Fernando Ortiz

Oda a Platko con guantes de Casillas

  • Un viaje a tres calles de poetas sevillanos que se fueron a Madrid. El que mantuvo la estirpe regresó de la capital con tres hijas y creó una colección muy cernudiana.

SU casa tiene dos azoteas. La real, con vistas a Farnesio, calle peatonal, y la torre de San José. La imaginada en el cuadro de Joaquín Sáenz, la Giralda al fondo. "Me pongo el sombrero y me vais a hacer unas fotos a lo Bogart". Aunque todo empieza con Cernuda, Fernando Ortiz (Sevilla, 1947) quiere ser fiel al título de uno de sus libros con más recorrido, La estirpe de Bécquer.

En realidad todo arranca con Alberti. O con un viaje simbólico entre dos de los barrios en los que vivió el poeta, Heliópolis y Nervión, patrias respectivas de los dos equipos de la ciudad, resueltos por vía diplomática con unos guantes de Casillas. "Mi nieto Arturo juega en los infantiles del Betis y le pidió a los Reyes unos guantes de portero del Betis o del Madrid. Del Betis no tenían y se los trajeron firmados por Casillas. Se volvió loco".

Arturo Crespo, el nieto del poeta, es hijo de Aitana, la más pequeña de sus tres hijas. "Le puse Aitana por la hija de Alberti, que eligió ese nombre por ser la sierra de Alicante que veía en el avión rumbo a Orán cuando salió rumbo al exilio". Le ha salido sin querer una oda a Platko.

Alberti nos lleva en este paseo de versos a Cernuda, dos poetas nacidos el mismo año, de la misma generación. "Alberti se portó muy bien conmigo. Me mandó para el primer número de Calle del Aire su libro Los 5 destacagados, que dedicó a cinco dictadores de América. Me lo regaló y no me cobró ni un duro".

Calle del Aire sonaba más eufónico que Calle Aire, donde vivió el poeta de Ocnos. Y ahí el poeta Ortiz se convirtió en editor de Aquilino Duque en el segundo número y después nombres como Javier Salvago, el primer libro de Felipe Benítez Reyes, poetas del grupo Cántico, Vicente Núñez, María Victoria Atencia, "poetas a los que no conocía nadie y ahora son premios Príncipe de Asturias o Reina Sofía".

El autor de Vieja Amiga está junto a otros reyes: Fernando III o Alfonso X dan nombre a hoteles vecinos. La calle Aire está muy cerca, pero aunque fue él mismo quien promovió en el club Gorka, en 1976, el primer homenaje que Sevilla le hizo a Cernuda, con presencias como Jaime Gil de Biedma o Juan Gil-Albert, prefiere coger un taxi que le lleve a sus primeros pasos por la ciudad y a los primeros pasos de la poesía.

Nació el año de la visita de Evita Perón en una casa de Miguel Cid "hecha por Aníbal González y propiedad de mi abuelo, que era notario y tenía la notaría en Alfonso XII, donde yo pasé momentos muy gratos de mi infancia". Hijo de militar, como Cernuda, de un militar del que conserva fotos "con Franco y con Queipo", la familia se muda muy pronto a unos pabellones militares de la calle Jesús del Gran Poder, muy cerca de la calle Conde de Barajas donde está la casa donde se supone que en 1836 nació Gustavo Adolfo Bécquer. "Como Baudelaire en Francia, el fundador de la poesía moderna en España". Lamenta que no se convirtiera esa casa en museo de Bécquer "con esa balconada isabelina tan romántica".

La estela de Bécquer la siguió Rafael Montesinos, que nace el 30 de septiembre de 1920 en una casa de Santa Clara a la que se dirige el poeta con sombrero. Bécquer y Montesinos son sevillanos que mueren en Madrid. Fernando Ortiz hizo ese viaje, pero regresó. En Madrid hace cosas tan serias como estudiar Políticas, trabajar en Televisión Española, con Adolfo Suárez de director de programas, de adaptador de guiones, y ver nacer a sus hijas Teresa, Regla y Aitana.

La calle, sus calles, le llevan a un poeta un tiempo denostado, ignorado, que le abre otras puertas. Como Gil de Biedma le revisó su primero libro de poesías y le dedica un poema con título de Mallarmé, Ortiz le devolvió la gentileza dedicándole el titulado Valiente soldado de arte. "Gil de Biedma decía que Manuel Machado era un señorito andaluz de la calle Echegaray, pero cuando se tomaba dos copas te recitaba sus poemas de memoria. Porque Manuel Machado es el que introduce el lenguaje coloquial de la gran ciudad en la poesía. Y eso lo valora mucho Gil de Biedma. Que fue compañero de viaje de los comunistas, un partido mojigato que no lo aceptaba por homosexual. Y que decía, a quienes le recordaban su condición de directivo de la Compañía de Tabacos de Filipinas, que él era de izquierdas, pero no ejercía". O que lo más parecido a ser Garcilaso era ser piloto de la RAF.

En febrero, el abuelo del joven cancerbero y de Aitana presenta su nuevo poemario, Plática, en el Paraninfo de la Universidad. Ha vuelto a sus orígenes y los de la poesía y coge en la Alameda un taxi que le devuelve a la Giralda que le pintó Joaquín Sáenz.

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