Las dulces historias de la tía Dora
calle rioja
Boticario. El farmacéutico Manuel Machuca presentó en La Raza 'El guacamayo rojo', su segundo libro, una obra en la que novela la historia de su familia de indianos almerienses.
EN 2009, Manuel Machuca (Sevilla, 1963) participaba en un congreso de Atención Farmacéutica y le avisaron de que tenía una llamada telefónica desde Brasil. Una voz femenina le informó de la muerte de su tía Dora. Un personaje crucial en la génesis de El guacamayo rojo (Anantes), segunda novela de Machuca. El farmacéutico autor de Aquel viernes de julio presentó el nuevo libro en La Raza con música brasileña de Chez Luna. Samba y bosa nova.
Dora Belletti, la tía Dora, nació en Sao Paulo, hija de un escultor italiano trotskysta que dejó su país huyendo de Mussolini y una almeriense perteneciente a una familia que salió de Adra en 1904. Las relaciones de Machuca con su tía Dora, prima segunda de su madre, darían para otra novela. Era un niño de diez años cuando ella apareció por Sevilla para saber de sus parientes andaluces; al chaval le fascinaron las historias y comenzó con ella una correspondencia epistolar "que terminó con la pubertad".
En 2002 fue a Brasil como consultor a un congreso de la Organización Mundial de la Salud. Quería encontrar a su tía y le dio la pista a una farmacéutica brasileña. Cinco años después consiguió su objetivo gracias a las pesquisas del marido policía de su colega de recetas y fórmulas. En 2007 se produjo el encuentro. "El mismo día que Hamilton y Fernando Alonso se disputaban el triunfo del gran premio de Inter Lagos y al final ganó Raikkonen".
Recuperaron la relación, esta vez por conversaciones telefónicas semanales. Ella empezó a contarle cosas de la familia que Machuca ignoraba. Le habló de un tío suyo, actor de teatro en Granada, que combatió con la República y al exiliarse a Brasil recuperó su oficio. "Allí fue actor de teatro y llegó a trabajar de secundario en la película El guacamayo rojo". Adaptación de una novela de Jose Mauro Vasconcelos ambientada en unas apreciadas esmeraldas del Amazonas.
Machuca empezó a contar la historia de su familia. No le importó novelarla cuando un día le enseñó el manuscrito a su tía Dora y ésta le dijo: "No pasó así, pero podía haber pasado". Lo que sí es cierto es que la familia emigra en 1904, aunque el destino inicial era Cuba. "En esa parte de Andalucía se cultivaba la caña de azúcar, pero no podían competir con los precios de la Cuba independiente y muchos emigraron. Compraron en Málaga un pasaje para Cuba, donde el cabeza de familia iba a asociarse con un primo suyo. En Málaga les atracaron y les quitaron todo menos los pasajes. Como le daba mucha vergüenza presentarse sin dinero en casa de su primo de Cuba, decidieron coger el primer barco que apareciera. Iba a Brasil".
Este pariente con farmacia en Marqués de Pickman que cuenta la historia se desdobla en dos personajes ficticios. "Me disfrazo de un joven arquitecto sevillano, Luis Guzmán, que en 2011 se queda en el paro, se queda sin novia y decide irse a Brasil aprovechando la oportunidad del Mundial y los Juegos Olímpicos. Su padre, que se llama igual que él, le cuenta la historia del guacamayo. Yo soy un poco los dos".
Dora Belletti se casó con un librero japonés del que después se separó. Eleonora Kawamani, hija de ese matrimonio, es la que le llamó para darle la noticia de la muerte de su tía Dora. Machuca terminó de escribir la novela en Sao Paulo. Para presentarla contó con John Julius Reel, un norteamericano afincado en Sevilla, Alejandro Mejías, sevillano que enseña Literatura en Indiana, y Rocío Muñoz, la joven poeta que le presentó su primera novela en Rosario (Argentina).
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