"Hemos creado un mundo perfecto para el consumo y la discriminación"

Los invisibles

Nació el primer día de la década de los 80. Recibió los premios de excelencia Fin de Carrera y Fin de Doctorado y el premio Dragados. Niño de la Expo, mira otros pabellones.

David Moreno, en su estudio de José Laguillo, en el bosque formado con fotos de muchos de sus proyectos.
David Moreno, en su estudio de José Laguillo, en el bosque formado con fotos de muchos de sus proyectos.

26 de febrero 2011 - 05:03

AQUEL tercero de BUP cambió su vida. Ese año, David Moreno (Sevilla, 1980) visitó la Escuela de Arquitectura, germen de su vocación, y conoció en Roma en un viaje de fin de curso a Laura, la mujer de su vida.

-¿Valió la pena?

-Es una carrera muy dura. Dormía una media de tres horas y media diarias. Éramos zombies vivientes por los pasillos.

-Entonces no había paro...

-A las tres semanas de terminar la carrera, me llamó Antonio González Cordón para su estudio. Trabajé sobre todo en concursos, pero con idea de abrir mi propio despacho.

-¿Cómo se hace una arquitectura para la vida?

-Es el título de mi tesis doctoral. El punto de partida fue una actividad de la Escuela con un nombre muy político: Arquitectura y Ciudad Sostenible para un Futuro Europeo. Cuando empecé la investigación, no existía el boom de la sostenibilidad. Y la primera conclusión a la que llegué es que la arquitectura no es sostenible ni verde por definición. Son clasificaciones absurdas. No existe una crisis ecológica. Hay una crisis socioecológica, que es bien distinto. Los problemas no son ambientales. Los problemas ambientales son consecuencia de deficiencias en los sistemas sociales.

-¿Y qué hace la arquitectura?

-Es a la vez causante de esa situación y herramienta para una posible solución.

-¿Habitar y vivir son sinónimos?

-Deberían. Pero como dice el filósofo Peter Sloterdijk, la sociedad vive en un palacio de cristal donde hemos creado un mundo perfecto para el consumo, para la discriminación. Una de las mayores armas de destrucción masiva son los aparatos de climatización.

-¿Existe la casa perfecta?

-No hay recetas, no hay ejemplos idílicos. Ya no sirve la Ville Saboye de Le Corbusier. El problema de la arquitectura actual es que sigue anclada en unas leyes y axiomas de un movimiento moderno necesario en su momento para resolver problemas de insalubridad y desigualdad en la vivienda, a todas luces insuficientes hoy día.

-¿Cuál es el antídoto?

-Nosotros hablamos de territorializar la ciudad frente a urbanizar el territorio. En las ciudades hay un problema de masa, de magma gris. Da igual que el edificio lo haga Zaha Hadid, Moneo, Vázquez Consuegra u otros nombres del star system. Se trata de hacer de un no lugar un lugar.

-¿Cómo se plantea los concursos?

-Para ganarlos o para divertirte. Si lo haces para ganar, sabes que te vas a enfrentar con la realidad normativa, con problemas de gestión y de política. Dos arquitectos franceses que me encantan, Lacaton y Vassal, dicen que la arquitectura tiene que sumar, nunca tiene que restar.

-¿Metropol suma o resta?

-CompoSite, equipo del que llegué a formar parte, fue uno de los que firmó uno de los proyectos finalistas de la Encarnación. Había proyectos mejores que el que se eligió. Sevilla es una ciudad muy tradicional, como arquitecto yo me identifico más con el modelo de Barcelona. Creo que hay que apostar, pero no a cualquier precio. Es una barbaridad que el proyecto de las setas tenga un premio de arquitectura sostenible.

-¿A qué escuela pertenece?

-Me gusta un modelo de arquitectura enzimática, de acupuntura.

-Eso suena muy japonés...

-Una arquitectura de no autor, que ni te das cuenta de que es arquitectura.

-¿La teoría o la práctica?

-Con 24 años empecé a dar clases en la Escuela. Las materias de historia te llevan al pensamiento, las de construcción a la realidad. Si la investigación se queda en un libro, pierde fuerza. Hay que difundirlo y llevarlo a la realidad. Pero hay proyectos con los que ganamos concursos y se quedaron en el olvido.

-¿Eso le hace bajar los brazos?

-Todo lo contrario. Yo tengo un problema: me gusta saber, me gusta conocer, me gusta aprender. Soy doctor, soy arquitecto, pero por encima de todo sigo siendo alumno, me sigo sintiendo estudiante. Estoy haciendo un master en restauración e intervención de edificios. Mi tercer master. Mi mujer dice que no haga más,pero ya estoy pensando en el siguiente. El arquitecto tiene que saber de todo. Hay quien dice que es necesaria la especialización. Es verdad, hay que ser especialistas en todo porque la realidad siempre es compleja.

-La obra es palabra cultural...

-Un arquitecto no deja de ser un director de orquesta, pero si no sabe tocar el violín, si no sabe tocar la flauta, difícilmente la orquesta sonará bien.

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