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Sevilla

"El culpable de que Monteseirín sea alcalde soy yo"

  • Alejandro Rojas-Marcos se niega a valorar al actual gobierno local, pero alega que "a doña Sole, a menudo, le falta un hervor"

Fue, quizá, la única concesión de crítica que se permitió hacia el actual equipo de gobierno local pilotado por Alfredo Sánchez Monteseirín, empecinado como ayer estuvo Alejandro Rojas-Marcos (alcalde de Sevilla entre 1991 y 1995) de no aplicar la lupa a quienes le precedieron o sucedieron en el cargo. "Tengo mi opinión, pero estoy deslegitimado para juzgarlos, lo veo decadente..." justificó. Eso sí, se atribuyó en tono irónico la responsabilidad de haber aupado al sillón de alcalde a quien todavía hoy, 12 años después, sigue en la silla de San Fernando: "Por decir algo cómico, yo soy el culpable de que Monteseirín esté gobernando", espetó minutos antes de extraer un dossier azul con anotaciones con el que puso a caldo a su antigua compañera de viaje en la coalición de gobierno, Soledad Becerril (PP).

Si dicen que entre ambos hubo casi un odio indisimulado en la etapa en que compartieron responsabilidad de gobierno, Rojas-Marcos ayer no se molestó en disimularlo: "A doña Sole, a menudo, le falta un hervor", comentó jocoso al referir el error que había cometido la popular al sostener que Zoido no ganará por mayoría absoluta.

Esa referencia fue la anécdota, pero aún hubo más. Derivó en ella la responsabilidad de que el PA pactara con el PSOE tras las elecciones de 1999, y ello pese a que Aznar, Rato, Arenas y Teófila Martínez respaldasen la reedición del pacto de gobierno que venían firmando. "Todos chocaron con Soledad Becerril, que fue completamente intransigente", recordó Rojas-Marcos, quien negó la versión dada por la ex alcaldesa relativa a que el PA había exigido Urbanismo, a lo que ésta se negó "por principios".

"No fue así. El PA tenía ya Urbanismo porque en el reparto de áreas el PP y nosotros lo hacíamos al descarte, uno escogía primero, y el otro después. Y el PP quiso primero Hacienda. Lo que ocurre es que no se puede querer controlar y hacer ciudad a la vez, y ése fue su error. Después, el partido se le echó encima".

Algo parecido ocurrió con el Metro. "Yo dije ocho meses antes de las elecciones que el PA pactaría con quien le diera el Metro a Sevilla. Se lo propusimos durante una semana al PP, y no lo vio, y el PSOE contestó afirmativamente en 24 horas con tal de coger la Alcaldía de Sevilla".

Hubo retruécanos para Soledad -a quien atribuyó una supuesta alianza mediática que impediría al PA pactar con el PSOE-, pero Rojas-Marcos, con todo, parece que no quedó contento con la alternativa: "Pacté con el PSOE porque Soledad se negó, pero como no estaba de acuerdo con lo que iba a pasar, me negué a formar parte del gobierno; mi partido sí quiso, pero yo no". Y, ¿qué era lo que iba a pasar? Sólo Rojas-Marcos lo sabe, pero ayer se negó a aclararlo.

No entró al trapo de la Encarnación, ni de la red completa del Metro, ni del rascacielos de la Cartuja ni del plan de tráfico del centro. Sí embistió contra el abandono de uno de los proyectos que auspició y por el que le acusaron de megalómano: el Estadio de la Cartuja. "Se llama Estadio Olímpico, pero lo que pasó es que el Gobierno central conminó a políticos y medios de comunicación a llamarlo de la Cartuja para entregarle el testigo de la candidatura olímpica a Madrid", se dolió. "Entonces Sevilla entregó la cuchara".

Rojas-Marcos explicó que la idea inicial del estadio fue para cobijar al Betis y al Sevilla, y que luego surgió lo del sueño olímpico. "Tan tonto no soy como para haber justificado la ejecución de esta obra con la candidatura a unos Juegos a los que, todo hay que decirlo, Sevilla tenía muy pocas posibilidades". Para él, lo importante era "colocar a Sevilla en el foco" y para ello enarboló que contó con el apoyo del PSOE y del PP. "Luego Soledad Becerril quiso regalárselo a Lopera, y como yo dije que ni muerto, abandonó a su suerte el estadio. Y lo mismo hizo después el PSOE. El estadio nació de la mano de todos, pero todos, salvo el PA, lo han abandonado".

¿Y del Urbanismo bajo sospecha, aquel eslogan del que el PSOE hizo bandera en 2004 para cambiar de apoyo y que tan buenos resultados electorales le dio -cambió la bisagra del PA por la de IU-?. "Bueno, entonces yo no era el candidato, sino Pepe Núñez, y éste prefirió no entrar. Ahora bien, si yo llego a ser el cabeza de lista del PA, Monteseirín se entera de la hora que es. No es lo mismo estar bajo sospecha, y sin ni un solo papel que emborrone la etapa de gobierno del PA, que estar bajo condena, como ahora".

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