Cuando Cerro Muriano suena como a Atapuerca
Calle Rioja
El cuartel del Carmen, el de San Fernando o el de Ingenieros donde vivió Cernuda evocan la intrahistoria de un servicio militar que desapareció hace veinte años
Igual que hay que saber de fútbol para entender esta frase de El Jarama, de Sánchez Ferlosio, “hay que tener las piernas de Molowny para bailar contigo”, si uno no ha hecho la mili a lo mejor no comprende a qué se refiere Tolstoi en Guerra y Paz cuando habla de “capturar a uno de los furrieles franceses”. José Rodríguez de la Borbolla (1947), ex presidente de la Junta de Andalucía, entiende perfectamente la frase, porque además en uno de sus arrestos de la mili aprovechó para leer la gran novela del escritor ruso y empezó a fascinarle el personaje de Kutuzov, el militar ruso que derrotó a Napoleón.
El 9 de marzo se cumplieron 20 años del final de la mili, el servicio militar obligatorio. Aznar mandó a sus casas a miles de soldados y puso fin a los reemplazos poco antes de la primavera de 2001. La mili es una institución que creó en 1704 Felipe V, rey más de palacios que de cuarteles (nació en Versalles, murió en El Escorial); entonces la hacían uno de cada cinco jóvenes (los quintos) y la Constitución de 1812 la hizo universal y obligatoria.
Historias de la mili. Ya pura arqueología como la máquina de escribir o los gobernadores civiles. El jueves 17 de noviembre de 1993 unos 35.000 reclutas andaluces iban a conocer su destino castrense. Con tal motivo, este periodista quiso conocer cómo fueron las vivencias militares de personajes destacados de la sociedad. Salvador Távora (1930-2019) trabajaba en Hytasa y antes de dedicarse al teatro hacía sus pinitos en el toreo. Su padrino era Rafael el Gallo, hermano de Joselito, que llegó a la plaza acompañado del general Rodríguez Lecea, que estaba al mando de la Región Aérea. Távora le brindó el primer toro y el general le devolvió la montera con una tarjeta que decía: “Goza usted de permiso indefinido”.
Al pintor Paco Cortijo (1936-1996), Ramón Carande lo recomendó a la biblioteca del Ministerio del Aire. Pero con la música militar le pasaba como a Paco Ibáñez y terminó cuidando vacas en el polvorín de un pueblo manchego. Allí pintó su primer cuadro abstracto. A uno de sus nietos le dedicó un cuadro titulado Trajano insumiso.
Felipe Alcaraz (1943), ex dirigente comunista y ex diputado, hizo la mili en Viator (Almería). La empezó en 1963, el año que muere Cernuda. Año al que ha viajado en su último poemario, Como si fuera un fantasma. El teniente Olegario Fernández organizó una serie de conferencias y Alcaraz habló del comunismo.
El novelista Juan Eslava Galán (1948) la hizo en el mismo destino almeriense. Aprovechó para leer El origen de las especies, de Darwin y anotó un diario que nunca publicó. Trabajó de extra, como coronel mexicano, en el espaguetti-western Agáchate, maldito, de Sergio Leone, con música de Ennio Morricone.
Cuando a Juan Peña El Lebrijano (1941-2016) le salió un contrato en El Duende de Madrid y se disponía a dejar la Venta Antequera, donde trabajaba para Gitanillo de Triana y Pastora Imperio, le llegó la llamada de la patria. Se casó muy joven, con Antonio Mairena y la Niña de los Peines de padrinos, y le contó al general una trola para que lo dejara ir a Nueva York. Tuvo la suerte de que un hermano del general Esquivias Franco era muy aficionado al flamenco.
Rafael Gordillo (1957) hizo el campamento en Cerro Muriano. Le dieron facilidades para entrenar, jugar con el Betis y viajar. El soldado pudo cruzar el muro de Berlín para jugar contra el Lokomotiv Leipzig y el Telón de Acero para enfrentarse en Tiflis al Dinamo de Moscú en marzo de 1978 en partidos de la Recopa. Haciendo patria.
La Hermandad del Carmen Doloroso, que sale de Ómnium Sanctórum cada Miércoles Santo, la fundan un grupo de sevillanos que hacían la mili en San Fernando, en Marina, y allí repartieron las primeras papeletas de sitio. En cada procesión les acompaña una representación de la Marina de San Fernando.
Manuel Otero Luna (1928-2002), antes de llegar a dirigir el hotel Inglaterra, pasó por todo el escalafón.
Trabajaba de recepcionista cuando fue a la mili en 1943. Al frente de la compañía tenía un vasco que en Semana Santa y Feria le daba un mes de permiso. Jesús Quintero (1940) aprovechó la mili para intentar sin fortuna hacerse paracaidista.
La historia de la mili en Sevilla es la de sus cuarteles. El de Ingeniería donde vivió Cernuda. El cuartel del Carmen en el que hizo una intervención artística Julian Schnabel, autor del último cartel de la Maestranza. O el cuartel de San Fernando, hoy convertido en cocheras de Tussam. Acogió el Soria 9, el regimiento más antiguo del mundo. Más de 500 años de historia.
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