Pablo del Barco

Los pasos inéditos de un editor

  • Paisano del Cid, desayuna todos los días 'con' Viriato. Galerista junto al palacio donde nació Antonio Machado, reeditó las Sevillas que vivió su hermano Manuel.

EL 11 del 12 del 13 Pablo del Barco (Burgos, 1943) cumplirá 70 años. La mitad de ellos los ha vivido en Sevilla. Una ciudad a la que vino dos veces. La primera, de Jerez, por problemas políticos, tras la denuncia de un profesor que había sido alumno de Antonio Machado. La segunda vino de más lejos, de Brasil, donde nada más llegar participó en un homenaje a Antonio Machado en el centenario de su nacimiento. La sombra del poeta le persigue. Invitado a participar en un congreso en Italia en representación de la Universidad, descubrió que la plaza de ponente la había ocupado Alfonso Guerra.

Quizás para espantar viejos fantasmas, Pablo del Barco se presenta en el palacio de las Dueñas donde nació Antonio Machado con un libro sobre su hermano. Este burgalés escribió Las Sevillas de Manuel Machado, reeditado en 2010, el año que España ganó el Mundial, que le dieron el Nobel a Vargas Llosa y que Sevilla presidió la red de Ciudades Machadianas. "Manuel ejerció siempre de sevillano, cosa que Antonio no hizo. A éste no me lo imagino paseando por la ciudad. Pasearía más por el campo".

Poeta, pintor, galerista, traductor, profesor -un año en el San Francisco de Paula en la primera de sus huidas- tiene un turno de bares a lo largo del año, siempre muy cerca de su galería de San Juan de la Palma, en ese cogollo artístico donde tuvo su estudio Enrique El Cojo y donde vive una de sus más aplicadas alumnas, la duquesa de Alba.

La cita es en La Cacharrería, un bar de la calle Regina que antes era el Novelty. "Vengo todos los días a las ocho y media, si estoy inspirado escribo un poquito". Antes de que llegue el calor, desayuna en el bar San Juan de la Palma, donde nace la calle Viriato. "En invierno me gusta ir al bar Alcázares y los fines de semana al Hércules". Este bar hace esquina con la calle Guadiana, donde tuvo su primera vivienda sevillana. "Una casa de la familia de mi ex mujer, unos cántabros que se vinieron después de la guerra".

Del palacio donde nació el autor de Campos de Castilla salió en 1997 la hija de la duquesa para casarse con un torero. Pablo del Barco tiene curiosos nexos con la madre del novio y con el padrastro de la novia. Por partes. "Cuando llegué a Brasil, me hice muy amigo de la familia de Prades, un uruguayo que era colaborador del productor cinematográfico Samuel Bronston. Lola y Jaime Prades, los hijos, fueron compañeros de colegio en San Pedro de Alcántara de Carmina y Belén Ordóñez y Miguel Bosé".

Con Jesús Aguirre su contacto fue más directo. "Me pidió alguna colaboración para El País en la época fundacional. Cuando estaba en Taurus, me llamó para hacer una reedición de Los complementarios. Había visto la versión que publiqué en Alianza Editorial de Juan de Mairena, pero la familia no dio la autorización".

El bar Dueñas se llama como la calle y el palacio. Es una peña oficiosa de jugadores de ajedrez. "Una vez me pareció ver jugando a Javier Krahe. Era la época en la que venía por Sevilla con Sabina y Chicho Sánchez Ferlosio". Hablamos de iconos burgaleses: de Félix Rodríguez de la Fuente, hijo de Poza de la Sal, "un pueblo muy próximo a Atapuerca donde se hizo la primera plantación de chacolí, aunque los vascos miran para otro lado"; de Rodrigo Díaz de Vivar. "En Burgos se concentró una multitud cuando llegaron Charlton Heston y Sofía Loren para el rodaje de El Cid. A la gente no le gustaba la actriz napolitana como doña Jimena".

Hay un pasado burgalés, fortuito pero determinante, de uno de los Machado. "Como todos los 16 de julio, aquel año 1936 Manuel Machado fue a Burgos a celebrar el día del Carmen con su cuñada, una monja que estaba en Burgos, hermana de su mujer, Eulalia Cáceres. Como se demoró en acicalarse, perdió el autobús y se quedó allí atrapado. Y pasó una noche en el calabozo".

Vive en la zona con más editores por habitante: José Manuel Padilla, Rogelio Delgado, Pablo del Barco. Paseaba por Triana "pero la calle Betis es un chiringuito permanente". "Me gusta la Sevilla sutil, no esa Sevilla brutal de grandes edificios que nos están imponiendo". Publicó una visión de Sao Paulo que tituló La ciudad reflejada, su modelo de Sevilla es la que paseó Joao Cabral de Melo Neto, cónsul brasileño en la ciudad a la que dedicó libros como Andando Sevilla o El crimen de la calle Relator.

Trabajó con un soriano muy poco machadiano, Jesús Gil. "Estuve con él en Eurovillas, una urbanización donde había un chalé que le regaló a Massiel cuando ganó Eurovisión". Vecino de la Amargura y del Cristo de Burgos, su primera visión de la Semana Santa fue de la Macarena.

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