Una niña sorda deja de ir a clase por falta de acuerdo para pagar la intérprete

La madre ha costeado siete años la profesional hasta quedarse en paro y exige a la Junta que se haga cargo del servicio.

La menor se quedó el jueves en el patio de entrada del colegio junto a la intérprete de signos.
La menor se quedó el jueves en el patio de entrada del colegio junto a la intérprete de signos.
Diego J. Geniz

08 de noviembre 2014 - 05:03

Una niña de 9 años que padece una discapacidad auditiva recibe clases en el patio de un colegio. La imagen que ilustra la información constata este hecho. Ocurrió en el colegio El Buen Pastor debido a la falta de acuerdo entre este centro educativo, la Junta y la familia de la menor sobre el pago y la contratación de la persona que se encarga de la labor de intérprete de signos.

María José Abad ha pasado casi siete años pagando a una intérprete de signos para que su hija, que padece una discapacidad auditiva, reciba clases en el Buen Pastor y se integre con los demás alumnos. Este servicio le ha costado una media de mil euros mensuales. "He antepuesto el bienestar de mi hija a la comida de mi casa", explica esta madre, que se quedó en paro tras el verano. Aunque estos años no han estado exentos de dificultades económicas para costear a la intérprete, el problema se agudizó al principio de este curso. Tras quedarse sin trabajo, Abad ha intentado "estirar" al máximo sus ahorros para seguir pagando a la profesional, hasta que llegó noviembre y se quedó sin recursos económicos. "He tenido que pedir limosna a mi familia para que mi hija no se quede sin intérprete", relata esta sevillana.

Fue entonces cuando se personó en la Delegación de Educación para que le sufragaran el servicio. Su sorpresa llegó al informarse de que todos los centros públicos y concertados cuentan con una partida para personal complementario, en el que se incluye el intérprete de signos en caso de que hubiera algún alumno sordo. Abad se personó en el Buen Pastor, donde su hija está matriculada desde los 3 años, para preguntar y exigir que el colegio, con esos fondos, se hiciera cargo de la intérprete que lleva más de seis años atendiendo a su hija. La respuesta de la dirección del centro concertado -según esta madre- fue aún más sorprendente: "Ese dinero no existe".

Abad acudió de nuevo a la Administración educativa. Allí le dijeron que esa partida sí la había recibido el citado colegio. Ante tal cruce de afirmaciones, la Delegación de Educación fijó para el 12 de noviembre una comisión de conciliación para alcanzar un acuerdo. Hasta esa fecha se establecieron unas medidas cautelares que permiten que la niña acudiera al colegio con su intérprete habitual. Sin embargo, el martes, al llegar al centro, le fue denegada la entrada a la profesional.

Desde entonces la niña ha estado acudiendo algunas horas al colegio para que no denunciaran a la familia por absentismo y ha tenido que permanecer en el patio de entrada del centro al seguir negándosele la entrada a la intérprete. Esto provocó que al Buen Pastor acudiera un inspector de Educación y que se informara de la situación a la Fiscalía de Menores. La madre se ha planteado el cambio de colegio, última medida que adoptaría, ya que su hija "se encuentra integrada con los compañeros y un traslado, debido a su discapacidad, le causaría más traumas que beneficios".

El colegio defiende que el servicio está garantizado

La versión de María José Abad dista mucho de la que ofrece el director del Buen Pastor, Joaquín Egea, quien asegura que el centro sí le garantiza una intérprete a la alumna, "aunque no en las condiciones que exige la madre". Según Egea, este colegio recibe por curso 18.000 euros para personal complementario, y con esta partida contrata a un logopeda, psicólogo y pedagogo para todos los niños. A ello se suma un intérprete "sólo para esta alumna", que supone el 40% del dinero. Este profesional, eso sí, estaría sólo para las asignaturas en las que "realmente" haga falta y sería distinto al que ha trabajado con la menor.

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