Los discípulos de Filípides
Calle Rioja
Retos. Historia de dos atletas, el catalán Javier Álvarez y el andaluz Blas Correal, que treinta años después volvieron a correr el maratón de Sevilla, ya con estadio y puentes.
TREINTA años después, han vuelto a correr el maratón de Sevilla. Ya lo hicieron en 1986, la segunda edición, en la Sevilla del alcalde Manuel del Valle, con final en la plaza de España. Lo han hecho de nuevo en la Sevilla del alcalde Juan Espadas. La plaza de España era ahora el kilómetro 30, con un grupo de música heavy animando la carrera, y el final en el entonces inédito estadio de la Cartuja.
Javier Álvarez es barcelonés de Esplugues de Llobregat. Trabaja como pediatra en Arroyo de la Miel y es un coleccionista de maratones. Corrió los de Chicago, Boston, Nueva York, París y Londres, que es como el que suma ochomiles en los Andes y el Himalaya. Blas Correal es mi hermano, el tercero de los cinco. Ayer terminó su cuarto maratón, repartidos entre dos en Málaga y dos en Sevilla. Ha corrido en tres ocasiones la Behovia-San Sebastián que sale del periodístico bar Faisán y clásicas de la provincia como la Sevilla-Los Palacios, la Paradas-Arahal o la Morón-Marchena.
El corredor que regresó a la salida ya es un hombre casado con una andaluza que nació en la Francia de los emigrantes; es padre de dos hijos orgullosos de sus cualidades. En 1986 compartíamos piso junto a la plaza de San Lorenzo, donde celebramos los cuatro goles del Buitre a Dinamarca. Vino a Sevilla a estudiar Geografía e Historia, la carrera más larga que ha corrido en su vida. Fue alumno de Presedo, el catedrático gallego con el que fue de excavación en Nueva Carteya. También realizó un curso de Archivística bajo la dirección de Rafael Sánchez Mantero. Nació en Puentes de García Rodríguez, Coruña, el mismo 1962 en el que mueren Marylin y Belmonte. Aquel 1986 de su primer maratón de Sevilla fue el año de la muerte de Ramón Carande. Mi hermano Blas fue uno de los comensales en una divertida encerrona que le hicimos al hispanista de Capela para que Maruja Torres y Pablo Juliá lo entrevistaran para El País que está en puertas de su cuadragésimo aniversario.
Estos reincidentes de la maratón formaron parte de un equipo de quince corredores que vinieron desde Benalmádena. En el equipo, un camerunés informático y Luis Enrique, que con ese nombre es seguidor del Barcelona pero no lo entrena ya que trabaja como montador de muebles de cocina de Ikea. El ambiente del primer maratón de Espadas fue extraordinario. No faltaron los Pretorianos de Tomares ni el mapa-mundi habitual. Vimos por Calatrava, buscando el puente de la Barqueta, a Lolo Milanés, el director espiritual para esta carrera del actor Antonio de la Torre, debutante en la prueba.
En 1986, el primer maratón de Javier y de Blas, murió Borges, que dos años antes tuvo en Sevilla unas maratonianas jornadas de literatura fantástica. Ayer vi escrito en el cielo de Sevilla el comienzo de los versos de su poema Himno: "Esta mañana / hay en el aire la increíble fragancia / de las rosas del Paraíso".
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