El coche 'ponemultas' sancionó el año pasado 27.500 infracciones
El vehículo copa casi una cuarta parte del total de denuncias de la Policía Local
El coche ponemultas, que entró en funcionamiento en enero de 2007 como fórmula disuasoria para las infracciones del tráfico rodado en Sevilla y que permanece desde hace casi tres semanas aparcado por la finalización del renting, interpuso unas 27.500 sanciones durante el año pasado, según informaron a Europa Press fuentes municipales.
Esta cifra representa casi una cuarta parte del total de infracciones que denuncia la Policía Local. En concreto y según las estadísticas del año 2008 -las últimas que se conocen-, la Policía Local presentó 117,922 denuncias por infracciones de tráfico, con lo que, si se comparan con las impuestas con el ponemultas, éstas representan el 23,32% del total.
El radio de acción del vehículo se centra en las avenidas grandes -donde más se sufre el fenómeno de la doble fila- como en el carril bus que discurre por la avenida de Carlos V desde Diego de Riaño hasta el Prado de San Sebastián, la avenida de Luis Montoto, Eduardo Dato o Juan Antonio Cavestany, todas ellas en el barrio de Nervión, "la zona donde más se suele concentrar este tipo de irregularidades".
Los últimos problemas registrados en el polémico ponemultas -que en sus primeros momentos tuvo dificultades de software que obligaron en varias ocasiones a detener su actividad- se han producido por el agotamiento del renting, razón por la cual el Ayuntamiento debe comprar el vehículo y ponerlo a su nombre para poder cumplimentar la documentación correspondiente.
De hecho, fuentes del Sindicato Profesional de Policías Municipales de España (Sppme) explicaron ayer que el vehículo "no ha llegado a funcionar bien al cien por cien", ya que éste siempre tenía algún problema, bien fuera por las cámaras, por el sistema informático o en el sistema de notificación de las sanciones. Respecto a esta última deficiencia, ya superada, el sistema informático inicial con que contaba el coche era muy completo --permitía, entre otras cosas, operaciones relacionadas con barridos de seguridad o registros de vehículos robados-, mientras que el que vino a continuación, según el sindicato de la Policía Local, no contaba con tantas prestaciones.
Así, se daba la circunstancia de que si el ponemultas hacía un recorrido de ida y vuelta por una vía y registraba un vehículo en infracción, este mismo vehículo era multado dos veces si no era retirado en ese lapso de tiempo, lo que obligaba a un trabajo "exhaustivo" de los agentes de la Policía Local que conducen el coche.
El vehículo, que costó 72.000 euros a las arcas municipales y que fue adquirido a la empresa Quality, permaneció durante más de nueve meses con problemas relacionados con el software. El ordenador de a bordo del ponemultas tuvo provocó distintas incidencias a la hora de procesar imágenes, al quedarse congeladas, no detectando de forma correcta ni matrículas, ni marcas, ni modelos de los vehículos infractores.
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