Once del once: el álgebra del primo de Zumosol

Coincidencias. Como toda España, Sevilla vivió un miércoles sin Champions con la emoción del sorteo de la ONCE, un premio de once millones, once premios de un millón

Once del once: el álgebra del primo de Zumosol
Once del once: el álgebra del primo de Zumosol
Francisco Correal

12 de noviembre 2015 - 05:03

LOS números tienen alma. Lo intuyeron en el departamento de marketing de la ONCE. Ayer fue once del once. Primo e indivisible, los que no se casan con nadie, el número 11 es el primer primo de dos cifras, que en el álgebra es el primo de Zumosol. Al 11 de noviembre se llega por el puente cantado que arranca en el 1 de enero y llega en Sanfermines al 7 de julio. Con los toros de Hemingway viaja en puntos suspensivos hasta el día D de los cuponeros. Mágica redundancia, aniversario del armisticio que puso fin a la Primera Guerra Mundial.

El 8 del 8 del año 8 del milenio se inauguraron los Juegos Olímpicos de Pekín. El 11 del 11 del año 11 España vivía el paso del ecuador de la campaña electoral que le daría a Mariano Rajoy la mayoría absoluta, que en política es como ganar un premio de once millones de euros y once premios de un millón. Desde el 11 del 11 faltan 55 días sin Pekín hasta la festividad de los Reyes Magos. Ayer alguien recibió un goloso adelanto. El doble de 11 es 22, que en diciembre suena a Lotería en las voces de los niños de San Ildefonso. Se mezclarán con los niños de Génova y Ferraz interpretando los resultados de las elecciones.

El 11 del 11 a las once de la mañana, el cronista camina por la calle San Luis. Es la festividad de San Martín de Tours, tan francés como el rey primo de San Fernando cuyo nombre preside una iglesia cerrada a cal y canto. También es el día de Verano obispo y un cuarteto de mártires. El fútbol sigue vivo porque lo juegan once, seis de pie, cinco en cuclillas en la foto de rigor. El año 711 cambió la historia de España. Ocho siglos de presencia árabe. Incluido el siglo XI, el de Almanzor, que retrató en primera persona el arabista Emilio García Gómez. Un siglo con números romanos y letras árabes.

El cronista busca algún puesto de cupones. La calle San Luis acoge negocios tradicionales y de nueva creación. Solera e innovación. Planeta Propio. Espacio Creativo Ilimitado. Artesanía Andaluza. Contenedor: Restaurante Slow Food. Comida lenta, la lentitud que pregonan Luis Eduardo Aute en una canción y el psiquiatra Jaime Rodríguez Sacristán en uno de sus libros.

Con muy pocos metros de diferencia, el legado de dos iconos de Sevilla convive en la misma calle. En ambos casos, con el número 11 como contraseña. En mayo de 2011 se colocó junto al Polideportivo San Luis la placa que recuerda a un hijo del barrio, José Díaz Ramos (1896-1942), Pepe Díaz, panadero, macareno, capillita y comunista que murió en Tiflis, capital de la República de Georgia. En los números 11 y 13 de San Luis empezó, en un cuarto de alquiler, la obra maravillosa de las hermanas de la Cruz. Ángela Guerrero (1846-1932) y tres compañeras empezaron la labor. La monja canonizada nació medio siglo antes que el líder comunista que frenó una huelga en puertas de una Semana Santa.

La calle Dueñas termina por los impares en el número 11. El palacio donde nació el poeta y murió la duquesa es el número 5. El 11 de la calle Santa Ángela de la Cruz corresponde al colegio San Francisco de Paula. La cuponera de la Encarnación tiene un surtido variado de terminaciones. El cronista elige un número ilustrado con la catedral de Palencia. Un guiño a Carande, que el año 11 del siglo pasado tenía 24 años.

El 11 de la calle Cuna, junto al Teatro Quintero, es el despacho de abogados Brown Lirola & Asociados. Se oye la voz del pregonero de la fortuna. "El extra. Hoy se juega. Once millones", como antes se voceaban los periódicos con los últimos sucesos. La hora 11 se convierte de noche en la hora 23. La mitad más uno. El 11 de la calle Daoiz está junto a la iglesia de donde sale Santa Marta que honra a diario la memoria de Valdés Leal y Fernando de Herrera. Siglo de Oro al cuadrado.

El cuponero de Almirante Apodaca, con vistas a Santa Catalina, exhibe el número 14395. Por cuatro dígitos (18395) no coincide, albricias de supersticioso, con la fecha de la boda de la infanta Elena y Jaime de Marichalar en la Catedral de Sevilla. Es un miércoles ideal para jugar al cupón. Esta semana no hay fútbol de Primera ni boleto de la Champions. La quiniela incluye cuatro partidos de Segunda B. El partido número 11 es Cacereño-Coruxo. Debe ser la primera vez que esta parroquia costera de Vigo aparece en las apuestas del Estado. Álvaro Cunqueiro además de dirigir el Faro de Vigo hacía cada semana la quiniela en el periódico vigués. Le hubiera gustado este viaje de Vigo a Cáceres, ruta de la Plata en el camino de Santiago.

Ayer fue el cumpleaños de Rosa Regàs. A uno de sus lectores le regaló Luna Lunera y la novela Música de Cámara, premio Biblioteca Breve. El once abrió el debate de los ordinales en el que los ordinarios empezaron a llamarle onceavo al undécimo. La culpa fue de Javier Solana Madariaga y su cosmopolitismo.

El año 11 llegaron Zoido al Ayuntamiento y Rajoy a la Moncloa. La lotería política tendrá lugar dos días antes que la que le permitió a Buñuel sufragar su película sobre las Hurdes. Ese sorteo, anticipo de la Navidad, que inmortalizó en su edición de 1950 José Luis Garci en su película Tiovivo, música de Pablo Cervantes, con Elsa Pataky interpretando a una cajera del Metro. Los once millones del once del once forman una sutileza, tropel de unos sin h de Atila, digna de Borges, ilustre patrono de cuponeros y sagas nórdicas. El problema de los unos es que siempre le toca a los otros. Alguien amanecerá el 12 del 11 del 15, cocheras de Tussam, con una retahíla de ceros.

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