Para mayores sin reparos
EN Andalucía hay 975.759 personas mayores titulares de la Tarjeta Andalucía Junta 65, pero el cineasta Benito Zambrano nunca consiguió que su madre fuera a un centro de adultos en su Lebrija natal. Ni que su padre acudiera nunca a un centro de día. "Dice que eso es cosa de viejos. Ahora estará llegando al Chocazo, una taberna de Lebrija, para tomarse un vaso de vino y jugar una partida de dominó con los amigos".
Los titulares de esa tarjeta se beneficiarán de descuentos en cines en virtud de un convenio suscrito por la Consejería de Igualdad y Bienestar Social y Unión Cine Ciudad. La experiencia se inició ayer con la proyección en el cine Cervantes de La voz dormida, el mismo cine donde Zambrano estrenó Solas.
Hizo bien Félix Rodríguez, dominicano de cuna, gerente de los cines Cervantes, Alameda y Avenida, en relajar el ambiente. Unos trescientos mayores de centros de día de Triana, Macarena, Heliópolis, Cerro del Águila y Ciudad Jardín hablaron de su relación con el cine, de ese tránsito de ir con la novia a ver Doctor Zhivago en el Pathé a acompañar al nieto a Harry Potter. De las risas y la nostalgia -alguna recordó las Galas Juveniles de Adelita Domingo en el teatro San Fernando- se pasó al duro trago de ver la película.
No es película apta para nietos, aunque éstos, si no han cumplido los 12 años, podrán ir gratis todos los sábados a las sesiones matinales con sus abuelos. Antes de la proyección, la consejera de Igualdad, Micaela Navarro, y el propio Zambrano ensalzaron el sacrificio de este público. "Sois la generación que más renuncias ha hecho a lo largo de su vida", dijo la consejera. Zambrano, que se congratula de que acudieran exponentes "de los que ganaron y de los que perdieron la guerra", les devuelve el protagonismo que les arrebataron los historiadores. "Este país lo habéis levantado vosotros, no lo han levantado los políticos ni los ricos".
Ensayo con público del regreso de Zambrano a los Goya, donde su película tiene nueve nominaciones. "Empiezo a temblar. Si gano, qué digo; si pierdo, qué cara pongo". María León está inconmensurable. No consigue salvar a su hermana (Inma Cuesta) del pelotón, pero salva la película. Sus lágrimas se contagiaron al patio de butacas.
"Me voy a poner en la última fila por si me tengo que salir", decía una señora. En pleno interrogatorio de Pepita (María León), llegó el intermedio en el argot cinematográfico. "Algunos se han ido, no han soportado la dureza de la película", dice una portavoz de la delegación, "a una le mataron al padre en la guerra".
Se sucedían los comentarios. "Ésa es la pura verdad, pero clavada, clavada...". "Es muy dura para nosotros, coño, los mayores". "Yo siento vergüenza ajena de un país que fue capaz de esas cosas". "Muy bonito, oiga, pero si sé cómo es no vengo, porque ahora me llevo cuatro noches con el corazón encogido".
La consejera Navarro no se quedó a ver la película. En la pantalla, una monja, la más severa con las reclusas, era su viva estampa. Zambrano le dedica la película a sus cuatro hermanas. El que fuera rival de Almodóvar, contó casi todo sobre su madre. "Tuvo siete hijos y dos abortos cogiendo algodón. La pobrecita malamente sabía leer y escribir. Cada día se quedó más sola e inactiva hasta que se me apagó". La Consejería maneja el concepto de envejecimiento activo en el que se inserta este convenio del cine para mayores sin reparos.
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