"Muchos andaluces les ponían a sus hijos en Cataluña Jordi o Montserrat"

Los invisibles · Emma Martín

Catedrática de Antropología en Sevilla, ha estudiado a los andaluces de Cataluña, el servicio doméstico ecuatoriano y marroquí y el retorno a la sierra de Cádiz.

"Muchos andaluces les ponían a sus hijos en Cataluña Jordi o Montserrat"
"Muchos andaluces les ponían a sus hijos en Cataluña Jordi o Montserrat"
Francisco Correal

21 de marzo 2015 - 01:00

QIUERÍA ser socióloga, estudió Historia de América y se hizo antropóloga. La vida de Emma Martín es igualmente azarosa y multidisciplinaria. Quería ir a Bolivia y terminó en los pueblos de la sierra de Cádiz.

-¿Su Grazalema es como la de Julian Pitt-Rivers?

-Fui allí, a Setenil, Olvera y Arcos, para hacer un trabajo sobre emigración de retorno. Uno de esos emigrantes, que era concejal del Ayuntamiento, me dijo que en Grazalema hubo una represión terrible después de la guerra, que no se iban por el hambre o la falta de trabajo, sino porque eran republicanos o hijos de republicanos. Y eso no aparece en la obra de Pitt-Rivers.

-¿Por qué se interesa por la emigración a Cataluña?

-Quería hacer la tesis sobre el Carnaval de Cádiz, pero la dejé aparcadísima. Lo de Cataluña era una continuación de la emigración de retorno que salió de un proyecto sobre asociacionismo dirigido por Isidoro Moreno.

-¿Vivió con los emigrantes?

-Vivía en el Ensanche, en la zona más bonita de Barcelona. El último año sí me fui a Barberá del Vallès, donde la población de origen andaluz dobla a la catalana.

-¿Esos andaluces retornan?

-Algunos se vuelven cuando los hijos consiguen trabajo, pero la mayoría, yo trabajé allí en los años 80, se convierten en abuelos cuidadores y regresan cuando sus nietos son mayores.

-¿La crisis afectó al proceso?

-Ya la vivieron en 1973, con la ruptura del modelo fordista de desarrollo. En esa época esos andaluces tienen hijos en Cataluña y les ponen Jordi o Montserrat. La aceptan como su tierra, el modelo interior es diferente al modelo exterior, al alemán para entendernos. En Cataluña, con un salario de obrero, vivían mucho mejor que en el campo andaluz como jornaleros. Pero no les daba para volver y comprar un taxi.

-¿Será determinante mañana el voto de los que volvieron?

-Lo que sí es relevante es el voto de los electores de origen andaluz cada vez que hay elecciones en Cataluña. La Semana Santa, la Feria de Abril y el Rocío que se celebran allí se llenan en años de elecciones de políticos en busca del voto. Políticos catalanes y andaluces, en aquellos años veías por allí al presidente Borbolla.

-¿Estudió el proceso migratorio de los montañeses a Andalucía?

-Es muy difícil de estudiar, en Cádiz rara es la familia que no tiene a alguien de origen montañés. En cualquier reunión, más de la mitad tienen los ojos azules. Eso no ocurre en Sevilla.

-Cádiz es la única provincia que ha presentado dos mujeres candidatas a la Junta: Teófila Martínez y Teresa Rodríguez...

-No es que sea una provincia más feminista. Es cuestión política.

-¿Cómo da el salto a la inmigración ecuatoriana?

-Terminé el trabajo de Cataluña en 1986 y empezaban a llegar africanos al cultivo de la fresa en el Maresme antes de que Huelva tuviera la exclusiva. Empecé a interesarme por el trabajo agrícola en los invernaderos de Almería y de ahí pasé al servicio doméstico, a una investigación comparativa entre mujeres ecuatorianas y marroquíes en Sevilla, incluyendo viajes a sus lugares de origen.

-¿Qué diferencia encontró?

-Las ecuatorianas aceptaban quedarse internas. Lo que parecía una compatibilidad cultural, porque hablaban el mismo idioma, escondía una explotación. Las marroquíes no aceptan ser internas porque tenían papeles y vivían con sus familias. Después vinieron las bolivianas, hasta que en 2007 España dejó de ser atractiva para venir a trabajar.

-¿Por qué aparcó el Carnaval?

-Los fundamentalismos culturales son muy malos. En Cádiz todo el mundo es experto en Carnaval y los expertos no tenemos ninguna autoridad. Me costaba trabajo extrañarme, porque formaba parte de una chirigota callejera.

-¿Se disfrazó de Teófila?

-Me he disfrazado de señora de bata de boatiné con rulos, de trovador del Renacimiento, pero de Teófila Martínez nunca.

-¿Por qué eligió la sierra?

-Había mucha emigración y eran los pueblos más bonitos.

-¿Hay un peaje antropológico entre Cádiz y Sevilla?

-Cádiz es una ciudad sin una huerta con una capa media que trabaja en la administración y en los negocios. La presencia del mar es fundamental. No hay una burguesía agraria de caballo y Feria como en Sevilla. Sí hay Semana Santa.

-El jefe del departamento, Isidoro Moreno, es capillita...

-La mejor Semana Santa es la que me pilla fuera. Parecía difícil ser antropóloga sin ser ferviente admiradora de la Semana Santa, pero este departamento es liberal y permite esas heterodoxias.

-¿Y en Cataluña?

-Un párroco de allí, no digo la localidad, me dijo que eso era paganismo. Ateos de Semana Santa y del Rocío hay bastantes.

-Cuando va el Betis a Sabadell hay más banderas blanquiverdes que catalanas...

-Es el equipo de referencia de los andaluces que viven allí. Lo sigue la gente de Granada, de Jaén, que en sus lugares de origen es impensable. El Betis allí es una bandera. La población de Sevilla que emigraba era más del Sevilla que del Betis y se disculpaban porque en sus tiempos el Betis no jugaba en Primera División.

-¿Votarán muchos andaluces a favor de la independencia?

-Habrá hijos de esos andaluces que sí van a votar a favor de la independencia. Los emigrantes de primera generación votan izquierda, que siempre ha sido nacionalista española. El nacionalismo siempre se consideró una cosa burguesa y de derechas. La referencia era Convergencia, porque Esquerra Republicana era un movimiento residual.

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