De ausencias y presencias

COLAS kilométricas en Medina y Galnares, que por cierto fallecieron en un accidente de aviación. Diego Martínez Barrio, único sevillano que fue presidente de una República, con sus esposas sucesivas. El paseíllo de Mariano Benlliure: Ignacio Sánchez Mejías (murió el 13 de agosto de 1934, versos de García Lorca), Joselito (lo cogió un toro en Talavera a los 25 años, versos de Alberti) y su hermano Rafael El Gallo, el Divino Calvo, junto a la recitadora Gabriela Ortega.

El túmulo de Juan Belmonte (1892-1962) parece un piano. Lo cogió el toro de la vida, que muchas veces es más terrible que el toro de la muerte. Nació el mismo año que Franco, murió el mismo que Marilyn. Se hará lo que se pueda, le dijo a Valle-Inclán cuando el dramaturgo gallego le comentó lo de Joselito.

El epicentro del camposanto es el Cristo de las Mieles de Antonio Susillo. En torno a un suicida, todos los años tiene lugar la misa de los Difuntos: tuvo el taller en el Patio de la Alameda, tiene su calle perpendicular con Feria, es autor del monumento a Daoiz, de los doce prohombres del palacio de San Telmo y del bajorrelieve de Colón y los indios recibidos por Isabel la Católica en Barcelona que está en el Museo de Bellas Artes.

Hay un gato juguetón junto a la tumba de Chocolate, cantaor gitano con un Grammy. El monumento a Antonio Machín lo preside un ángel negro, alas sevillanas del Caribe. El capicúa de Paquirri: 1948-1984. Dos lápidas junto a un panteón. En uno la fecha de nacimiento, 1969, y la de fallecimiento, 1989, de una estudiante de Medicina. En la otra, sus familiares, incluida al final la de su prometido: Rodrigo. Fuera, el padre explica a alguien por qué viene: es una terapia que me ha servido para convivir con su ausencia y sobre todo con su presencia.

En los panteones familiares conviven generaciones: Eduardo Ybarra Hidalgo (1923-2014) e Iñigo Ybarra Mencos (1960-2015), hermanos del Silencio. La muerte no es una ciencia exacta. El panteón de los sacerdotes parece un balenario de Muerte en Venecia. Está el de la congregación salesiana. Lápida de José Quero Hidalgo, fallecido el 1 de septiembre de 2016 con esta leyenda: "Afectado Operación Clavel y bético de 1,10 pesetas". Ha sido superviviente durante 55 años a la tragedia aérea que sucedió a la riada del Tamarguillo. "Te queremos, Opaíto", se lee al final. La operación Clavel fue en diciembre de 1961.

Paco Reyero, en su libro sobre Donald Trump, habla del Cementerio Hollywood Forever, a unos cientos de metros del Paseo de las Estrellas. Puedes ir al cine sobre las lápidas de Jane Mansfield (de la que fue su abogado el cineasta y jurista de Carmona Víctor Barrera), Cecil B. de Mille, John Huston o Rodolfo Valentino. "El Hollywood Forever es famoso por sus tumbas y por su cine de verano, que se proyecta al aire libre sobre las tapias del cementerio", escribe Reyero.

En las tapias del cementerio de San Fernando proyectan todos los días la película del Vacie, cuya población se ha reducido y rejuvenecido en los últimos años. "Papá, ¿quién es Puente y Pellón?", pregunta un niño a su padre. La mayor parte de los inquilinos del callejero, esa guía para que nos podamos mover por el cementerio de los vivos, ya son inquilinos del cementerio de los muertos.

Uno, dos y tres; uno, dos y tres, cantaba Gabriela Ortega en su juego del redondel. El 1 Todos los Santos; el 2, los Difuntos. El puente los hermana, los confunde. La iglesia de Ómnium Sanctórum luce las banderas de su festividad. Se celebra hoy, pero el arzobispo ofició ayer la misa por razones de agenda. Los santos son los difuntos más vivos; cada cual celebra el día de su santo, aunque empieza a perderse la tradición de llamarse como el titular del santoral de cada día. En la carta de San Pablo a los Tesalonicenses habla de Jesús como "Señor de vida". La cotidiana santidad, siempre la mitad de la mitad.

Santos y Difuntos. Hermoso binomio. Con precedentes tan hermosos como el Mausoleo de Halicarnaso, una de las siete maravillas.