Tribuna de Opinión

Carlos Pérez-Lanzac / Fundador de Vitur

La oportunidad para Sevilla: movilidad y flexibilidad, fiel a su esencia

El autor defiende que el auge del alojamiento flexible en Andalucía, y especialmente en Sevilla, constituye un indicador claro del momento económico y social del que disfruta la región

Turistas en la Plaza de España.
Turistas en la Plaza de España. / Jose Manuel Vidal / EFE

21 de diciembre 2025 - 06:20

Hay ciudades que cambian sin hacer ruido. Sevilla es una de ellas. Mientras algunos siguen mirando únicamente a su herencia monumental —que, por cierto, sigue ahí, intacta y desafiante— la ciudad evoluciona en otro plano menos visible: el de la economía real, la que crea actividad, atrae talento y redefine cómo vivimos, trabajamos y viajamos. En ese escenario, el auge del alojamiento flexible en Andalucía —y muy especialmente en Sevilla— no es una anécdota del turismo contemporáneo, sino un indicador claro del momento económico y social que vive la región.

Andalucía atraviesa un ciclo expansivo que no se veía desde hace tiempo. En 2024, su economía creció un 3,3 %, por encima de la media española, y su PIB supera ya los 199.000 millones de euros. Esta evolución se traduce en más movilidad residencial, profesional y turística: más personas que vienen, más que se quedan y más que necesitan soluciones de alojamiento que no encajan en los moldes tradicionales.

Ese es, precisamente, el terreno donde el alojamiento flexible está demostrando su solidez. Andalucía lideró en 2024 el número de noches reservadas en Europa a través de plataformas de corta estancia, con 44 millones de pernoctaciones. Y Sevilla, que durante años convivió entre el interés turístico y la necesidad de ordenar su parque de vivienda, está encontrando un punto de equilibrio más maduro. La ciudad acoge hoy perfiles muy diversos —profesionales desplazados por proyectos, estudiantes internacionales, trabajadores híbridos, turistas residenciales, nómadas digitales— que buscan estancias de semanas o meses sin la rigidez del alquiler convencional ni el coste del hotel tradicional.

Un 3,3% más de visitantes

La tendencia se refleja en las cifras. En 2024, Sevilla incrementó un 3,3% su número de visitantes respecto al año anterior, impulsada por un 16% de crecimiento del turismo internacional. La oferta especializada ha ganado presencia y la ciudad se beneficia de un modelo más claro, estable y orientado a perfiles que aportan valor. En un contexto en el que el debate sobre el turismo puede encenderse con facilidad, Sevilla está demostrando que es posible equilibrar actividad económica, convivencia y calidad de vida, incorporando soluciones de alojamiento flexible que permiten absorber una demanda creciente sin distorsionar la ciudad.

La futura ley de turismo de Andalucía, que establecerá un marco de mínimos para las distintas modalidades de alojamiento flexible, llega en un momento oportuno. No solo aporta seguridad jurídica a quienes invertimos y operamos; también anticipa la respuesta a un mercado en expansión y ayuda a evitar la improvisación que tanto daño ha causado en otras ciudades europeas. El “stock” nacional del alojamiento flexible se ha multiplicado por cinco desde 2020, y las previsiones apuntan a que podría triplicarse antes de 2028. En ese escenario, Sevilla parte con ventaja: su creciente capacidad para atraer eventos y congresos, empresas y talento internacionales, turismo sanitario, idiomático, deportivo, cultural y académico la sitúa como uno de los destinos con mayor potencial del país.

Por todo ello, afirmo con convicción que el alojamiento flexible en Sevilla y en Andalucía goza de buena salud. No porque lo diga el sector, sino porque lo reflejan los datos y el comportamiento de la demanda. Lo que está cambiando no es solo la forma de visitar una ciudad, sino la propia manera de desplazarse, de experimentar un destino y de relacionarse con él. Es un cambio estructural, no coyuntural: la gente se mueve con más flexibilidad, alterna estancias, trabaja en remoto, cambia de residencia temporal… y necesita soluciones adaptadas a esa realidad.

Lo que cambia y lo que permanece

Sevilla, con su mezcla de tradición y modernidad, tiene la capacidad —y la necesidad— de liderar esta transición. La ciudad siempre ha sabido combinar lo que cambia y lo que permanece. Ahora, en materia de alojamiento, tiene la oportunidad de demostrarlo de nuevo: profesionalizando, integrando mejor la actividad en el territorio, diversificando tipologías y zonas, y entendiendo que flexibilidad no significa desorden, sino capacidad de adaptación y competitividad. Es un enfoque que no solo responde a la demanda del visitante: también acompaña la evolución natural de la propia ciudad.

En un momento en que Andalucía crece, se abre y se moderniza, el alojamiento flexible no es un actor menor. Es una pieza esencial para absorber de forma sostenible ese crecimiento, generar empleo, atraer talento y construir un destino más competitivo y equilibrado, con más que ofrecer tanto a sus residentes como a quienes la visitan.

Sevilla, una vez más, está encontrando su propio ritmo. Y lo está haciendo sin perder su esencia, que es —al final— su mayor fortaleza.

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