La baza secreta de Del Bosque

Calle Rioja

Diáspora. Rafael Algaba rompe el perfil. A sus 61 años, este arquitecto técnico ha logrado un trabajo para hacer cuatro mil viviendas modulares en Brasil, cerca de Sao Paulo.

Rafael Algaba, abrazado por su hermana Laura, ayer en la paella de despedida a la que invitó a sus amigos en la calle Relator. / Juan Carlos Vázquez
Rafael Algaba, abrazado por su hermana Laura, ayer en la paella de despedida a la que invitó a sus amigos en la calle Relator. / Juan Carlos Vázquez
Francisco Correal

26 de junio 2013 - 05:03

SU padre le quitó la idea de seguir la tradición familiar de ser ferroviario, la misma que le llevó a nacer en Linarejos, una de las cuatro estaciones de tren que tenía Linares en aquel apogeo industrial de "Linares ya no es Linares sino un segundo Madrid". "Viví once mudanzas, y quizás mi padre me quería evitar todo ese acarreo". Tanto celo y el hijo, ya talludito, con 61 años, ha hecho las maletas para irse hoy mismo a trabajar a Brasil.

Rafael Algaba lleva una semana despidiéndose de amigos y familiares. Ayer lo hizo con una paella en el taller de cerámica de su amigo Paco García Chaparro. "Tengo sobrinos trabajando en Armenia y en Sudáfrica, el hijo de mi hermana Laura es arquitecto e ingeniero de caminos, habla cinco idiomas, y como aquí no había nada para él, está trabajando en un estudio de arquitectura en Chile. Pero ellos tienen veintitantos, treinta años. Yo me voy con los sesenta cumplidos".

Estudió en los Salesianos de Ronda. Se vino a Sevilla para estudiar Arquitectura, dejó la carrera y terminó los estudios de arquitecto técnico. Trabajó en Emasesa, montó su propia empresa, que tuvo el cénit laboral con Javier Queraltó como concejal socialista de obras haciendo muchas calles en barrios de Sevilla. "Durante doce años fui gerente de las empresas de Rafael Álvarez-Colunga. Tenía la oficina en el edificio de la farmacia".

En 2009 se casó en Sevilla con Josenilda, una brasileña a la que conoció ejerciendo su oficio de esteticién en un salón de Albufeira, en el Algarve portugués. "Brasil lo conozco muy bien, sé dónde ir, dónde no ir, me han atracado alguna vez". No le sorprende la efervescencia reivindicativa. "Son las llamaradas del Mediterráneo que nacieron en Túnez, pasaron por España y han llegado a Brasil". Su destino laboral es la localidad de Pinda Monga Nhaba. "Una empresa de Bollullos de la Mitación que no tenía ningún porvenir en el Aljarafe se ha llevado hasta la maquinaria y consiguió la contrata de un proyecto de cuatro mil viviendas modulares". Un programa de los últimos tiempos de Lula que se llamaba minha vida, minha casa. "Mi fuerte es la obra civil: puentes, carreteras, pero el sector de la vivienda no tiene ningún secreto para mí. He tocado la promoción, la construcción, la inmobiliaria".

Estuvo en Maracaná viendo un Flamengo-Fluminense. Sueña con disfrutar el domingo de un Brasil-España, anticipo del Mundial. Va dispuesto a jubilarse en su país adoptivo. "En Sevilla estaba psicológicamente muy mal. No quería morirme haciendo todos los días lo mismo. Y a mis 61 años me encuentro fuerte. A mi sobrino le dicen que no tiene experiencia y a mí que me sobra, es decir, que ya soy viejo. Me niego a levantarme todos los días a las diez, ir a tomarme la tapita, dar la lata en la comunidad, echarme la siesta y después pasarme por la casa-hermandad, ir a ver Rigoletto, que uno ha sido crítico de música, o a un pic-nic".

El hijo del ferroviario va a realizar el viaje más largo de su vida. Dos vuelos, Sevilla-Lisboa y Lisboa-Rio de Janeiro. El antiguo colaborador de Álvarez-Colunga, "el mejor anfitrión, el hombre más amante de la vida que he conocido", tiene dos opciones laborales. Una, como coordinador de la subcontrata, para vigilar que se cumpla el acuerdo suscrito de entregar cuatro viviendas diarias. O bien acometer algunos de los trabajos con sendas cuadrillas de bolivianos y paraguayos.

Conoce bien Brasil, pero no se va de turismo. "Me gusta todo, menos la Amazonía, no me apetece tener que vacunarme cada dos por tres". Hace el viaje a la inversa de Neymar. "La gente aquí está no sé si acomodada o resignada. No se dan cuenta de que ha cambiado el sistema financiero. Y que este cambio va para lejos". Sus dos hermanos mayores ya están jubilados. El tercero se jubila en septiembre. Detrás de Rafael nacieron Laura y Rosario. Las dos hembras del ferroviario.

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