De novicias a abadesas del convento

Sintonía. Poesía y novela hermanadas. Aurora Luque fue a la velada de poetas de Santa Clara a la hora que su hermana Herminia presentó una novela en el parque.

Blanca Andreu (a la izquierda) y Aurora Luque, en Santa Clara.
Blanca Andreu (a la izquierda) y Aurora Luque, en Santa Clara.

17 de noviembre 2011 - 05:03

BLANCA Andreu (La Coruña, 1959) tenía 21 años cuando ganó el Adonais de Poesía con De una niña de provincias que se vino a vivir en un Chagall. Aurora Luque (Almería, 1962), publicó con 20 años su primer libro de poemas, Hiperiónida. Tenían edades de novicias y ahora pasean con reputación de abadesas por el claustro del convento de Santa Clara convocadas por el primer encuentro Vandalia de Poesía. De Coruña a Almería se puede trazar una diagonal con versos de Valente, almeriense gallego lleno de viceversas. Blanca Andreu y Aurora Luque siguen siendo las más jóvenes en el libro Elogio de la Diferencia, de Antonio Rodríguez Jiménez, que este periodista cordobés subtituló Antología consultada de poetas no clónicos.

Aurora Luque no es clónica ni de su hermana. Las dos actuaban en Sevilla a la misma hora. Aurora, entre poetas como Caballero Bonald o Pere Gimferrer; Herminia Luque, en la Biblioteca Infanta Elena, donde Antonio Rodríguez Almodóvar le presentó su novela El códice purpúreo. Profesora de instituto, es especialista en la Ilustración y en la novela policiaca y entre esas aficiones, se lee en una reseña biográfica, "cultiva con esmero su pasión antideportiva". Aurora Luque, su hermana, es una de las firmas que aparece en el libro Selección Española, que no es la de Vicente del Bosque, sino el compendio de Última Poesía Española que se editó en Gijón en 1995.

Caballero Bonald llegó al convento con su amigo de veranos sanluqueños Julio Manuel de la Rosa. El autor de Ágata ojo de gato posee una fascinante permeabilidad literaria. Se cuela por los libros ajenos. En el Colegio de Médicos, Nicolás Salas presentó su volumen sobre el Tamarguillo, riada que tiene lugar en 1961, el año que Caballero Bonald gana el premio Biblioteca Breve con Dos días de septiembre. Ayer presentó Manuel Melado en la Fundación Cruzcampo su libro Me mató una soleá. Incluye una de Caballero Bonald: "Lo lleva escrito en la cara: / se le va pasando el tiempo/ sin que nunca pase nada".

Justo Navarro sabe que Vandalia, el nombre de la colección de poesía que dirige Jacobo Cortines, es también el nombre de un equipo de fútbol de la localidad granadina de Peligros. "Cuando subieron a Tercera fue una fiesta", recuerda el autor de F., espléndido retrato novelado de Gabriel Ferrater.

Lástima que ya no vivan ni la taberna ni el tabernero que regentaba el bar Porma. A Blanca Andreu, viuda de Juan Benet, le hubiera gustado conocer esa especie de consulado leonés con el nombre del pantano donde trabajaba el ingeniero de Caminos y novelista cuando terminó de escribir Volverás a Región. Pensé en Benet cuando elegí las escaleras en lugar del ascensor para subir al salón de actos de Santa Clara. Alguna vez, la escritora coruñesa ha contado que su esposo siempre vivió en casas sin ascensor, con el argumento de que hay un músculos en las rodillas que se atrofia si no se ejercita en el hábito de subir y bajar escaleras. El Peligros bajó.

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