Los Caños y la deuda pendiente con su público que motiva su regreso a los escenarios
El grupo ofrecerá un concierto único el domingo, 15 de junio, en Icónica Santalucía Sevilla Fest después de 20 años en silencio
Antoñito Molina: "Soñamos mucho, pero no nos atrevemos a ponerlo en práctica"

Corrían los años 2000. El apocalipsis nunca llegó. Las familias viajaban tranquilas a las playas andaluzas durante el caluroso verano. La Bomba de King Africa, Que la detengan de David Civera, Mayonesa de Chocolate y Yo quiero bailar de Sonia y Selena martilleaban los oídos de todo un país buscando ocupar el primer puesto. Con estribillos facilongos -las vacaciones están hechas para poner la mente en blanco- y coreografías a prueba de bodas, bautizos y comuniones, no eran pocos los artistas que ansiaban ocupar ese trono conocido como Canción del verano. Éxitos que al llegar septiembre ya estaban aborrecidos y ahora forman parte de la memoria colectiva.
En la radio y en los primeros mp3 de los adolescentes de la época sonaban las canciones de tres chavales gaditanos con greñas rubias que cantaban al amor, al desamor e incluso al amiga date cuenta con ese mítico "Niña, abre los ojos sin temor". Kiko, Javi y Juande eran -y siguen siendo- los culpables de que más de uno se pusiera de estado en el messenger los versos "Bailar en tu boca, / Parece una locura". También de que algún que otro enamorado se dedicara cartas clamando a los cuatro vientos que "Todo lo mio, es para ti / la luna que duerme en tus brazos / y el sol dentro de mí". Que bonito, madre. Los Caños llegaron a lo más alto de las listas de éxito. Llenaban estadios. Protagonizaban giras de infarto por todos los municipios habidos y por haber. Un lustro de desenfreno y después... el más frío silencio. Hasta ahora.
Después de más de dos décadas alejados de los escenarios, regresan el domingo, 15 de junio, para saldar una deuda con su público: una despedida en condiciones. Y lo harán en la emblemática Plaza de España como parte del cartel de Icónica Santalucía Sevilla Fest. "Se han unido varias cosas", explica a este periódico Kiko Gaviño. La primera, "un aniversario muy especial" que no es otro que el de "20 años sin hacer absolutamente nada" juntos. Pero también, "la añoranza" y el deseo de "quitarnos esa espinita de poder despedirnos". Por ello, "los tres llegamos a la conclusión de que era el momento adecuado de volver a reunirnos y reencontrarnos con nuestro público", explica el intérprete. Ese que, a pesar de tantos años, "ha seguido escuchando nuestras canciones".
Aunque el que ha llevado la batuta de este reencuentro ha sido Kiko, Javi y Juande hacen hincapié en que ese cariño "que sigue vivo" -a pesar de haber tomado caminos diferentes- es el que ha facilitado el regreso del grupo a los escenarios. Sobre el abrupto final, los tres coinciden en que posicionar al grupo en la cima "costó su tiempo de trabajo". Pero después, todo fue muy rápido. Corto e intenso. Como la mejor montaña rusa de PortAventura. "Una de las razones que nos obligó a dejarlo fue que dedicábamos mucho tiempo al trabajo, no solo grabando canciones, también haciendo muchos viajes", señalan y apostillan que acabaron "muy saturados de todo".
Cuando la nostalgia engancha
No debemos olvidar que el trío apenas rozaba la adolescencia cuando comenzaron a paladear las mieles de la fama. "No trabajábamos con el afán de tener éxito", simplemente "nos divertíamos mucho haciendo música". Personalidades arrolladoras, canciones sencillas que combinaban el pop -en su momento cumbre con figuras clave como Melendi, Andy y Lucas, El Canto del Loco o los primeros triunfitos- con giros flamencos y un buen directo. "Nos daban un poquito de caña por nuestras pintas, eso sí", bromean. Los tres músicos coinciden en que "la nostalgia engancha", porque "vivimos tan deprisa que los años pasan y no nos damos cuenta... a veces miramos hacia atrás y echamos de menos muchas cosas del pasado". Por este motivo, creen que "la vuelta de Los Caños ha removido tanto a mucha gente", porque "somos un grupo que estuvo presentes en la adolescencia de muchas personas".
En este regreso al pasado para reencontrarnos con esa etapa sin más preocupaciones que hacer los test de la Bravo y leer los consultorios de la Superpop para sabernos comprendidos, los gaditanos prometen "un viaje en el tiempo a través de nuestros discos". Pero también, demostrar que "después de 20 años nuestras canciones siguen muy vivas". Y lo harán a través de un repertorio que mantendrá la armonía original de las composiciones pero innovará en cuanto a arreglos para darles un toque de actualidad. Gran parte de la culpa la tendrá el director musical de la gira, Víctor Elías.
Este regreso no solo implica reecontrarse con el público, también con una industria que ha cambiado a golpe de trap y de música urbana. Donde mandan los 30 segundos que dura una coreografía de Tik Tok y la fugacidad golpea a cada artista. "Antes se trataba mejor la música", reflexionan y hacen hincapié en que "era más tranquilo grabar". "Es muy triste sacar una canción y que al mes sientas que es antigua... antes te metías en un estudio tres o cuatro meses para preparar un disco y eso hoy en día casi nadie lo hace, desgraciadamente", señalan. "Muchas veces somos un poco marionetas de lo que pasar alrededor, pero cada uno debe tener su personalidad y, aunque haya una marea alrededor, contar con la capacidad de olvidarte y meterte en un estudio a crear música", valoran. Lo cierto es que en apenas unos días se reencontrarán con sus seguidores. Esos que han aprovechado cualquier ocasión para evitar –por todos los medios– que sus himnos caigan en el olvido.
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