Cinco libros fundamentales de Enrique Valdivieso
El Rastro de la Historia

Enrique Valdivieso no surgió de la nada, sino del sustrato de una escuela española de historiadores del Arte que se remonta a ilustrados como Juan Agustín Ceán Bermúdez o Antonio Ponz. Ya más recientemente, autores como Diego Angulo Íñiguez (con cuyo manual de Historia del Arte han estudiado centenares de miles de jóvenes de toda España) pusieron los pilares para que, años después, pudiesen surgir figuras como la de Valdivieso y tantos otros que revolucionaron la disciplina desde el último tercio del siglo XX. En estos últimos días, debido a la trágica muerte del catedrático emérito de la Hispalense, la amplísima nómina de los antiguos alumnos de don Enrique han comentado en distintos artículos la extensa bibliografía de este incansable historiador vallisoletano que convirtió la pintura sevillana en la materia principal de sus investigaciones. Excluyendo los catálogos realizados por Valdivieso, tanto razonados como para exposiciones, he aquí nuestra arbitraria y silveriana lista de sus libros más importantes. Aviso a navegantes: no están todos los que son, pero sí son todos los que están.
1- Historia de la pintura sevillana.
Publicado por primera vez en 1986 por Guadalquivir -la editorial del inolvidable José Sánchez Dubé- es un libro fundamental para introducirse en la pintura realizada en la ciudad desde el siglo XIII hasta la primera mitad del XX. Tiene un abundoso acompañamiento gráfico y, como todos los de Valdivieso, es un estudio donde priman el orden y la claridad. Si no fuese por su gran formato y peso, bien podría considerarse un manual universitario. Como afirma en el prólogo el que fuese director Museo del Prado entre 1983 y 1991, Alfonso E. Pérez Sánchez, "tanto el profesional de la historia del Arte, deseoso de información sobre tantos y tantos artistas sevillanos apenas conocidos y difíciles de asir, por lo vario y disperso de la información a ellos referida, como el simple lector, culto y curioso, amigo de Sevilla y su arte, que solo desea encontrar páginas gratas, bellamente ilustradas, que hablen de la historia de la ciudad y sus artistas, encontrarán aquí cumplida y adecuada satisfacción."
2- Pintura barroca sevillana
También publicado por Ediciones Guadalquivir, en 2003, es el resultado de 25 años de exhaustivos trabajos de estudio y catalogación de la pintura hispalense entre los siglos XVII y XVIII, labor en la que estuvo acompañado al principio por Juan Miguel Serrera, tempranamente fallecido. Para su elaboración fueron importantes los muchos hallazgos realizados gracias a los grandes congresos y exposiciones celebrados a finales del siglo XX sobre figuras como Zurbarán, Velázquez, Alonso Cano, Murillo o Valdés Leal. Una de las grandes aportaciones de este libro es su profundización en el hasta entonces poco conocido siglo XVIII (el XVII, por la gran brillantez de sus pintores, estaba mucho más estudiado). Gracias a este trabajo, como indica el propio Valdivieso, se acabó con "el antiguo tópico de que después de la muerte de Murillo había fenecido también la escuela sevillana". El historiador defiende que, más bien, se observa una "intensa creatividad desde el punto de vista pictórico", con figuras como Domingo Martínez o Juan de Espinal.
3- Pedro de Campaña, un pintor flamenco en la Sevilla del Renacimiento.
Aunque lo publicó hace años La Fundación Sevillana Endesa en una edición no venal, el libro ha sido recuperado en este mismo arranque de 2025 por la editorial Athenaica. Es uno de los trabajos más especiales en la trayectoria de Enrique Valdivieso, porque está íntimamente ligado a la lucha que el catedrático mantuvo para salvar y restaurar el impresionante altar mayor de Santa Ana, con 15 espléndidas tablas de Pedro de Campaña que narran la vida de la Virgen María y sus padres, Santa Ana y San Joaquín, hasta el nacimiento de Jesús. La restauración culminó en 2010. Campaña, pintor de Bruselas que recaló en Sevilla al calor de la riqueza proporcionada por el comercio americano, es uno de los grandes pintores del XVI español, y el libro de Valdivieso la obra esencial para comprender su trayectoria y significado .
4- Vanidades y desengaños en la pintura española del Siglo de Oro.
En este bello libro editado en 2002 por la Fundación de Apoyo a la Historia del Arte Hispánico, Valdivieso trata la influencia en la pintura de esa parcela del pensamiento barroco hispano en la que se trata la dicotomía entre la vida y la muerte, la vacuidad de las cosas terrenas y la brevedad de la existencia, "que no es otra cosa que un sueño fugaz". Como afirma el propio historiador, "en el barroco español se llegaron a plasmar las más horrendas imágenes de la muerte con su podredumbre y descomposición, en unos términos no superados en otras escuelas pictóricas foráneas". No hay que ser muy perspicaz para comprender hasta qué punto su profundo conocimiento de la obra de Valdés Leal (hay quien dice que su Catálogo razonado sobre este pintor del XVII es la gran obra de Valdivieso) le empujó a ampliar sus investigaciones sobre el tema de las vanitas en autores tan diversos como Pedro de Camprobín, Francisco Camilo, Tomás Yepes, Pedro de Acosta o un sin fin de anónimos.
5- Pintura romántica sevillana
Al igual que la primera versión de su Pedro de Campaña, la Fundación Sevillana Endesa editó en 2011 este libro, que demuestra la amplitud de los conocimientos de Enrique Valdivieso, capaz de escribir con solvencia y erudición de los siglos XVI, XVII, XVIII y XIX, tan dispares estilísticamente. Escrito al alimón con uno de sus principales discípulos, José Fernández López, en este volumen se refleja la importancia que tuvo la pintura romántica sevillana, con nombres que hoy siguen siendo muy conocidos por el público culto, como Cabral Bejarano, José y Joaquín Domínguez Bécquer, Esquivel, Manuel Barrón, los dos Hispaleto y tantos otros. Una vez más, Valdivieso y su compañero de aventura realizan un trabajo concienzudo en la que los pintores y sus obras ocupan toda su atención, más que las grandes reflexiones teóricas. Este libro tuvo también la virtud de descubrir pinturas inéditas, como es el caso de Vista de la calle Santo Tomás, de Joaquín Domínguez Bécquer, el tío de Gustavo Adolfo y Valeriano Bécquer que se hizo cargo de ellos tras la temprana muerte de su padre.
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