Un baño de nostalgia en Oportunidades

IGUAL descubrió América cuando su abuelo Gumersindo, asturiano de cuna, casado con una sanluqueña, se fue a vivir a Cuba. O cuando Manuel Sánchez Galisteo, su padre, nació en La Habana en 1923, aunque muy niño lo trajeron y bautizaron en el Sagrario. Igual fue cuando ese abuelo indiano de ida y vuelta fue jefe de la prensa comercial de la Exposición de 1929. O cuando mucho después su hermano Antonio recorrió media América y el Caribe entero como director de banca. O tal vez fue cuando en 1991 coincidió en la sección de huecograbado del Abc con una joven periodista, Matilde Jiménez Capmany, que editaba los diarios de Colón de Francisco Morales Pradón, surgiendo un noviazgo que se consolidó en la Expo del 92 y certificó el cura Javierre cuando los casó en la Hiniesta el 5 de diciembre de 1998.

Francisco Sánchez García, Paco Sánchez, descubrió un día varios cajones con ocho mil negativos de fotos de la Expo. El año de los Juegos Olímpicos de Barcelona, este fotógrafo corrió, saltó y lanzó en la Cartuja con el trípode de Coubertin. Una selección de su excelente trabajo se puede ver en la quinta planta de El Corte Inglés del Duque hasta el próximo viernes 12, vigésimo aniversario de la clausura de la Expo.

Fotos hechas en helicóptero, desde uno de los pilares del puente del Quinto Centenario, desde el tejado del cubo del pabellón de España; y nuevas imágenes del legado de la Expo para las que tuvo que subirse a la torre Pelli -cuatro estampas nocturnas absolutamente inéditas-, a la Giralda, donde captó los nuevos puentes, e incluso a la casa de su suegro para reflejar la Sevilla posterior a la caída del muro de Torneo.

Los textos que acompañan las imágenes y los pies de foto los hizo con rigor y parsimonia de coleccionista de recuerdos Mati, la novia del 92. Una Expo en su esplendor pese al susto de febrero del incendio en el pabellón de los Descubrimiento. "Estábamos en un pleno municipal".

Con las portadas de los periódicos en la inauguración y la clausura, Paco Sánchez propone un viaje de nostalgia lleno de futuro. Imágenes muy periodísticas como Lech Walesa, presidente polaco, pasando junto al pabellón de Rusia, o el Rey junto a Fidel Castro instantes después de proponer un café de reconciliación tras la acalorada discusión que el líder cubano mantuvo con la presidenta nicaragüense Violeta Chamorro.

En la fotografía que acompaña a esta crónica, se ve a la reina Sofía dirigiéndose a los fotógrafos para rogarles que no sacaran fotos del resbalón que había protagonizado. Bailes tiroleses, tailandeses y magiares. "Mi padre, todos los días, recortaba la página en la que venían mis fotos y ese material ha sido fundamental para precisar actos y fechas".

Paco Sánchez trabaja desde el año 2000 en el departamento de Fotografía de El Corte Inglés de Nervión. Una empresa que aparece en la muestra en su doble faceta de rehabilitar la torre de los Perdigones y del pabellón alusivo a exposiciones precedentes.

Rodeada de Curros por doquier y de los carteles de la Expo, la muestra es homenaje a los fotógrafos que cubrieron la Expo: a Ángel Doblado, con quien aprendió el revelado rápido, a Fernando Crespo, a Paco Cazalla -que ganó un premio con el Gulliver varado bajo el puente-, a Ángel Moreno inmortalizado desde el aeroplano del pabellón de Murcia. O a otro Paco Sánchez en el acuario del pabellón de Mónaco.

A Francisco Manuel, el hijo de Paco y de Mati, le encanta la fotografía a sus ocho años. El segundo fruto de aquel noviazgo de huecograbado. Su hermana Reyes habría cumplido trece años el pasado 7 de octubre. La bautizó Javierre, el cura que dio el primer pregón después de la Expo.