El laberinto de la Encarnación
COMERCIO El debate en los puestos bajo las 'setas'
Los comerciantes lamentan la mala distribución del mercado y exigen mejoras: "La gente no sabe por donde entrar o salir".
Dos años después de establecerse de forma definitiva, tras 37 años de provisionalidad, la polémica en el mercado de la Encarnación no cesa. Esta vez, el motivo de la disputa no tiene que nada que ver con las precarias condiciones en las que convivieron los placeros durante décadas, sino en algo mucho más banal que, no obstante, trae de cabeza a más de un comerciante: las puertas. ¿Cómo evitar el laberinto que hay bajo las setas? ¿Son seguras? ¿Y accesibles?
La mayoría de los comerciantes están de acuerdo en que hace falta una nueva puerta y que debe ir en la parte de atrás, junto a las cafeterías. De hecho la cooperativa ya votó hace meses y decidió por mayoría colocar el acceso en ese punto. "La puerta es necesaria, desde un principio se dijo que se iba a abrir ahí, se quiere poner en ese lugar porque sigue la orientación natural de las calles del mercado, la gente tiende a ir hacia el fondo, y no encuentra la salida", comenta Juan Carlos Camacho, vicepresidente de la cooperativa.
Por su parte, Manuela Martín, frutera del mercado, opina que "habría que poner más de una puerta, sería más fácil para los clientes. Además, no hay puertas automáticas y muchas personas mayores no pueden abrirla".
Francisco Rodríguez, uno de los comerciantes más antiguos y que se atribuye el mérito de ser de los que más luchó por que el mercado se estabilizara en la plaza de la Encarnación, no opina lo mismo: "Esto es una chapuza, costó más de 100 millones de euros y hay pilares inútiles, alcantarillas sin tapar y olores putrefactos", explica. Su voz es la más crítica. Recorre el mercado y sigue con otras denuncias, esta vez, por la existencia de un único cuarto de baño en todo el mercado, para trabajadores y clientes, "que está en condiciones lamentables". Además, advierte de que no existe ningún tipo de ventilación natural, únicamente el aire acondicionado, "que no tiene filtros y si se acumulan bacterias puede transmitir enfermedades".
Sobre la disputa de las puertas, opina que el lugar idóneo sería el que se encuentra al final de la "calle principal" del mercado, junto a su comercio. "Así los clientes que llegan de aquel lado de la plaza y de la calle José Gestoso pueden entrar directamente". Tantas opiniones como colores.
Pero la decisión está tomada. Y la disputa servida. A ésta se añade el interés por parte de Francisco Rodríguez de traer una escultura que se encontraba en el antiguo mercado y que ahora se guarda en la Academia de Santa Isabel de Hungría: Ceres, la diosa de la agricultura, las cosechas y la fecundidad. Manuela Martín es una de las que apoya el regreso de la diosa: "Se dijo desde un principio que la escultura volvería, era el símbolo del mercado antiguo".
Pero no todos los comerciantes creen que devolver la estatua a su sitio sea una prioridad. El frutero Joaquín Ortega opina que "no es que no estemos de acuerdo, todo lo que se traiga y que atraiga gente es beneficioso, pero hay muchas cosas más importantes y no se puede pedir lo que todo el mundo quiera, hay prioridades".
Juan Vázquez, presidente de la cooperativa, desvela que sólo dos de los más de treinta comerciantes quieren pedir que coloquen la puerta en esa parte y pedir que traigan la estatua.
Dejando de lado dónde debe colocarse la puerta, lo que es cierto es que la apertura de la prometida entrada fue aprobada hace dos meses y todavía no ha sido instalada. El vicepresidente de la cooperativa afirma que "no nos han dado ninguna fecha". Manuel Márquez, pescadero, añade: "Hace dos o tres meses que dijeron que sí, pero aún no han hecho nada".
Entre polémica y polémica, hay algo en lo que sí que están de acuerdo todos los comerciantes del mercado: los vendedores advierten que todas las puertas que se establecieron desde el principio no facilitan el acceso al interior de la construcción, al contrario. "Las puertas abren al contrario que en toda Europa, en vez de abrirse la derecha se abre la izquierda, y hacia fuera, dificultando mucho la entrada, sobre todo a las personas mayores y los minusválidos, que necesitan de alguien que les ayude aguantando la puerta para entrar". Reclaman puertas automáticas, que se abran y cierren al pasar, favoreciendo el acceso. "Llegan a las esquinas y se arremolinan. Si aquí hubiera un incendio la gente no sabría qué hacer", advierte Manuel Márquez.
En la Encarnación, se cierra un debate y se abre la puerta a otro.
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