Año 426: los vándalos conquistan y saquean Hispalis

El Rastro de la Historia

Recreación de la entrada en Roma de los hunos, según Ulpiano Checa.
Recreación de la entrada en Roma de los hunos, según Ulpiano Checa.
Silverio

19 de marzo 2025 - 00:03

El gran historiador de la Antigüedad Antonio Blanco Frejeiro no dudó en afirmar que "desde tiempo inmemorial Hispalis no había experimentado una calamidad de tal magnitud". El que fuese catedrático de las universidades de Sevilla y Complutense de Madrid se refiere a la conquista y saqueo al que los vándalos asdingos (o hasdingos, según otras fuentes) sometieron a Hispalis (hoy Sevilla) en el año 426. Cuando esto ocurrió, la Península Ibérica hacía ya muchos años -desde el 409- que sufría, nunca mejor dicho, la barbarie de aquellos pueblos que, tras cruzar la línea del Rhin, habían devastado la Galia y atravesado los Pirineos. Nos referimos a los vándalos (asdingos y silingos), Suevos y Alanos.

El propio San Isidoro de Sevilla, en un texto estremecedor de su Historia de regibus Gothorum, Wandalorum et Suevorum nos habla de aquellos años extremadamente violentos en el que los hispanorromanos bien conocieron el terror y la arbitrariedad:

"Los que ocupaban España —vándalos, alanos y suevos— cometen muertes y devastaciones por los caminos ensangrentados, incendian ciudades, agotan los recursos saqueados, a tal punto que, a causa del hambre, fueron devoradas por el pueblo carnes humanas; las madres comían a sus hijos, y también los animales, acostumbrados a los cadáveres de los que morían por obra de la espada, del hambre o de la peste, se lanzaban aun sobre los vivos; y de ese modo, azotada toda España por cuatro plagas, se cumplió la predicción de la ira divina escrita antiguamente por los profetas".

Tras un tiempo de anarquía violenta vino otro de relativa y pasajera estabilidad. El rey de los vándalos asdingos, Gunderico, consiguió unir bajo su cetro a los silingos y los alanos, que habían sido derrotados por las tropas visigodas que combatían como aliados de Roma, convirtiéndose así en Rex Wandalorum Et Alanorum. Gunderico era hijo de Godiselo -muerto en combate con los francos- y nació sobre el año 407, probablemente en Maguncia (Alemania). Tras guiar a su pueblo por la actual Francia, consiguió introducirse en Hispania y asentarse en la Gallaecia Oriental. Tras la alianza referida atacó a los suevos, asentados en la Gallaecia Occidental, discordia que fue aprovechado por las tropas romanas del conde de Hispania Asterio, que diezmó a los vándalos, los cuales tuvieron que desplazarse a Lusitania y, después, a la Bética.

Pero a Gunderico todavía le quedaban fuerzas. En el año 422, aprovechó la derrota que le infligió ejército romano del general Castino para saquear la costa levantina y la Bética. Entre sus objetivos estuvo la ciudad de Hispalis, conquistada en el año 426, cuya resistencia generó la ira del rey vándalo, por lo que ordenó a los suyos, como señala Blanco Frejeiro, que se aplicasen en "la destrucción, la matanza y el saqueo". Aunque apenas se tienen noticias de este hecho, no es difícil imaginarse lo terrible que debía ser estar a merced de un ejército de vándalos experto en el robo, el crimen y la violación.

Uno de los edificios hispalenses más codiciados por los vándalos fue la Basílica de San Vicente (cuya ubicación sigue siendo un gran misterio para la arqueología sevillana), que acogía desde los tiempos de Constantino las reliquias del mártir y, por tanto, poseía una gran riqueza. Tanto el obispo e historiador hispanorromano Hidacio como San Isidoro aseguran que fue el propio Gunderico quien se dirigió a aquella iglesia mayor de la ciudad tardorromana para profanarla con sus propias manos. Hidacio nos relata el resultado:

"Cuando puso sus manos irreverentes en la basílica del mártir Vicente, de dicha ciudad, murió por justicia de Dios a la puerta del templo, y fue arrebatado por el demonio".

Por su parte, San Isidoro escribe:

"Destruyó Hispalis, y, cumplida la matanza, se lanzó al saqueo. Gunderico, al poner irreverentemente la propia mano, con la autoridad de la potestad regia, en la basílica del mártir Vicente, de la misma ciudad, murió súbitamente por el juicio de Dios, arrebatado por el demonio delante del templo".

Es evidente que estamos ante un relato de corte legendario, pero lo cierto es que Gunderico falleció en esta ciudad durante el periodo de tres años que los vándalos la tuvieron bajo su bota. Poco después de su muerte, su mujer y sus hijos fueron exterminados por Genserico, el nuevo rey de los vándalos. Y eso no es leyenda.

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