Un marroquí acusado de matar a otro alega que sólo se defendió

Said B. asegura que clavó el cuello de una botella rota en la yugular de la víctima "sin querer" y "en un gesto instintivo" tras consumir más de cinco litros de cerveza.

Condenado a cinco años el marroquí que mató a un compatriota
Condenado a cinco años el marroquí que mató a un compatriota
Fernando Pérez Ávila

24 de septiembre 2012 - 21:12

Un joven marroquí acusado de asesinar a otro clavándole un trozo de vidrio en el cuello alegó ayer que lo hizo de manera involuntaria durante un forcejeo y que nunca tuvo la intención de matarlo. En el juicio con jurado celebrado ayer en la Audiencia de Sevilla, el acusado, Said B., de 20 años, admitió haber causado la muerte de su compatriota Houssine E. S. seccionándole la yugular con el cuello de una botella rota si bien aseguró que lo hizo al girarse, en un "gesto instintivo" durante un forcejeo con la víctima, que lo sujetaba por la espalda.

Los hechos ocurrieron el 4 de diciembre de 2011 en las afueras de una discoteca del polígono industrial Estación de San Jerónimo, adonde el acusado había ido en compañía de un amigo suyo apodado el Rubio. Said, tras consumir cinco litros de cerveza durante la cena y otras bebidas en la discoteca, así como hachís y tranquilizantes, se enzarzó en una discusión con el novio de una chica con la que había estado bailando. Tras aclarar el asunto en un principio, y después de que el novio de la joven incluso le invitara a unas copas y le facilitara los tranquilizantes, Said fue agredido por un grupo de amigos de la chica y de la pareja de ésta, que lo tiraron al suelo y lo golpearon causándole diversas heridas y contusiones.

Tras esta agresión, el acusado fue asistido por su amigo y, mientras se limpiaba la sangre de las manos y la cara, vio el cuello de una botella rota y lo cogió. Lo hizo con la intención de asustar a sus agresores en el caso de que volvieran. Unos instantes después, notó como otra persona lo sujetaba por la espalda, sin saber qué intención tenía. En un intento de zafarse, Said rompió unas cadenas del joven que lo sujetaba, Houssine, al que asegura que no conocía de nada. En cambio, la Fiscalía mantiene que ambos eran amigos y que compartieron centro de acogida cuando eran menores de edad.

El acusado, que declaró asistido por un intérprete pese a que habla perfectamente español, dijo que la víctima le amenazó con matarle "si no encontraba las cadenas" que antes le había roto en el forcejeo. Según su versión, incluso se ofreció a ayudarlo, pero Houssine le asestó un puñetazo desde atrás que le alcanzó en el ojo derecho. "En ese momento me quedé mareado e intenté defenderme girándome", expuso Said, que recalcó en varias ocasiones que fue "un gesto instintivo" lo que le llevó a clavar el trozo de botella rota en el cuello de la víctima. Incluso llegó a jurar "por lo más sagrado" que tiene en la vida, que es su madre, que asestó el golpe "sin querer".

Tras este suceso, vio que salía mucha sangre de la herida de la víctima -la fiscal del caso lo definió como un "grifo de sangre"- y salió corriendo "porque tenía mucho miedo". Saltó una tapia y fue detenido instantes después por la Policía, a la que admitió la autoría de los hechos. Houssine falleció cinco días más tarde en el hospital por un infarto cerebral causado por la falta de riego sanguíneo y Said se enteró de la muerte a los doce días.

El acusado se enfrenta a una pena de 18 años de cárcel solicitada por la Fiscalía, que entiende que es autor de un delito de asesinato. Según la versión del Ministerio Público, la víctima estaba siendo sostenida por los brazos por el amigo del autor del crimen, algo que éste negó en todo momento. Tanto el joven apodado el Rubio como otro testigo clave en los hechos no pudieron declarar ayer, el primero por encontrarse en ignorado paradero y el segundo por haber sido expulsado de España. La Fiscalía también pide la expulsión de Said una vez finalizada la condena. La defensa pide su absolución.

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