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El filtro de 'Tres tristes tigres'

  • Libros. Apasionante velada literaria con Griñán, que antes de presentar el libro de Juan Cruz hizo gala de una excelente gimnasia como lector

Griñán, con Carmeli Hermosín y Rosa Aguilar, en la presentación del libro de Juan Cruz.

Griñán, con Carmeli Hermosín y Rosa Aguilar, en la presentación del libro de Juan Cruz. / Juan Carlos Muñoz

Hotel Inglaterra. Juan Cruz y José Antonio Griñán preparan la presentación de la novela Un golpe de vida. El despliegue de autores y autoridades que maneja Griñán deja estupefactos a todos. Habla del mayo francés. "Hace falta una revolución para que se hagan reformas". Una versión mucho más práctica que la sentencia de Lampedusa. Borges por encima de un escritor era un lector. La gente lee mucho a autores que escriben mucho y leen poco. "Nunca estuve en Cuba, pero estoy convencido de que la revolución cubana fue una reacción a lo que estaba ocurriendo en Latinoamérica".

La CIA empezó a meter las narices en todas partes. Rusia tenía la frontera con China. En Chile frustró un proceso desde el liberalismo al socialismo. El cónsul en Viña del Mar es retratado por Costa Gavras en la película Missing, conmovedora actuación de Jack Lemmon. Purdy fue antes cónsul de Estados Unidos en Sevilla, con despacho en el pabellón del 29 y presumía de ser un especialista en Bartolomé de las Casas. Paradojas ideológicas.

El ex presidente de la Junta viajó por textos de André Gide, Borges, Cortázar y Pasternak

"Fraga se tiene que ir a Inglaterra porque no lo quieren en ningún sitio, mucho menos en las Universidades". Claro que Griñán conoce el libro de Juan José del Águila sobre el Tribunal de Orden Público y el proceso contra Julián Grimau, con prólogo de Gregorio Peces-Barba. "Franco cambia todo el Gobierno y los ministros del Opus son los que liberalizan el país. En España no podías editar si alguna vez te habías pronunciado como anticomunista". Aquí habíamos visto Doctor Zhivago (que se rodó en España), pero ¿quién leía a Pasternak? No nos acordamos de lo que le dijeron en su visita a Alexander Solzenitsin, entre otros Juan Benet. Juan Cruz recuerda la defensa que Cortázar hizo de la revolución en Nicaragua. André Gide publicó un demoledor informe después de su viaje a la Unión Soviética y le hicieron el cerco. Olvidaron que había participado en la alianza de intelectuales antifascistas de la República (vino muy joven a la Semana Santa de Sevilla). Visiones de la transición de gente que no estuvo allí, a diferencia del Juan Martínez del libro de Chaves Nogales. Griñán coincidió como inspector de Trabajo con el padre de Pablo Iglesias. En los años ochenta los atentados eran el pan nuestro de cada día. Uno de los asesinados por ETA (10 de febrero de 1997, el mismo año que Miguel Ángel Blanco) fue Rafael Martínez Emperador, magistrado del Tribunal Supremo, tío de Griñán del que habla maravillas en sus memorias el que fuera ministro de Trabajo Licinio de la Fuente, la misma cartera que años después ocuparían Chaves, Griñán y Arenas. La memoria de Griñán, que entre autores, fechas y revoluciones, recuerda perfectamente el día que conoció al periodista: "Nos presentó Borbolla en el campo del Betis, en un Betis-Espanyol". Partido en Segunda, los dos ya estaban matemáticamente en Primera División. El Betis lo había conseguido un domingo antes en Burgos, en el estadio de El Plantío. La misma temporada 93-94 en la que eliminó al Barça de Cruyff y del Dream Team de la Copa del Rey con un gol del ferrolano Juanito en el Camp Nou, rompiéndole la cintura a Ronald Koeman. El reverso del gol de Wembley a Gianluca Pagliuca del 20 de mayo de 1992. Juan Cruz es del Barça. En su novela Un golpe de vida, un armazón de "poesía y prosa" según Mario Vargas Llosa, tiene un protagonismo destacado el diario El País, cuyo primer número, con foto de Areilza en la portada, sale a la calle el 4 de mayo de 1976, el mismo día que nace Iván de la Peña, que muy niño se fotografió con Quique Setién, que acaba de firmar como entrenador del Betis y destacó como futbolista en el Atlético de Madrid, el equipo de Pepe Griñán y de su buen amigo Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla. En el hotel, Griñán saludó a María Dolores Alvarado, viuda de Manuel Otero Luna, madre de Manuel Otero Alvarado, que ha tenido la Feria del Libro como una prolongación de los libros del Trinity, bar irlandés.

El niño y el jubilado juegan en la comba de la memoria en el libro de Juan Cruz, un blaugrana con nombre de futbolista del Madrid, Juan Cruz Sol. Siempre con el periodismo como trasfondo, los tigres de papel de la película de Fernando Colomo. Juan Cruz tarda 19 páginas en mencionar al Barça en su libro. Había quedado en ir a verlo algún día en el Camp Nou con Mark Strand, el poeta que lo invita al balneario de la Umbría en el que inicia la narración, amigo de la galerista Maricruz Bilbao, que en junio de 1990 le gestionó una entrevista con Francis Bacon en Londres que salvaron gracias al Ventolín.Habla Cruz en su libro de Saramago y de Samuel Beckett, irlandés como los libros del Trinity. Habla de los reparos a la revolución de Guillermo Cabrera Infante y la referencia al cubano me trae una deliciosa intuición del poeta Benito Godoque: para calar un buen pregón de Semana Santa en Sevilla hay que averiguar si el afortunado ha leído Tres Tristes Tigres. Joaquín Caro Romero sí lo leyó. Por ejemplo.

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