Juan Valdés: de Andalucía 10 a Sevilla 11

HOY entra el invierno, pero ayer se le adelantó la primavera. "Esto es Sevilla". La frase le salió del alma a Matilde Coral cuando Rosamar Prieto-Castro descorrió el lienzo que tapaba el cuadro de Juan Valdés que pregonará las fiestas primaverales de la ciudad. Ya se preparan las valijas diplomáticas que enviarán copias del cartel a las oficinas de turismo de las embajadas. Juan Valdés (Badajoz, 1942) ha convertido en embajadoras a Maru y María, a María del Carmen Osorno Ariza y María Niebla del Toro, las dos modelos que aparecen en el stendhaliano espejo del cuadro con unos cruces de brazos tras los que está el magisterio de Pepa Montes, bailaora y amiga del pintor.

Juan Valdés es como su obra: un innovador disfrazado de tradicional. Fue actor de teatro en obras como El rinoceronte de Ionesco, encarnó a Blas Infante en la película de Josefina Molina La Lola se va a los puertos, interpretada por su amiga del alma Rocío Jurado. Es vecino en Pasaje Mallol de los tres grafiteros que ganaron el concurso del cartel de la Bienal de Flamenco. "Antes nos multaban y ahora nos pagan", cuenta Charo, la mujer de Valdés, que comentaban sus vecinos.

El cartel de 2011 llega en un momento de insulso revisionismo en el que llegará el día en que un aplicado discípulo de Hohenleiter, Bacarisas, García Ramos y Juan Valdés diga que antes les pagaban y ahora les multan por sacar mantones, lunares y la Giralda al fondo. "No hay ningún tópico que desterrar", dice Valdés pensando sin citarlo en la iniciativa Andalucía 10 convocada en Madrid por el presidente de la Junta José Antonio Griñán. Al pintor le pasa como a Mourinho: si ellos se sienten 10, él se pone un 11. El dorsal del año que lucirá esta estampa luminosa de la consagración de la primavera.

Que se no se enfade Griñán, pero de presidentes de la Junta Valdés sabe un rato. Los ha retratado a casi todos: a Rafael Escuredo, a su amigo José Rodríguez de la Borbolla y a Manuel Chaves, en cuyo mandato se le perdió la pista a esta iconografía política. Valdés no está contra la sostenibilidad, aunque quizás nunca pronunció esa palabra, pero sabe que nadie viene a Sevilla a ver cómo se hace la fibra óptica. Nadie viene a Sevilla para ver cómo hacen aviones. La gente coge los aviones para ver cómo se hace Sevilla.

No hay que desterrar los tópicos, insiste Valdés. Bastantes destierros sufrió la ciudad en sus avatares políticos. "¿Más tópico que el flamenco, y lo han declarado patrimonio de la humanidad?", dice Valdés ante Matilde Coral, a la que hizo cigarrera en un cartel de la Velá. Todos los carteles de la etapa de Rosamar Prieto-Castro en Fiestas Mayores los habían firmado mujeres: Concha Ybarra, Uta Geub, Reyes de la Lastra. Ayer se produjo el relevo de esta última con el pintor de cuna pacense que siguió la estela de Zurbarán.

No le asustan los retos. El día que se inauguró en el Museo de Bellas Artes la muestra de los fondos de la Casa de Alba, Juan Valdés puso el simbólico no hay billetes en la Casa de la Provincia. Ayer su grupo dejó sola a Rosamar. Fiestas Mayores en paños (políticos) menores. Ni un solo edil socialista en el segundo tubo de la Feria, sellado por Rafael Carretero y Carlos García Lara. Nutrida representación del PP, con Juan Ignacio Zoido en primera fila.

Estará en la calle el primer cartel de una primavera de carteles. "Lo difícil en este cartel es el movimiento", dice Juan Valdés. Por eso no irían los que se quedaron anclados en el Guernica de Picasso, Pablo Ruiz. Estuvo Adolfo Arenas, presidente del Consejo de Cofradías. ¿Y la Semana Santa?, preguntará alguien. Al fondo hay sitio, dice la Giralda.