La reforma de la ley antitabaco enciende otra vez a los hosteleros

Los dueños de grandes establecimientos critican al Gobierno por los gastos que tuvieron que realizar en 2006 para separar las zonas · Creen que esta normativa se debería haber aplicado desde el principio

Zona habilitada para fumadores en la taberna del Rinconcillo tras la orden de 2006.
Zona habilitada para fumadores en la taberna del Rinconcillo tras la orden de 2006.
Diego J. Geniz / Sevilla

16 de diciembre 2009 - 05:03

Las intenciones del Gobierno de acabar con los malos humos han encendido otros. Los de los hosteleros sevillanos. Las reformas que tuvieron que costear hace cuatro años para adaptarse a la ley antitabaco de 2006 se han quedado obsoletas y el gasto, sin rentabilizar. La nueva normativa que el Gobierno aplicará el próximo año prohibirá fumar en los espacios públicos cerrados. El cigarro estará prohibido a partir de 2010 en todas las cafeterías, bares y restaurantes. El único aspecto que valoran los empresarios es que todos los establecimientos, con independencia de su extensión, tendrán que acatar la orden, por lo que no existirá "competencia desleal", siempre que la Junta incremente las inspecciones sanitarias.

La ley que entró en vigor el 1 de enero de 2006 prohibía fumar en los lugares hasta entonces permitidos, como el trabajo, espacios culturales y zonas privadas cerradas de menos de 100 metros. En aquellos locales que superan esta extensión sus dueños estaban obligados a habilitar un zona de fumadores con separación reglamentaria y máquina de extracción de humos incluida.

Esta normativa suponía un cambio de hábitos en los clientes y una adaptación por parte de los medianos y pequeños establecimientos que obligó a la Junta a dar una moratoria para la aplicación de la ley, que no entró en vigor en restaurantes, cafeterías y bares de copas hasta el 1 de septiembre de aquel año, aunque pocos hosteleros cumplieron los requisitos en la fecha prevista. Los informes de asociaciones de consumidores reflejaron que sólo el 22% de los locales con más de 100 metros cuadrados separaban la zona de fumadores con los requisitos establecidos; es decir, que ni la cuarta parte cumplían la orden, pese a la posibilidad de enfrentarse a multas de 10.000 euros. Dicho porcentaje, por mínimo que fuera, colocaba a Sevilla a la cabeza de España en grado de cumplimiento. La cierta beligerancia de la Consejería de Salud (organismo encargado de velar por la adaptación de los locales) ha permitido que bastantes negocios, sobre todo bares de copas y discotecas, lleguen a la actualidad pasando por alto la orden de 2006.

Los pocos empresarios que en aquel entonces hicieron frente al gasto derivado de la reforma de sus locales ven ahora que aquella inversión les ha servido de poco. La nueva ley prohíbe fumar en todos los espacios públicos cerrados. La separación no se contempla, lo que ha provocado las primeras críticas de los hosteleros, que no entienden cómo el Gobierno no aplicó desde el principio la normativa que entrará en vigor el próximo año, con lo que se hubieran evitado gastos innecesarios.

El primero en pronunciarse ha sido el presidente de los hosteleros sevillanos. Juan Robles considera que "no ha dado tiempo a amortizar" las inversiones de muchas empresas para adaptarse a la ley de 2006. Su negocio gastó hasta tres millones de euros en hacer reformas de varios locales para crear zonas de fumadores. "Hubo que poner mamparas de cristal y máquinas extractoras de humo", dice Robles.

Ahora queda la sensación de que no sé sabe para qué se ha gastado ese dinero. "La nueva ley ha venido a sumar más inseguridad en el sector", dice el presidente de los hoteleros, una afirmación que comparten otros profesionales del sector, como Baldomero Murillo, encargado del Horno de San Buenaventura de la calle Carlos Cañal, la única cafetería de esta cadena donde se creó hace tres años una zona de fumadores.

"El gasto no lo hemos rentabilizado. El salón de fumadores ha tenido poco uso porque, al no permitirse la entrada de menores de 18 años, muchas familias han optado por irse a otro establecimiento que, aunque más pequeño, no estaba libre de humos", explica Murillo, quien confía en que con la próxima normativa no exista esa competencia, "ya que si no se puede fumar en ningún sitio la gente tendrá que adaptarse e irse a los espacios abiertos".

Éste es el aspecto más positivo que subrayan los dueños de grandes y pequeños negocios, entre los que existe la duda sobre la fecha concreta en la que entrará en vigor la normativa. "Si se prohíbe en todos los locales no habrá competencia desleal", asegura Ana León, encargada del bar de copas Bestiario, junto a la Plaza Nueva. Ésta es precisamente la asignatura pendiente de la Administración "hacer que se cumpla la ley", para lo que la Junta tendrá que incrementar las inspecciones.

Los hoteleros, sector en el que también tendrá gran incidencia la orden, comparten las mismas quejas de la hostelería: la orden la tendría que haber aplicado el Gobierno desde el principio. El gerente de la Asociación de Hoteles de Sevilla, Santiago Padilla, añade que la nueva ley llega en mal momento: "La crisis no es época para restringir hábitos en los clientes".

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