No era la Oración en el Huerto

calle rioja

Campana. Operativo municipal con Policía, Lipasam y Bomberos para retirar dos ramas de un árbol que se cayeron sobre la calzada y evitar riesgos en el tráfico y en los transeúntes

Bomberos proceden a retirar la rama de árbol caída en La Campana.
Bomberos proceden a retirar la rama de árbol caída en La Campana. / D.S.
Francisco Correal

05 de junio 2017 - 02:34

La suerte fue la hora y el día. Primer domingo de junio, primera hora de la tarde. Muy pocos transeúntes por la Campana. Algunos oyeron el estruendo de las ramas al caer. Se habían desgajado como consecuencia del viento las dos ramas de uno de los árboles situados en la zona donde se coloca el palquillo en Semana Santa. El más próximo a la administración de Loterías y Quinielas número 51 que regentan los herederos de Pastora Pavón, Niña de los Peines.

La rama quedó tendida a lo largo de la calle como romero en jueves de Corpus. Algunos voluntarios la retiraron para que pudiera pasar el tráfico. Justo enfrente están las paradas del 27 y del 32, que en domingo de Pentecostés apenas llevaban viajeros.

En honor de la verdad, el dispositivo municipal funcionó con la mayor diligencia. Primero apareció un retén de la Policía Municipal para evaluar el incidente y preservar la seguridad de los viandantes. Muy pronto llegó una furgoneta de Lipasam, pero no fueron necesarios sus servicios porque enseguida hizo acto de presencia un camión de Bomberos, cuyos efectivos fueron los que finalmente procedieron a retirar la rama de la acera y de la calzada, ante la curiosidad de los pocos turistas que pasaban por la zona. Insólita estampa de una Campana sin veladores pero con las ramas por el suelo.

La endidad bancaria y una clínica dental con el cocinero Ángel León en el escaparate estaban cerradas por descanso dominical. No han puesto todavía los toldos y se caen las ramas, un doble hándicap para un nuevo verano sin Alfarería ni selecta nevería. Cadi dos meses después del Domingo de Ramos, era domingo de ramas. Afortunadamente, el incidente se quedó en anécdota junto al paso de peatones por el que ayer no pasaban ni las cebras. Unos en la siesta, otros en el Rocío, el resto en sus casas o en la playa. El Ayuntamiento de guardia funcionó como un reloj: Policía Municipal, Lipasam, Bomberos, por este orden. Ayer era domingo de quinielas -todos los partidos de Segunda empezaban a las ocho- y la administración de la Campana permanecía abierta.

Los bomberos utilizaron sierras mecánicas para seccionar las ramas y las fueron llevando al camión de Lipasam como en una variante civil de la Oración en el Huerto en el frontispicio de la Semana Santa de Sevilla. Su nudo gordiano, kilómetro cero de sus tradiciones, puerta del cielo por la que ayer no pasaba un alma, salvo los curiosos que presenciaban la involuntaria alfombra de hojarasca sobre la calzada, torno urbano entre el Duque y la Encarnación. Por Sierpes y Tetuán se podía atrapar el silencio; por no haber no había ni despedidas de soltera. Sólo unos ciclistas incívocos soliviantaban la modorra vespertina de la ciudad que, como la Vetusta de Clarín, dormía la siesta, esa palabra que les gusta tanto a los turistas como sangría o flamenquito. El día se fue por las ramas y los bomberos cambiaron la manguera por la sierra.

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