“¿Tú eres el friki de San Lorenzo?”
Su padre le empadronó en su quincalla de Teodosio para que fuera vecino de San Lorenzo
Cuando se lo presentaron al alcalde de Sevilla, José Luis Sanz le dijo a Ramón Cañizares: “¿Tú eres el friki de San Lorenzo?”. Unas credenciales más que justificadas con libros como el de las 375 páginas que dedicó a San Lorenzo. Un barrio en la historia de Sevilla (2017, autoedición) o La Hermandad de la Soledad. Devoción, nobleza e identidad en Sevilla (2007, Almuzara).
Su padre le empadronó en su quincalla de Teodosio para que fuera vecino de San Lorenzo
Esta semana va a incrementar notablemente su producción. Ayer, en el interior de esta iglesia mudéjar de la que fue párroco el futuro cardenal Marcelo Spínola, presentó San Lorenzo. Guía de una iglesia sevillana. Y esta tarde (18:30) en el Espacio Santa Clara de la calle Becas, hará lo propio con Francisco Pérez de Pineda (1641-1724). Un pintor del Barroco en el barrio de San Lorenzo de Sevilla, volumen 35 de la colección Universo Barroco Iberoamericano que edita la Universidad Pablo de Olavide. Ambos libros con fotografías de Pepe Morán Antequera.
Pese a su militancia con el barrio y con la ciudad, este ingeniero con casi una decena de libros a sus espaldas les ha dado a sus dos nuevas producciones un curioso toque internacional. La guía de la iglesia de San Lorenzo fue presentada simultáneamente con su traducción al inglés, trabajo hecho por Kevin Guzmán Byrne, un sevillano de madre irlandesa que está en la junta de gobierno de la Soledad de San Lorenzo. Los numerosos turistas que se acerquen a esta plaza donde conviven la iglesia de san Lorenzo y la Basílica del Gran Poder podrán tener ajustada información de la parroquia donde conviven tres hermandades: dos de penitencia, Soledad de San Lorenzo y Dulce Nombre (Bofetá) y una de gloria, Rocamador.
El libro sobre Francisco Pérez de Pineda, discípulo de Murillo, también tiene un guiño internacional. Está dedicado a título póstumo a Duncan Kinkead. Este norteamericano llegó a Sevilla “sin saber una palabra de español”, dice Cañizares. “Encontró la emoción en los protocolos notariales. Un buen día entró en el Archivo de Protocolos de la calle Feria y empezó a estudiar a los pintores de cada una de las 24 escribanías en las que estaba dividida la ciudad”. El resultado fue un libro titulado Pintores y Doradores en Sevilla. 1650-1699, que vio la luz en Estados Unidos.
Todo es San Lorenzo en este rincón de Sevilla: la plaza, la iglesia, el bar que hace esquina con la calle Cardenal Spínola donde vivió Romero Murube, hermano de la Soledad, o esta bodeguita más que centenaria en la que hablamos con el autor de los dos libros. Hace un par de años, Manuel Vázquez Lombo relevó a Francisco de los Reyes como párroco. La guía de Ramón Cañizares es una obra coral. “La imprenta ha salido gratis por la colaboración de los parroquianos laurentinos, cada vez me gusta más la palabra, y un par de collaciones limítrofes”.
Si hay un nexo entre los dos libros de Cañizares, el que se presentó ayer y el que ve la luz esta tarde, el lector lo encontrará al entrar en la iglesia de San Lorenzo, que el autor, como buen ingeniero, ha subdividido en 39 planos para ubicar cuadros, imágenes o hitos artísticos y espaciales. A la derecha, está la Capilla Sacramental o del Sagrario. En la cúpula está la huella de Pérez de Pineda. Un artista longevo, vivió 83 años, lo que le permitió conocer bien las entrañas del Barroco. Un hijo natural de sus años mozos, Andrés Leonardo Pérez, siguió sus pasos y tres obras suyas están en el Museo de Bellas Artes. El trabajo del artista en San Lorenzo sería completado por Domingo Martínez y Gregorio Espinal.
Ramón Cañizares nació el 5 de agosto de 1964. El día de la Virgen de las Nieves, “la patrona de Almagro, la villa donde nace mi padre”, del año que coronan a la Macarena. Su trayectoria cofrade es tan intensa como la literaria. “Mientras que mi hermana nació en García Morato, ¿se puede decir todavía?, yo nací en casa, en la esquina de Torneo con Juan Rabadán”. Esa casa pertenecía a la collación de San Vicente. “Mi padre se peleó con don Prudencio, el párroco de San Vicente, y me empadronó en la quincalla o mercería que tenía en la calle Teodosio, que ya era barrio de San Lorenzo”. La quincalla paterna aparece en el Cuaderno de San Lorenzo de Francisco Gallardo, hermano de la Soledad de San Lorenzo y vecino toda su vida de la barriada: nació en la calle Santa Ana y vive en la plaza presidida por la estatua de Juan de Mesa.
El barrio donde nacen Bécquer y su más aventajado estudioso, Rafael Montesinos, donde pasa parte de su infancia Antonio el Bailarín (calle Álvaro de Bazán) y residió Lola Flores, alumna de la escuela de baile de Realito. “A mí me bautizan el 28 de agosto y el 29 ya soy hermano del Gran Poder. He sido hasta costalero”. Su hermana Mercedes, que está a punto de ser abuela por segunda vez (dos nietos, como los dos libros de su hermano) también es hermana y se va a estrenar acompañando al Señor de Sevilla en la Magna.
El friki de San Lorenzo ha puesto el foco en un pintor poco conocido en su ciudad. El libro se lo presentará Fernando Quiles, profesor de la Universidad Pablo de Olavide. “El padre de Pérez de Pineda tenía varias propiedades; él podría haber vivido de las rentas. De todas las casas familiares, se quedó con una que se corresponde con la contraesquina de Clemente, calles Alcoy con Santa Clara. Una casa con casapuerta, patio y lo que más valoraba el pintor, un mirador en la segunda planta que daba a la torre de San Lorenzo”.
Pérez de Pineda vivió la segunda mitad del siglo XVII y el primer cuarto del siglo XVIII. Hay obra suya en San Lorenzo y en la iglesia del Silencio. Uno de sus trabajos más curiosos fue recrear una serie de Rubens sobre mujeres fuertes de la Biblia (Ruth, Judith, Sara, Esther…), una prefiguración de la Virgen María. Curiosamente, Rubens tiene calle en el barrio de San Lorenzo, una arteria que desemboca en Conde de Barajas, la calle donde el día de la charla con Ramón Cañizares un grupo de escolares hacían un trabajo de vídeo junto a la casa donde nació Gustavo Adolfo Bécquer.
En su libro sobre San Lorenzo (el barrio) incluye una detallada cronología. En 1724, el año que muere Francisco Pérez de Pineda, se termina la obra del convento de Santa Rosalía. El 13 de abril de ese año, Jueves Santo, la cofradía del Gran Poder hace estación de penitencia a la Catedral.
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