Plaza Nueva | Benito Ponce de León

“Mis hijas bailaron en la Feria con el entonces príncipe Felipe”

  • Apellido de alcurnia, nació en un palacio donde su padre era conserje. Entró mediado el primer mandato de Monteseirín en el grupo del PP, para el que este bético hizo muchos militantes en la peña sevillista

Benito Ponce de León, en la zona peatonalizada de San Jacinto.

Benito Ponce de León, en la zona peatonalizada de San Jacinto. / José Ángel García

EN su currículum vital Benito Ponce de León (Sevilla, 1946) tiene 24 operaciones y una sonrisa de oreja a oreja. Bético y directivo de una peña sevillista, entró de concejal después del 11-S.

–¿En qué Sevilla nace?

–Mi padre era conserje de la Diputación con derecho a vivienda. Los seis hermanos nacimos allí. Conocí a Franco, al rey anterior y al actual. Mis hijas han bailado con el entonces príncipe Felipe en la Feria de 2002. No es por nada, pero tengo unas hijas preciosas.

–¿Su vida laboral?

–Empecé cargando sacos de cincuenta kilos con catorce años y no se me han caído los anillos. Trabajé de recadero en una farmacia, de mancebo en otra y durante 18 años en unos laboratorios farmacéuticos que eran de Barcelona.

–Dicen que llegó al PP de la mano de Alberto Jiménez-Becerril.

–Él vivía en Don Remondo y yo me crié en la plaza del Triunfo. Uno de mis hermanos trabajaba en un centro médico donde Alberto llevaba los niños a la pediatra. Cuando me quedé parado después de las farmacias, casado, con niñas, fue Alberto quien me dijo que habían convocado ocho plazas para Empadronamiento. Saqué una.

–¿Quién lo llama para las listas?

–Ricardo Tarno, vino a verme en mayo de 2001 a la oficina de Pastor y Landero y entré en octubre.

–¿Dónde llevó su militancia?

–Sobre todo en Triana. Soy bético, pero pertenezco a la peña sevillista Santa Cecilia. He hecho a muchos socios del Partido.

–¿Se hace algo en la oposición?

–En la oposición se pueden hacer muchas cosas. Por eso se le llama oposición. Sin insultar a nadie. Yo debatía muchas veces con Susana Díaz. Siempre Benito, decía ella. La relación era cordial. Su padre era fontanero del Ayuntamiento. Por Triana veo mucho a Paco Arcas, que una vez puso en las actas del distrito que me dio una subvención del colegio Cristo Rey de la calle Betis por pesado.

–¿Además del Betis?

–Me gusta el cine y las cruzadas.

–¿Por los templarios?

–Una variante de la sopa de letras.

–¿Las tradiciones de la ciudad?

–Soy hermano de la Macarena y del Beso de Judas desde hace 53 años. Con la Macarena no salí nunca, con el Rocío cuarenta años, hasta que un día, como iba siempre descalzo, cambiaron el asfalto de la Encarnación y se me quemaron los pies. Me curaron las ampollas en la Catedral.

–¿La política es su vocación?

–Mi padre quería que fuera militar. Estuve en el campamento de Cerro Muriano y un teniente en la gimnasia pegaba con una varita de acebuche en las piernas.

–Su particular ‘Ardor Guerrero’, libro de Muñoz Molina de la mili.

–Leí mucho, pero lo dejé. He perdido un ochenta por ciento de la vista en el ojo izquierdo. Tengo 24 operaciones. Una prótesis en la rodilla izquierda, me sacaron una piedra como la taza de grande. El sombrero es por el cáncer de piel.

–¿Su refugio?

–Un apartamento en La Antilla que tenía un cuadro de Alberti.

–Por el Ayuntamiento pasaron arquitectos, catedráticos, ingenieros y un solo Ponce de León..

–Dicen que un antepasado fue conquistador de la Florida.

–¿Cómo conquistó a su mujer?

–La primera vez que salimos fuimos al Cervantes a ver Harlow, la rubia platino y después al Bodegón Torre del Oro a tomar una cerveza y una ración de calamares.

–¿Vínculos con el PP?

–Muchos. A Zoido le felicito siempre su cumpleaños. Coincide con mi aniversario de boda.

–San Benito, patrón de Europa.

–Es por mi padre. Se quedó viudo cuando nací. No conocí a mi madre. Se casó con su cuñada, mi tía María, la hermana de mi madre. Soy el único que le decía mamá.

–Padre en la Diputación, hijo en el Ayuntamiento.

–Una vez, presidiendo con el alcalde los palcos de Semana Santa, Monteseirín me dijo que el apellido le sonaba. ¿Tu padre por casualidad no trabajó en la Diputación? Por casualidad no, estuvo allí 41 años y como si nada. Porque yo no tengo pelos aquí (se señala la cabeza) ni aquí (la lengua).

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