián Vázquez Risueño (Álora, Málaga, 1927) es el decano de aquella corporación. Sigue viviendo en la misma barriada de Pío XII, a cuya Velá vinieron Clavero Arévalo y Soledad Becerril a ficharlo para ir con la UCD.

–Nace en la dictadura, pero la de Primo de Rivera...

–La guerra me cogió con ocho años. A mi padre lo mataron en el pueblo. Había sido concejal y alcalde de Álora. Tenía una fábrica de gaseosas.

–¿Qué hicieron ustedes?

–Lo que todo el mundo, salir huyendo de allí. Con mi madre y mis dos hermanos nos fuimos a Bailén, donde un tío mío era jefe de estación. Fueron tres años sin ir al colegio, pero se preocupó de que leyera. Allí aprendí a montar a caballo a pelo y a escribir en morse.

–¿Tiempo de penurias?

–Una vez, el maquinista detuvo el tren justo al final del túnel. Viajaba un hombre con una olla que todavía la estoy oliendo. Había tanta hambre que no me pude resistir. Me confesé a un cura amigo mío y me dijo que eso no era robar.

–¿Y la vuelta al pueblo?

–Cuando acaba la guerra. La cosa estaba muy fría.Yo todos los días leía el periódico y vi que había oposiciones a banca en Málaga. Me convertí en uno de los directores más jóvenes de España. Será por la formación salesiana.

–¿Así llega a Sevilla?

–Con la banca. Me quedé en una pensión de Chicarreros. La dueña era de Rociana del Condado, el pueblo de Estebana, la que sería mi mujer. La conocí un Martes Santo en la catedral. Nos casamos el día de la Inmaculada de 1955.

–¿Y la vocación política?

–Al principio yo era de Izquierda Democrática, el partido de Ruiz-Giménez. En el barrio no había de nada. Me elegían todos los años para la asociación de vecinos. Conseguí que hicieran el jardincillo, la iglesia.

–Dice el párroco, Ignacio Sánchez Dalp, que usted fue fundamental para esa iglesia.–Donde está, jugábamos al fútbol. Le pusimos el techo. Yo voy todos los días a misa de once antes de dar el paseíto.

–¿Quién lo ficha para la UCD?

–Clavero y Soledad Becerril vinieron a una Velá. Había cinco casetas, una era del Partido Comunista. Nos mandaron cinco mil duros.

–¿Conoció a Adolfo Suárez?

–Claro que lo conocí. En el Ayuntamiento, como yo era el de mayor edad, los tuteaba a todos. Yo no digo que soy viejo. Soy mayor.

–Siempre fue hombre de barrio.

–Antes de Pío XII, viví en La Barzola, donde fui vecino de Manuel Garrido, el de las Sevillanas del Adiós. Era su jefe en el banco.

–¿Qué tiene de malagueño?

–En Sevilla fueron naciendo mis hijas: en la Barzola (Rafaela), en el hospital de las Cinco Llagas (Lola), en la calle Gladiolo (María Auxiliadora) y en Carmona la más chica (María del Carmen). Aquí han nacido mis seis nietos, casi todos de uno noventa. Pero recuerdo mi pueblo, y el Chorro donde está el Caminito del Rey, que entonces no era tan seguro. De chicos, hacíamos todas las diabluras.

–Usted trajo al barrio un busto de Félix Rodríguez de la Fuente.

–Lo robaron, pero conseguimos recuperarlo.

–Vive en la calle Azahar. No puede haber nombre más sevillano.

–En la Feria llegué a tener dos casetas. Me gustaba mucho ir con mi mujer. Falleció ella y ya no tenía chiste, cada uno es como es.

–Por fecha de nacimiento, es de la generación del 27...

–No se lo va a creer, pero a mí siempre me ha gustado escribir mis pensamientos, mis poesías, en servilletas de papel de los bares. Tenía una bolsa llena de papeles. Lo que no sabía es que mis hijas me los cogieron, una amiga de ellas, Luisa Rodríguez Vilán, los pasó a máquina y me regalaron este libro, Una vida en verso. El prólogo me lo escribieron mi hija Lola y mi nieto Gonzalo, que tiene dos carreras.

–¿La política es más de prosa?

–Yo me llevaba bien con todo el mundo. Yo tenía mucha amistad con el alcalde y con todos los municipales.

–¿Tenía coche oficial?

–Sólo lo utilicé dos veces.

–¿Ha sido de cofradías?

–Fui de una y me salí, porque la directiva no me gustaba. No le voy a decir cuál es. Lo que más les preocupaba era salir y figurar y a mí en las cosas religiosas que no me pongan peros, yo soy como soy.

–¿Qué aficiones ha cultivado?

–Colecciono todo, desde el fajín de mi época de concejal, que creo que ya no me esta bien, a todo tipo de objetos. Me gusta el fútbol. Veo los Mundiales y el Betis. En Álora hay un equipo Betis Balompié.

–¿Ha ido a Rusia?

–Estuve a punto. Organicé para los vecinos un viaje en autobús a Mónaco y Roma, pasamos por Florencia y Venecia.

–La UCD ya es historia...

–Entiendo la política como humanidad. La mujer de un ordenanza dio a luz y estuve en el hospital hasta las cuatro de la mañana.

–¿Dio algún mitin?

–Jamás. Yo no valía para eso.

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