Juicio

El autor del doble atropello alega que el semáforo estaba en verde

  • Fernando Vargas Cornelló dice que aquella noche sólo bebió dos cubalibres de ron, que circulaba a 60 kilómetros por hora y que no vio a ninguna de las víctimas.

"¡Mira para atrás y quédate con mi cara porque voy a estar diez años esperándote!". Esta frase fue la que escuchó ayer Fernando Vargas Cornelló, el autor del doble atropello del Paseo Colón, nada más sentarse en el banquillo de los acusados, donde se le juzga por la muerte de Patricia Alfaro Hervada y Almudena González Domingo en la madrugada del 4 de abril de 2010. El comentario lo hizo uno de los familiares y amigos de las dos víctimas, que también le lanzaron gritos de "asesino y canalla".

Fernando Vargas Cornelló aseguró ayer en el juicio que el semáforo ubicado en el paso de cebra donde se produjo el accidente estaba en verde, que no se lo saltó con la luz en rojo, y que tampoco intentó darse a la fuga tras arrollar a las dos jóvenes. En su declaración, el conductor dijo que aquella noche sólo tomó dos cubalibres de ron, sobre las 20:30, antes de acudir a un partido del Sevilla F.C., y que después no ingirió ninguna bebida más, pero aun así arrojó una tasa positiva de 0,51 miligramos por litro en aire espirado -el doble de lo permitido- cuando fue sometido a las pruebas de alcoholemia.

El procesado, que se enfrenta a una petición de nueve años y medio de cárcel por parte de la Fiscalía y hasta 36 años por las acusaciones particulares, sostuvo que a pesar de beber se encontraba en condiciones para conducir y defendió que no se saltó "ningún semáforo". Según su versión, el primer semáforo que se encontró en el Paseo de Colón lo rebasó en ámbar, en "amarillo parpadeando" aclaró, y los dos semáforos siguientes estaban "en verde". En el último de estos tres, el que está junto a la Torre del Oro fue donde se produjo el atropello, pero según el acusado no vio a las tres jóvenes que cruzaban por el paso de peatones. "Miré el velocímetro, iba a 60 kilómetros por hora, y entonces sentí el impacto" en el vehículo, aseveró.

Fernando Vargas añadió que tras el atropello no intentó darse a la fuga, como también asegura la Fiscalía, que sostiene que el atropello se produjo a una velocidad próxima a los 108 y no a la que dice el acusado. "Dejé de acelerar, iba frenando y me orillé a la derecha hasta que pude parar y me bajé para ver lo que había pasado", afirmó el joven, que agregó que un testigo le dijo que no tenía la culpa, que las jóvenes cruzaron con el semáforo de peatones en rojo. "Le estoy jurando que no las vi. No sé de dónde salieron. ¡Por Dios!, usted se cree que si yo las veo... Para mí no iban cruzando el paso de cebra", llegó a exclamar Fernando Vargas ante la insistencia de las acusaciones sobre si observó a las víctimas. El acusado se echó incluso a llorar cuando su abogado defensor le preguntó sobre el momento en que vio los cuerpos de las víctimas en el suelo.

El conductor añadió que no sabía que Tráfico le había retirado el carné por la pérdida de todos los puntos por otras siete infracciones -entre ellas por saltarse un semáforo en rojo, circular por una calle prohibida y obstaculizar un paso de peatones- y dijo que su madre le había prohibido que cogiera el coche por su adicción a las drogas -afirmó que era consumidor desde que tenía 16 ó 17 años- y porque había tenido otro accidente con un coche que fue siniestro total.

La madre del acusado, Carmen Cornelló, corroboró la versión de su hijo respecto a que hacía dos o tres años que le tenía "prohibido" conducir su vehículo.

En el juicio también comparecieron varios testigos, uno de ellos una menor de 15 años que aseguró que el semáforo estaba "en rojo" y que el coche circulaba "ligero", y el conductor de otro coche que iba justo delante del acusado, que precisó que éste le rebasó "por la derecha" a unos 100 kilómetros por hora y cuando el primer semáforo se hallaba ya en fase roja.

Adrián del Nido, hijo del presidente del Sevilla y que acompañaba al acusado en el coche, explicó que la velocidad no era alta y que "no vio nada fuera de lo normal", ya que su amigo no tenía mermadas sus facultades para conducir.

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