"En el aeropuerto firmé para ir en la lista electoral del PSOE"

Plaza Nueva · Manuel Fernández Floranes

Llegó como independiente con el PSOE, como delegado de Hacienda sacó los primeros presupuestos municipales de la democracia. Se hizo militante y cambió los temas fiscales por la delegación de Fiestas

Manuel Fernández Floranes, en su casa del barrio E del Polígono San Pablo.
Manuel Fernández Floranes, en su casa del barrio E del Polígono San Pablo. / Víctor Rodríguez
Francisco Correal

10 de diciembre 2017 - 09:37

Está a punto de terminar un libro sobre la historia del Polígono San Pablo, donde Manuel Fernández Floranes (Sevilla, 1936) vivía cuando llegó al Ayuntamiento y donde sigue viviendo casi cuarenta años después.

-¿Cómo es este barrio?

-Es un barrio gitano; nació con gitanos, fue creciendo con gitanos. En los buzones son frecuentes apellidos como Vargas o Moreno. En el 67 acabaron el barrio, en el 68 dieron las casas y en el 70 empezamos con la pelea.

-La política no le cambió de casa...

-Cambiaron los inquilinos. Éramos ocho; mi madre, una montañesa del valle del Liébana, la pobrecita es la que más lejos se fue y mis cinco hijos (María Ángela, Ignacio, Laura, Manolito, Tere) están repartidos por el mundo. Ahora sólo vivimos Piedra Alba, mi mujer, y yo.

-¿Cuándo llegan al Polígono?

-Tere, la pequeña, es nuestra referencia. Tuvimos que esperar a que naciera para venirnos para acá. Vivíamos en un piso de treinta y pocos metros en Los Pajaritos.

-¿Qué barrio se encontró?

-El Polígono San Pablo era una especie de erial vecinal, nuevos vecinos que se buscan sin naturaleza colectiva ninguna porque cada uno veníamos de un sitio. De los Pajaritos, Madre de Dios, Triana.

-¿Quién le llama para las listas?

-Estaba muy involucrado en los movimientos sociales, el sindical de mi banco. Nos dejaron fuera del convenio colectivo y todos los lunes me iba a Madrid con la UGT y volvía los viernes. Un lunes se presentó en el aeropuerto un compañero de la UGT diciendo que yo estaba en la candidatura del PSOE y que tenía que decidirme. Allí mismo en el aeropuerto firmé y empecé mi actividad política.

-Delegado de Hacienda, saca los primeros presupuestos municipales en democracia...

-Tuve un gran apoyo en mi gestión, el alcalde Luis Uruñuela, una gran persona del cual nos hemos olvidado demasiado pronto. El primer problema me lo encontré tras la toma de posesión en el Salón Colón. Un alto funcionario del Ayuntamiento se me acercó, me preguntó si era el nuevo delegado de Hacienda y me dijo: "Lle tengo que comunicar que no hay dinero para las nóminas de este mes".

Tras la toma de posesión, un alto funcionario me dijo que no había dinero para las nóminas del mes" El PSOE no estaba, los valedores del Polígono fueron el cardenal Bueno Monreal y Javierre"

-¿Cómo reaccionó?

-"Pues nada, lo buscaremos", le respondí. Nos íbamos a Madrid, al Banco de Crédito Local, donde echábamos nuestras lágrimas y pedíamos nuestros créditos. Y también contábamos con operaciones de tesorería.

-Pasó de un área tan árida como Hacienda a otra mucho más colorista como Fiestas...

-Me han tenido siempre como una especie de todo uso. Cuando se puso malo Paco Díaz Velázquez me hice cargo de Cultura, lo que me permitió conocer mucho a Pulpón, bastante a Camarón y llevarme muy bien con El Lebrijano.

-Venía de los cristianos de base. ¿Chocó con el poder cofrade?

-Hubo tolerancia y comprensión. Los problemas con la Semana Santa vienen por la falta de clarificación y de debate abierto.

-¿Qué pasó con el cartel de Rolando Campos?

-Que revolucionó las conciencias dormidas. En mi opinión, era un cartel exquisito de un artista lleno de sensibilidad y sentimiento que había descubierto la verdad de la Pasión y lo contó en su Cristo Yacente. No sé si era creyente, pero lo de las creencias es tan especial.

-¿Qué le lleva a trabajar en la Federación Andaluza de Fútbol?

-Me lo pidió Eduardo Herrera. Me di cuenta de que allí no debería estar. Yo he practicado hockey sobre hierba y balonmano en Zaragoza.

-El barrio E donde vive limita con Santa Clara. ¿Es frontera?

-Siempre lo fue. Cuando llegamos teníamos que atravesar Santa Clara para llevar al colegio a los niños y no nos dejaban pasar. Pusieron un servicio de vigilancia.

-¿Lo mejor de aquel tiempo?

-Haber conocido a compañeros como Ignacio Guzmán, que acaba de morir, o Paco Barrionuevo o Javier Queraltó, cuyas titulaciones universitarias supieron ponerlas al servicio de la gente humilde.

-Del Valle y Escuredo también vivieron en el Polígono...

-Yo seguí aquí porque era parte de mi vida. Cuando empezó la pelea por el barrio, no apareció nadie del Partido Socialista. Los dos grandes valedores del movimiento vecinal fueron el cardenal Bueno Monreal y José María Javierre.

-Promovió el Diccionario Histórico de Calles de Sevilla...

-Se presentó mucho después, siendo alcalde Rojas-Marcos, que tuvo el detalle de invitarme a la presentación. Fue un equipo formado por Antonio Collantes de Terán, Josefina Cruz Villalón, Rogelio Reyes y Salvador Rodríguez Becerra. También hicimos una carpeta de planos antiguos.

-¿En qué Sevilla nace?

-Nací dos semanas después de empezar la guerra. Vivía solo con mi madre, no teníamos casa y estábamos en casa de unas amigas suyas en la calle San Luis. Ella servía en el triángulo de oro en casa de una gente rica madrileña de la familia del conde de Romanones, los que hicieron esa negación del desarrollo de la ciudad que fue el barrio de Los Remedios.

-Fue delegado de ese barrio...

-Me llevé muy bien con esa gente.

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